El pasado viernes nueve de febrero, el eminente filósofo peruano Don Víctor Samuel Rivera presentó en el Centro Social y Cultural Blanca de Castilla su nueva obra "Tradicionistas y maurrasianos". Un honor para nosotros contar con tan insigne figura, quien además de en Palencia, solo ha presentado su obra en el viejo continente en las ciudades de París y Madrid.
Rivera explicó los pormenores de la obra, centrados en el devenir de tales movimientos políticos en el Perú desde la desgraciada independencia de España hasta mediados del siglo XX, cuando tras el final de la "Segunda Guerra Mundial" se impuso finalmente el pensamiento propio de la modernidad liberal, y un cierto desapego por lo tanto con la herencia cultural española.
La obra presentada se centra en la figura de José de la Riva-Agüero, hombre de dilatada cultura y fuertes convicciones hispánicas, quien durante años encabezó las corrientes tradicionalistas en Perú. Su búsqueda permanente de ideales tales como justicia, belleza y sabiduría en contraposición con los mediocres modelos que ya en su tiempo se imponían en el mundo, lo convirtieron en todo un referente; que no obstante no impidió que acabase pagándolo con el olvido, al mantenerse leal a esos mismos principios hasta el final de su vida. De esta manera, esta obra es tanto un desagravio como un justo realce de tan insigne figura hispano-peruana.
Por otro lado, Rivera explicó que esos mismos ideales que en su día fueron comunes en toda la hispanidad, son ahora más necesarios que nunca, frente al degradante y anestesiado mundo moderno que se nos impone. Así, la búsqueda permanente de la belleza y el conocimiento en todas las cosas de la vida, como la lealtad a la tradición cristiana, se mantienen hoy en día como el único antídoto posible para no verse infectado por las doctrinas político-culturales actuales, que ineludiblemente nos arrastran a la completa bestialización.
Finalmente, Rivera analizó la actual situación del Perú, explicando que se está produciendo entre buena parte de la juventud andina una revisión positiva de su herencia hispanista, como reacción frente al exceso de propaganda negativa sufrida durante décadas. Y es que, concluyó el filósofo limeño, cualquier pueblo que corta o ignora sus raíces, está condenado. Y las raíces de toda hispano-américa, son las propias y comunes emanadas de la cultura y tradición que en tan querida tierra sembraron los hijos de la Monarquía Hispánica.
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