Actos de homenaje a San Fernando Rey en Sevilla y Burgos



Con apenas cinco días de diferencia, durante el presente mes de noviembre se han conmemorado dos importantes efemérides relacionadas con la vida de San Fernando: así, el pasado sábado día veintitrés se conmemoraba el setecientos setenta y un aniversario de la reconquista de la ciudad de Sevilla, y el miércoles veintisiete el octavo centenario del armado como caballero en el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos. Como es norma en nuestra Asociación, tan vinculada desde su fundación con la figura del Santo Rey de Castilla, hemos estado presentes en ambas efemérides.

El sábado 23 de noviembre una representación de la A.C.T. Fernando III el Santo de Palencia asistió por décimo tercer año consecutivo a las celebraciones religiosas que en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla se llevaron a cabo -algunas, como la Procesión de la Espada, desde que la instauró Alfonso X a mediados del siglo XIII- junto al cuerpo incorrupto de San Fernando. Ya por la tarde, colaboramos en los actos organizados por la Asociación Cultural Rodrigo de Bastidas (magnífica labor organizativa y cultural la de este colectivo de jóvenes sevillanos) junto al monumento dedicado a Fernando III, sito en la Plaza Nueva de Sevilla; donde el presidente de nuestra Asociación, junto con miembros de Rodrigo de Bastidas y el poeta sevillano Antonio Moreno Ruiz, pronunciaron diferentes discursos ante el numeroso público congregado recordando la gloriosa reconquista de la capital hispalense, y poniéndola como referente, especialmente para los más jóvenes, para afrontar con garantías de éxito la nueva (y permanente) reconquista que ha de cambiar el rumbo de la penosa realidad que a día de hoy sufre España. La figura de San Fernando volverá a marcar a buen seguro el camino de la gloria a los mejores, a aquellos que sientan el ardor guerrero propio de quienes se rigen por los códigos eternos de nobleza y lealtad, que él tanto ensalzo; y que han de ser el  bastión inexpugnable frente al que serán derrotados de nuevo todos los enemigos de Dios y de España. Todo nuestro ánimo y apoyo en el noble afán de perseverar en el camino iniciado hace unos años por las asociaciones culturales patrióticas sevillanas; pues sabiendo que sólo el compromiso alienta la esperanza, lo cual ya en sí es una victoria, es seguro que el buen trabajo garantiza el éxito.

El miércoles 27 de noviembre también estuvimos presentes en los actos que en el Monasterio burgalés de Las Huelgas conmemoraron el Octavo Centenario del armado como caballero de San Fernando. Una preciosa ceremonia religiosa oficiada por el arzobispo de Burgos, acompañada en los cánticos por las hermanas cistercienses, en la capilla que alberga el Panteón Real de Castilla (junto a los sepulcros de los reyes Alfonso VIII y su esposa Leonor Plantagenet, y también el de la reina Berenguela I la grande y el rey niño Enrique I) fue el acto central de la jornada. En una capilla abarrotada destacó la presencia de numerosos oficiales del Arma de Ingenieros del que Fernando III es Santo Patrón, así como una importante representación de la Orden de Caballeros de la Santa Vera-Cruz del rey Fernando III; orden fundada por el propio San Fernando en el año 1219 como fuerza cristiana avanzada en la frontera musulmana del norte de Andalucía, y que a día de hoy tiene como principal fin la custodia del Solar de La Batalla de Las Navas de Tolosa. Los actos en honor a San Fernando, al que con tanto respeto se le recuerda por las hermanas y personal del simbólico monasterio del que fue principal impulsor, concluyeron con una parada militar seguida por numerosos burgaleses a cargo de diferentes cuerpos del Arma de Ingenieros.

¡VIVA SAN FERNANDO!
¡VIVA CASTILLA!
¡VIVA ESPAÑA!

Axafat entrega las llaves de Sevilla a San Fernando

Cuerpo incorrupto de San Fernando

Procesión de La Espada Lobera

Discurso del Presidente de la A.C.T. Fernando III el Santo

Acto homenaje en la Plaza Nueva de Sevilla

Altar de Las Huelgas presidido por una imagen de San Fernando

Sepulcro del rey Alfonso VIII de Castilla

Consagración del tradicionalismo al Sagrado Corazón de Jesús



El pasado sábado veintitrés de noviembre, una representación de la A.C.T. Fernando III el Santo (como entidad adherida al acto organizado por la C.T.C) estuvo presente en el Cerro de los Ángeles, participando en la renovación de la consagración del carlismo al Sagrado Corazón de Jesús, coincidiendo con la clausura del Año Jubilar.

La jornada comenzó con una ofrenda floral en la capilla de los mártires en homenaje a los requetés (entre los que se encontraba el tradicionalista palentino Fidel Barrio) que dieron su vida el 23 de julio de 1936 en defensa del Cerro de Los Ángeles; y posteriormente un obispo “represaliado” por la actual jerarquía eclesial ofició la tradicional misa en la ermita del Cerro. En todo momento nuestro estandarte estuvo colocado en lugar de honor, manteniéndose en pie nuestro abanderado -excepto durante la consagración en que todas las banderas se postraron- junto a la bandera rojigualda de España y la tradicional enseña con la Cruz de San Andrés que presidieron el acto durante toda la celebración, . Posteriormente se leyó junto al monumento antiguo una oración de consagración, tras la cual entraron en el propio monumento un representante de cada entidad convocante. Tras los actos litúrgicos y conmemorativos, la jornada finalizó con una comida de hermandad en el cercano restaurante Los Olivos.

Como anécdota de la jornada, comentar que el pendón de la A.C.T. Fernando III el Santo suscitó la curiosidad de muchos de los presentes, especialmente de los tradicionalistas andaluces que al ver la imagen de San Fernando pensaban que éramos una asociación sevillana. Además, uno de nuestros socios se hizo con un pequeño trozo de piedra suelta del antiguo monumento al Sagrado Corazón, que a partir de ahora estará depositado -como recuerdo perpetuo de la ignominia allí perpetrada por la criminal ideología marxista- en el Centro Social y Cultural Blanca de Castilla de Palencia.

¡VIVA ESPAÑA!
¡VIVA XTO REY!







José Francisco de San Martín, claroscuros de un personaje histórico.


El solar de la provincia de Palencia es origen de grandes personajes históricos. El propio Juan Ponce de León o Antón de Carrión, descubridor de la Florida y conquistador del Perú junto a Pizarro respectivamente. El Virrey Velasco, virrey que fue de Nueva España y Nueva Castilla y tio del descubridor de la Antártida, también palentino, Gabriel de Castilla. Son muchos más los nombres de personajes históricos que, directa o indirectamente, tienen relación con esta tierra milenaria, corazón de los reinos de León y de Castilla y donante de miles de buenos corazones para mayor gloria de Dios y de la cultura española.

De entre ellos, quiero destacar en este texto a uno que, si bien podría haber pasado a la historia como un héroe al nivel de los valientes soldados encabezados por el obispo/soldado Tello Téllez de Meneses en la batalla de las Navas de Tolosa, ha quedado, sin embargo, sometido a una serie de juicios en muchas ocasiones simplistas y banales, y en otras completamente impregnadas de un aura de laica santidad que en absoluto se asemejan a lo que realmente fue. Este personaje no es otro que el General San Martín, o por su nombre completo, José Francisco de San Martín.

Su padre, originario de Cervatos de la Cueza, Don Juan de San Martín, y a la sazón gobernador del departamento de Santa María de los Buenos Aires, casa con su madre, Doña Gregoria Matorras, oriunda de Paredes de Nava y sobrina de Don Jerónimo Matorras, gobernador que fue de Tucumán y conquistador del Chaco argentino. José nace en Yapeyú, virreinato de La Plata –recién escindido del virreinato de Nueva Castilla o del Perú- en febrero de 1778, y a los 6 años de edad pasa a vivir en la península donde estudia en el Seminario de Nobles de Madrid, lanzándose a la carrera militar, destacando como buen oficial en varias campañas militares como en la decisiva batalla de Bailén contra los franceses. Su pericia marcial pasó entonces a compararse a su odio a lo propio.

Acompañado del caraqueño Francisco de Miranda, en cuya casa londinense vivió unos meses, pagada por la pensión que la corona inglesa le había concedido y de cuya mano entró a formar parte de una logia inglesa –de la que hablaremos en otro momento- saliendo de esta como masón de grado 13 y desplazándose a Buenos Aires para participar de las llamadas “Juntas de Gobierno” creadas para, supuestamente, defender la corona de Fernando VII y que sirvieron para ir proclamando las independencias iberoamericanas, traicionando desde el inicio a sus fines teóricos. (Después, los historiadores más avezados nos descubrirán que, en efecto, las “juntas” no quisieron nunca servir al Rey, sino que fueron la excusa que promovieron para hacerse con el control de las gobernadurías, capitanías y virreinatos, aprovechando la invasión napoleónica) San Martín inicia un periplo de miles de kilómetros a lo largo y ancho del cono sur del continente americano.

San Martín, cargado el zurrón de libras, funda una nueva logia masónica de obediencia inglesa aun activa en Argentina: La Hermandad Lautaro que servirá para unificar a los independentistas sudamericanos en torno a él y a otros “libertadores”. San Martín consigue juntar un más que numeroso ejército que expulsa al virrey de La Plata y proclama la independencia de Argentina, así como la de la capitanía de Chile y la del Virreinato de la Nueva Castilla o del Perú, en tan solo 11 años.

Este San Martín, de indudable acento castellano, convertido en uno de los más grandes mitos americanos, quizá no fuera consciente de que lo que había provocado no era un nuevo orden de paz y progreso, sino una nueva era de guerras civiles en las que, de un lado, unos pocos criollos traidores a la corona española, apoyados de hordas de mercenarios ingleses, se enfrentaron a un ejército poblado de otros criollos realistas y miles de nativos americanos y negros y mulatos libres, que sabían que sus privilegios se veían amenazados por las ansias de poder de los ingleses. Esa nueva era plagada de conflictos aun se perpetúa hoy, con innumerables revueltas, golpes de estado, guerras entre vecinos hasta entonces hermanos bajo una sola corona, pero de gran diversidad cultural llamada Hispanidad.

Tras ver el panorama posterior, decide renunciar a su cargo de “Protector del Perú” y viajar con su hija Mercedes a Francia, fallecida ya su esposa, donde acabaría sus días en la más absoluta soledad y ostracismo.

Solo el surgimiento de las nuevas repúblicas americanas, de la mano de los historiadores ingleses y españoles que se encargaron de crear y difundir la leyenda negra antiespañola, se ocuparon más tarde en poner a San Martín (Y a otros como Bolívar o Sucre) en un falso altar laico, llenando miles de páginas de fantasías heroicas, como la supuesta creación de la primera bandera del Perú

Es tiempo ahora, cuando se acerca el segundo centenario de la independencia del Perú, proclamada en 18 de julio de 1821, aunque no consumada hasta bien entrada la década de los 40 del s. XIX, de empezar a descubrir y desmontar la falsa narrativa sobre este personaje de origen palentino que goza de reconocimiento en el callejero de nuestra ciudad en perjuicio, quizá, de otros nombres que, con más derecho, deberían ostentar una placa en nuestro municipio.

José María Reguera
A.C.T. Fernando III el Santo


(*) La Espada Lobera es una columna de opinión que la A.C.T. Fernando III el Santo pone a disposición de socios y colaboradores. Las opiniones en ella expresadas son sólo atribuibles a quien las firma.

Espada Lobera "Una reacción imprescindible"



Ante la actual situación socio-política que vive España, y con el peligro en ciernes que supone un gobierno a partir del próximo lunes liderado por el aspirante a tirano que ocupa La Moncloa, quién a buen seguro seguirá imponiendo junto a sus cómplices (marxistas, liberales y separatistas) leyes aberrantes así como auspiciando la desintegración de lo que queda de España: así las cosas entiendo que a pesar de la desconfianza que cualquier partido político actual nos pueda generar, toca hacer un esfuerzo y dar un voto de confianza a la única organización política de corte patriótico que ha conseguido movilizar a millones de españoles en las últimas décadas.

Por eso este año voy a votar, cosa que casi nunca he hecho y que en principio me produce verdadero rechazo, y acción además a la que nunca he dado demasiada importancia teniendo en cuanta la facilidad con que hoy en día se manipula sin rubor alguno y de manera grosera a las masas. Pero lo dicho, esta vez voy a votar por primera vez con ciertas ganas, y lo voy a hacer sin tener nada que ver –en lo que a afiliación o colaboración directa se refiere- con el partido al que voy a apoyar, e incluso a pesar de que en mi concepción tradicional del mundo entiendo como necesaria la supresión total de la nociva partidocracia revolucionaria; pero dicho esto, y recordando nuevamente la gravedad de la situación en la que se encuentra actualmente nuestra Patria, hay que reconocer que el papel desempeñado por VOX desde hace algún tiempo -queramos o no, único dique político actual frente a la destrucción de España- en defensa de unos mínimos imprescindibles (defensa de la unidad de España y del derecho a la vida del no nacido, freno a la inmigración ilegal, lucha frente a la ideología de género e ingeniería social en sus principales variantes, defensa de la propiedad privada y actitud combativa frente a la nefasta ley de la memoria histórica) hacen que me parezca cuanto menos necesario intentar ayudar a su éxito, que al menos mientras sigan plantando cara a la ignominia, será el nuestro. Votaré incluso aunque me repugne que buena parte de sus miembros procedan del sistema, e incluso de que VOX, aunque quizá sea por táctica política, defienda incluso el liberalismo y el propio Régimen del 78. 


Y es que además, ya causa hartazgo aguantar que mientras la anti-España no cesa de imponer a diestra y siniestra su terrible ideología, haya organizaciones que se dicen contrarrevolucionarias mientras en realidad se muestran en permanente inacción a la espera de no se sabe qué. En definitiva, casi nada positivo se ha conseguido en décadas, y la realidad nos ofrece un solar –salvando excepciones naturalmente- muchas veces más casposo que ilusionante en el que casi nadie apoya a quienes en verdad intentan reaccionar (y sé de lo que hablo). Así que llegados a esta situación límite, personalmente me conformo con que Abascal -a quien conocí personalmente en el año 2012 durante los actos conmemorativos celebrados en Las Navas de Tolosa por el VIIIº Centenario de la gloriosa Batalla- y los suyos al menos defiendan desde ciertos puestos de poder los mínimos imprescindibles antes apuntados. Y si no lo hacen, entonces será cierto que son lo mismo que los demás y nada habremos perdido -pues casi nada nos queda- por intentarlo.

Luis Carlón Sjovall
A.C.T. Fernando III el Santo

(*) La Espada Lobera es una columna de opinión que la A.C.T. Fernando III el Santo pone a disposición de socios y colaboradores. Las opiniones en ella expresadas son sólo atribuibles a quien las firma.