Meneses de Campos
Situado en el límite
sur-oeste de la actual provincia de Palencia, Meneses cuenta con una larga
Historia; ya que fue uno de los primeros núcleos repoblados en la zona de
Tierra de Campos, probablemente a principios del S.X, gentes provenientes del Valle
de Mena se instalaron en su solar. Ya desde principios de S. XI, se sabe que fue
señorío de la familia Téllez, situación que duró hasta la caída del antiguo régimen
en el S.IXX. Allí pudimos contemplar la iglesia de Nuestra Señora del Tovar,
construida sobre la antigua fortaleza de los Téllez dl S.XII, donde aún se
puede apreciar, especialmente en la parte exterior su torreón medieval. El
interior de la iglesia, consta de tres naves y fue construido en el S.XVI orientada
hacia el oeste, como mandan los cánones mirando hacia Jerusalén. Preside el
interior de la iglesia un retablo barroco del S.XVII, que guarda la imagen románica
de la Virgen
del Tovar, patrona de la localidad, y que portaba el obispo Don Tello Téllez de
Meneses en el arzón de su caballo en la Batalla de Las Navas de Tolosa. También adornan
la iglesia los blasones de los Téllez, con su famosa tortilla y anillo y dos
esculturas de los hermanos Alfonso y Suero Téllez con el lema familiar “Si queréis saber
quién son los de los dorados arneses, hijos de la hija son de Ordoño,
rey de León, y del Tello de Meneses”.
Villagarcía de Campos
Villagarcía fue desde antiguo, señorío de los Quijada. Pero
es en el siglo XVI, con Don Luís de Quijada, mayordomo del emperador Carlos V,
cuando la localidad adquiere lugar destacado en la Historia. Don Luís, a petición
del emperador se hizo cargo de Jeromín, futuro Don Juan de Austria, y allí en
su palacio (hoy convertido en unas penosas ruinas) junto con su esposa Doña Inés
de Osorio fue educado el futuro “Salvador de la Cristiandad ” en la Batalla de Lepanto.
Don Luís murió durante la rebelión morisca de las
alpujarras, y es a partir de ahí, cuando Doña Inés manda construir el actual
monasterio jesuita de San Luís para honrar a su marido. Es este monasterio joya
imprescindible de nuestra Historia, pues durante casi tres siglos fue el lugar
del que salieron todos los soldados de la orden jesuita que evangelizaron el
mundo, y muchos son los recuerdos de esa gloriosa época que aún perviven en él.
La iglesia se conserva prácticamente como en el S.XVI, y guarda preciosos
retablos, cuadros e imágenes que rememoran su Historia. Además, en su museo
pudimos contemplar la bandera que llevaba Don Juan de Austria en su bergantín
durante la Batalla
de Lepanto, y el crucifijo que salvó de la quema (unos moriscos pretendían quemarlo) Don Luís de Quijada, y que Don Juan de Austria llevó siempre consigo
a partir de ese momento, tanto en Lepanto, como en su época como gobernador de
Flandes. Desgraciadamente, el resto del monasterio se perdió en el S. XVIII
tras la expulsión de los jesuitas de España que ordenó el nefasto rey Carlos
III, y sólo a partir de los años cincuenta del siglo pasado se reedifico para
convertirse en lugar de descanso de ancianos miembros de la orden.