Santiago Matamoros en la Iglesia de Santiago de Carrión de los Condes (Palencia)
Tú que
fuiste hombre de carácter y ambicioso, ayúdanos a ser fuertes en la fe y en
ambicionar los bienes del cielo.
Tú, el
primero en derramar la sangre por Cristo, ayúdanos con más radicalidad, a
volcarnos por el Evangelio.
Tú,
predilecto del Señor, enséñanos a vivir más unidos a Él.
Tú, que
valientemente te acercaste hasta España, empújanos a llevar el mensaje de
salvación a todos los rincones de nuestra Patria.
Tú, que en
el camino hacia el corazón de los hombres, encontraste la ayuda prodigiosa de
Santa María, que sea Ella, también, el Pilar para fortalecer nuestra fe.
Tú, que te
aventuraste a sembrar en el final de la tierra, haz que no tengamos miedo para
seguir siendo portadores y anunciadores de Cristo.
Tú que
dejaste caer la semilla en el surco de nuestra tierra sé nuestro patrón para
desarrollar y dejar la huella de Jesús en los hombres y mujeres de nuestro
tiempo.
Tú, que en
el Campo de las Estrellas de Galicia sigues brillando con singular fuerza,
ayúdanos a destellar por la fuerza de nuestras palabras, por el testimonio de
nuestras obras y por la grandeza de nuestra fe.
Tú, que
bebiste el trago amargo del cáliz del Señor, levántanos cuando, en el afán
evangelizador, nos asolen las pruebas o pesen las cruces.
Tú, que eres
punto final de un Camino: conviértenos en puentes entre Dios y los hombres, en
estrellas que iluminen la noche oscura en senderos que lleven al encuentro con
Jesús, en posadas donde los corazones descansen, en horizonte de un mañana mejor,
en palabra oportuna frente al desaliento y la desesperanza.
Y, si en los
atajos inciertos y traicioneros de la vida, nos perdemos, confundimos o nos
aturdimos, indícanos con tu mano y, ante el Espíritu Santo, intercede para que
volvamos a la amistad con Jesucristo.
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