En la Capilla Real de Sevilla, bajo el sepulcro del Rey Fernando III "el Santo", se encuentra aún una lápida colocada tras la muerte del Santo Rey en el año 1252, por orden de su hijo Alfonso X "el Sabio" de Castilla; y que en forma de glorioso epitafio recuerda desde entonces -a todas las generaciones pasadas, presentes y venideras- las magníficas virtudes del Santo Rey de España.
!AQUI YACE EL MUY ONRADO HERNANDO SEÑOR DE CASTIELLA, E DE TOLEDO, E DE LEON, E DE GALICIA, DE SEVILLA, DE CORDOVA, DE MURCIA, DE JAHEN, EL QUE CONQUISSO TODA ESPAÑA, EL MAS LEAL, EL MAS VERDADERO, EL MAS FRANCO, EL MAS ESFORZADO, EL MAS APUESTO, EL MAS GRANADO, EL MAS SOFRIDO, EL MAS HOMILDOSO, EL QUE MAS TEMIE A DIOS, EL QUE MAS LE FAZIE SERVICIO, EL QUE QUEBRANTO Y DESTRUYO A TODOS SUS ENEMIGOS, EL QUE ALZO E ONRO TODOS SUS AMIGOS, E CONQUISSO LA CIUDAD DE SEVILLA, QUE ES CABEZA DE TODA ESPAÑA, E PASSO EN EL POSTRIMERO DIA DE MAYO, EN LA ERA DE MIL E CC E NOVENTA"
6 comentarios:
Aunque a los muertos siempre se les ensalza, seguro que este gran Rey fue merecedor de tantas alabanzas. Su figura es un orgullo para España y un modelo en el.que mirarse
Disculpa mi ignorancia, pero porque el epitafio dice Hernando y no Fernando? Gracias.
Bendito sea San Fernando.
Hasta el siglo X (aproximadamente: uno no puede fiarse de los documentos escritos ya que tendían a utilizar las grafías latinas como signo de cultura), la fue una consonante labial o labiodental. Más tarde, esta comenzó a aspirarse en [h]. Esa aspiración comenzó a extenderse desde el norte peninsular (Cantabria y las Vascongadas ya que el euskera no tenía F- inicial y tendía a cambiar este fonema) hacia el sur, según avanzaba la Reconquista. Ya en este periodo (desde el S. X hasta el XVI) se hallan casos de conservación gráfica -lo usual-, aunque también se encontraban ya casos de aspiración en la escritura (así se hallan casos de Fernando y Hernando). No obstante, la pérdida de la aspiración se empezó a expandir, otra vez desde el norte mientras la aspiración se asentaba en el sur. Recordemos que una cosa era la conservación gráfica -que se mantuvo hasta el S. XVI-, y otra cosa era la pronunciación en el habla. La pérdida de la aspiración llegó hasta Madrid cuando aún era Toledo la capital de España y lo que se estilaba era la norma toledana. Sin embargo, cuando Felipe II trasladó a Madrid la capital del reino, se comenzó a sentir dicha aspiración como vulgar, por lo que se desterró en las zonas del norte, aunque se mantuvo en el sur (para muestra un par de botones: La Celestina en su primera edición (1499) conserva la , mientras que en su 2. ª edición (1501) usa mayoritariamente ‹h›. Y Don Quijote, cuando perdía la razón, conservaba la F (non fuyades, mal ferido), mientras que cuando estaba más cuerdo no las conservaba).
Y ya existía la ñ de España?
SIUU
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