El pasado 31 de marzo, el Centro Social Blanca de Castilla acogió la presentación del libro “Una resistencia olvidada, Tradicionalistas mártires del terrorismo” publicado por la Editorial Auzolan; tras la cual se firmaron ejemplares del libro por su autor, Víctor Javier Ibáñez, concluyendo la jornada con una buena tertulia durante el tradicional vino español ofrecido por la ACT Fernando III el Santo.
Tras la pertinente presentación, Víctor Ibáñez inició el acto recordando a los diez palentinos asesinados por la banda terrorista ETA, haciendo hincapié en la figura de Justino Quindós López, natural de Villada, y vecino en Azcoitia de Ramón Baglietto -el tradicionalista asesinado por el etarra al que el propio Baglietto salvó la vida de niño, evitando que fuera atropellado por un coche-, quien fue asesinado el 28 de junio de 1980 junto con dos amigos con quienes chateaba por la Calle Mayor de la localidad guipuzcoana. Posteriormente, el autor comenzó la presentación explicando que este libro se lo había planteado, sobre todo como un acto de justicia hacia todos aquellos tradicionalistas (especialmente vascos y navarros) que durante décadas soportaron el terrorismo revolucionario con un inalterable “estoicismo”, que solo puede ser propio de aquellos que apoyándose en su tradición cultural y religiosa, ponen su vida y destino en manos de la Divina Providencia.
Sin duda, recordaba Ibáñez, todos estos hombres y mujeres nos han transmitido un ejemplo de gallardía y lealtad intachable, que por mucho que el nacionalismo separatista, y la propia sociedad posmoderna española se empeñe en olvidar o manipular, ha de ser reconocido y valorado en su justa medida, al menos por quienes aún aspiran a una España asentada en los innegociables principios de su tradición, que no pueden ser ajenos a la justicia.
Durante la charla, el autor recordó al público presente algunos de los asesinatos perpetrados durante décadas por la ETA contra los tradicionalistas, asegurando; que eran estos precisamente, por su condición de verdaderos euscaldunes y leales españoles, quienes más sufrieron la persecución criminal de la banda separatista-marxista. Pero no quedó en los numerosos casos de asesinato esa persecución, comentó el autor; además hay que tener en cuenta el terrorífico ambiente de opresión que, especialmente a partir de la tan vitoreada transición, se acentuó, y sin apenas respaldo para los vascos no separatistas por parte del estado español. Así, y a pesar de haber sido la principal resistencia frente a la ignominia terrorista, al confirmarse a finales de los setenta la entrega a los separatistas de las provincias vascongadas por parte del estado; cientos de miles de vascos, “los mejores de esa tierra”, tuvieron que optar por abandonar sus casas, y marchar hacia un destierro obligado.
A día de hoy, comentó el autor, sigue siendo el valeroso tradicionalismo el principal valladar frente a las políticas, que basadas en el miedo y las mentiras, siguen contaminando la preciosa y querida tierra vasca. Pero también vemos como, aunque ya no se peguen cobardemente tiros en la nuca, esta ignominia sigue avanzando, y así, además de la exclusión que se practica en Vascongadas a todo y todos los que representen lo español, rara es la semana en la que no se atacan (incluso desde las instituciones) monumentos o símbolos que recuerdan a los héroes y mártires de Las provincias Vascongadas y Navarra.
Finalmente, se recordó que durante la transición ya se intentó integrar el Reino de Navarra en ese invento que es el “Euskadi nacionalista”, y que solo gracias al todavía entonces organizado tradicionalismo navarro, se impidió. Pero que hoy en día, tras más de cuarenta años de permanente intromisión del nacionalismo vasco en Navarra, una vez más con el consentimiento del estado, la supervivencia de la histórica Navarra foral vuelve a estar seriamente en peligro.
Desde la ACT Fernando III el Santo, trasladamos nuestro afectuoso agradecimiento a Víctor Javier Ibáñez por presentar tan clarificadora obra en Palencia, y deseamos que el éxito supere las expectativas, pues es de justicia que así sea.
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