Doña Berenguela se despide por última vez de su hijo, el Rey San Fernando en Pozuelo (Ciudad Real) |
Tenía D.ª Berenguela más de 65 años y tuvo ánimos de
encontrarse con su hijo y su segunda esposa en la actual Ciudad-Real (antes
Pozuelo Villa-Real) , pasando ambos unas semanas juntos. Madre e hijo ya no
volverían a verse. D. Fernando siguió en Andalucía, y su madre volvió a Burgos,
a su querido monasterio de Las Huelgas, donde murió en 1246.
La “Crónica General” refiriéndose al dolor del Rey, su hijo,
dice: “Non era maravilla de haber gran pesar, que nunca Rey en su tiempo otra
tal perdió de cuantas hayamos sabido ni tan cumplida en todos sus hechos”. Zurita
la aclama como mujer santísima. Colmenares la llama admirable ejemplo de
virtudes. Zúñiga, heroína de incomparable virtud.
Durante 32 años, D.ª Berenguela figuró en todos los
documentos y cédulas reales de su hijo por ser ella Reina propietaria. El arzobispo de Toledo, Jiménez de Rada , dice de ella: “con
razón era la admiración del siglo, porque ni en aquellos tiempos ni en los
antecedentes se había visto otra semejante; toda edad, todo sexo, todo Estado y
cada nación experimenta sin afecto con efectos. A todos favorece por entero,
porque en ninguno disminuye el colmo de gracias recibidas, digna de que todos
roguemos al Señor la prospere”.
Extraído del documento "La personalidad histórica de D.ª Berenguela la Grande", de María Valentina Calleja González
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