Cruz de la Mata de los Carlistas |
Pongámonos en situación: año de Gracia de 1837,
transcurría el quinto de la denominada "Primera Guerra Carlista" en España, y la situación sin duda no era la mejor para el
valiente ejército legitimista carlista. La muerte del general Zumalacárregui en
1835, añadida a la constante ayuda militar y económica proporcionada por Gran Bretaña y
Francia a las huestes del bando “cristino” liberal habían debilitado
notablemente las posibilidades de victoria de los leales al rey Don Carlos. Aún
así, los ejércitos carlistas, a sabiendas de ser los portadores de la
legitimidad, de tener el apoyo del noble pueblo, y de la miseria que le esperaba
a la Patria en
caso de derrota, mantenía la moral intacta aunque ya más que como un ejército, sus
huestes funcionaban en la mayoría de los casos como partidas de guerrilleros subordinadas
al mando de mayor graduación que se mantuviese en cada partida.
Así, ocurrió que una de estas partidas carlistas que se encontraba combatiendo en la zona norte de Palencia, se instaló en un
paraje conocido por entonces como “La Manguilla ”, sito en la pequeña localidad de Ayuela de Valdavia.
Este lugar, a apenas un kilómetro de dicha localidad, y a unos cinco de
Buenavista -la cabeza de la comarca-, era idóneo como refugio; pues además de
la cercanía a dichos pueblos -la población de la zona ayudaba en lo que podía a
los legitimistas-, se trataba de un amplio cerro constituido por una frondosa
mata de roble, cercano al río Avión, y con una importante vista sobre la comarca
desde el “Cabezo Alto”, que con sus 1047 metros de altura, corona la mata.
Allí se mantuvo la
partida durante un tiempo esperando órdenes, al mando del capitán Portillo, cuando una noche -finalizando
ya el verano- fueron localizados y rodeados por un batallón mucho más numeroso
de tropas enemigas. Los “jacobinos”, fieles a su estilo, no se detuvieron en
su afán criminal hasta matar al último de los carlistas, aunque milagrosamente,
dos de los hombres consiguieron sobrevivir a la masacre de la hoy llamada “Mata
de los Carlistas”. Uno de los que consiguieron escapar fue el propio capitán
Portillo, quien malherido consiguió atravesar el río Avión, y refugiarse en
otra mata, donde desgraciadamente fue localizado al día siguiente y fusilado
allí mismo, en un paraje que hoy se llama “Mata Portillo”. El otro fue un joven
carlista, que consiguió llegar hasta Ayuela, donde un pastor lo llevó hasta su
casa, cediéndole sus ropas para que pudiese escapar; se desconoce el nombre y
el destino del joven superviviente, aunque se cree que pudo unirse a alguna de
la partidas que aún quedaban en pié por tierras leonesas..
La guerra terminó,
con la consabida victoria de los “cristinos”, y aunque España con ello se
adentró de lleno en las ideas “ilustradas” extranjerizantes que aún hoy
padecemos, lo sucedido en Ayuela no se olvidó. Así, sabemos que al poco tiempo
de la masacre se forjó una cruz en el lugar como recuerdo a los valerosos
hombres que allí dejaron la vida luchando por Dios, la Patria y el Rey; y que esa
cruz se mantuvo firme hasta hace pocas décadas mantenida por gentes anónimas de
Ayuela. La pérdida de identidad y sentido del deber que hemos padecido desde
hace ya demasiado tiempo en España, lograron que poco a poco la cruz, y con
ella el recuerdo de lo allí sucedido se acabase olvidando, no solo físicamente,
sino incluso en la memoria del pueblo.
El recuerdo de lo
sucedido, y la lealtad a quienes lucharon por la verdad, no debe ser olvidado,
pues es el fértil abono en que se arraiga la tradición y la dignidad de un
pueblo. Por ello, y tras pedir los preceptivos permisos, desde la A.C .T. Fernando III el Santo
de Palencia entendimos que la cruz de la “Mata de los Carlistas” debía reponerse; y así lo hemos hecho recientemente, intentando ser lo más fieles
posibles a la medida, forma, consistencia y lugar que los viejos escritos, así
como los ancianos de la zona nos indicaron. No quedará aquí la cosa, pues en
breve, coincidiendo con la “Festividad de los Mártires de la Tradición ”, pretendemos
colocar una placa en el lugar recordando lo allí ocurrido, así como realizar un
homenaje anual en el lugar a quienes en el lejano año de 1837, entregaron su
vida por Dios, la Patria
y el Rey.
10/12/2015
Luis Carlón Sjovall
Presidente ACT Fernando III el Santo
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