Porque un
niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el hombro el distintivo
de rey, y proclaman su nombre: “Consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no
muere, príncipe de la Paz” (Iz 9, 5)
Feliz
Navidad, porque nace el Salvador, porque con la llegada de ese niño, el hombre
abandona la oscuridad; Feliz Navidad porque somos conscientes de la Gracia
concedida y la responsabilidad que conlleva, y mil veces cantamos un alto y claro Feliz Navidad, porque la luz que de la alegría del nacimiento del Señor desprenden los corazones, irrita y de nuevo vence a la Bestia.
“Jesús nace
para la humanidad que busca libertad y paz; nace para todo hombre oprimido por
el pecado, necesitado de salvación y sediento de esperanza” (San Juan Pablo II)
La Natividad
de Dios, hoy ha de ser de nuevo interpretada como el don de la libertad que
solo el Señor concede. Así, ha de ser tiempo de alegría y esperanza, pero por
encima de todo de meditación. Las semejanzas del hombre de hoy, nacido de los
llamados ideales ilustrados, con el hombre anterior a la llegada del Salvador hace ya más de dos milenios son tan evidentes, que por ahí debemos empezar a meditar. ¿Qué vida estamos llevando? ¿Seguimos el Camino que el Señor nos marcó?
“¡Ay de
ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes son
como sepulcros bien pintados, que se ven maravillosos, pero que por dentro
están llenos de huesos y de toda clase de podredumbre. Ustedes también
aparentan como que fueran personas muy correctas, pero en su interior están
llenos de falsedad y de maldad” (Mt 23,
27-28)
Mundo
podrido, almas perdidas.. Y es que es imposible ser verdadero cristiano y al tiempo no
condenar un mundo asentado desde hace décadas en la perversión moral, ética,
política y social. Y esto ocurre no solo con el consentimiento de muchos de los
llamados católicos, sino que se refuerza en el apoyo –ya sea por cobardía, tibieza
o falta de fe- de muchos de ellos. En un humilde y verdadero análisis de
conciencia, ¿no podemos llegar a entender que todos aquellos que consideramos -y así se manifiestan- enemigos de Dios, no son acaso en su mayoría pobres diablos ignorantes y por ende gentes desnortadas?, y asimismo, ¿que
muchos de los proclamados católicos no son en verdad los más firmes heraldos de la Bestia,
al aceptar el llamado, “mal menor” como forma y ejemplo de vida?
“En verdad
te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba”.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? Quién volverá al vientre de
su madre para nacer otra vez?” Jesús le contestó: “En verdad te digo: El que no
renace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace
de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu”. (Jn 3, 4-6)
Ejemplaridad, compromiso,
caridad, comprensión, educación, sabiduría, humildad y lealtad. Y por encima de
todo, firmeza absoluta en la condena de toda actitud infame. Al final, el mal se
apodera siempre de quien no lo combate con la Verdad de Cristo.
"Enséñanos lo que valen nuestros días, para que adquiramos un corazón sensato." (Sal 90, 12)
FELIZ NAVIDAD
2015
Luis Carlón
Sjovall
Presidente
ACT Fernando III el Santo