Corría el año 813, cuando la noticia del descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago el Mayor conmocionó a todo el orbe cristiano. Inmediatamente, el rey Alfonso II el casto, se encaminó hacía Iria Flavia (lugar del descubrimiento) desde Oviedo, y mandó construir la primera capilla dedicada al Apóstol. Inmediatamente, y en parte gracias a la difusión que dio el emperador Carlomagno al descubrimiento, un torrente de peregrinos procedentes de todas las partes de Europa se encaminaron en peregrinación hacia el Finisterre de la Cristiandad.
Con la intención de seguir los pasos del rey asturiano, y lógicamente de realizar de nuevo el Camino de Santiago en su vertiente espiritual, recorrí durante las últimas dos semanas esta magnífica ruta conocida como “Camino de Santiago Primitivo”. Y es que el nombre de “Primitivo”, además de deberse a ser el primer Camino que llevó a la tumba del Apóstol en peregrinación, también podríamos adjudicarle el término desde el punto de vista de la austeridad con la que hoy en día, en pleno siglo XXI, se sigue realizando este Camino, pues el peregrino no cuenta con la comodidad que te dan los establecimientos hosteleros que nos encontramos en otros Caminos.
Durante los trece días de solitaria y tranquila caminata (sólo me encontré con un peregrino canadiense), y es que exceptuando las breves estancias en Oviedo, Lugo y Santiago, el Camino transcurre por los valles y montañas astur-gallegos entre pequeños caserios de gentes hospitalarias y espesos bosques que te hacen ver que estas realmente siguiendo los mismos pasos que dio el rey Alfonso durante su peregrinación en la “Alta Edad Media”.
En este Camino, no son pocos los lugares de interés histórico que se disfrutan, y es que ya desde la salida en la propia Catedral de San Salvador de Oviedo, con su estampa y magnífico tesoro catedralicio, te das cuenta que te vas a sumergir en los orígenes espirituales y culturales de la España nacida de la “Reconquista”.
La ruta atraviesa multitud de pequeñas ermitas, sendas recónditas entre viejos castaños y nogales, viejos hospitales de peregrinos encaramados en lo alto de las montañas y muchísimos lugares de interés histórico. Como Salas, donde se puede contemplar el Palacio de los Valdés Salas y la colegiata de Santa María la Mayor , donde está el mausoleo de Don Fernando Valdés Salas (Inquisidor General y fundador de la Universidad de Oviedo durante el reinado de Isabel la Católica ). Cornellana, donde pude pasar la noche en el monasterio de San Salvador construido en 1024 por el rey Bermudo II de León. Tineo y Baleira, donde Alfonso II el casto derrotó por dos veces a las huestes sarracenas de Abdelrramán II. Lugo con su magnífica muralla que rodea un precioso centro urbano coronado por su Catedral. Y finalmente Santiago de Compostela, con su monumental casco antiguo e inigualable Catedral.
Sin duda un Camino de cultura y espiritualidad al alcance de la mano, muy recomendable en estos tiempos que corren en que ni la cultura ni la espiritualidad son lugares comunes para la mayoría de los españoles.
17/11/2011
Luis Carlón Sjovall
A.C.T. Fernando III el Santo
2 comentarios:
Enhorabuena peregrino, y gracias por compartirnos tus andanzas.
Un fuerte abrazo
Sólo quien ha hecho el camino de Santiago puede entender que es un camino hacia nosotros mismos. Un camino de encuentro con nuestra propia espiritualidad y con nosotros mismos. Un descubrimiento del verdadero YO que hay en cada uno de nosotros. Gracias por contarnos tu experiencia
Publicar un comentario