Durante la jornada se pudo disfrutar de algunas de las maravillas que la capital castellana enseña con gusto al viajero. De todas ellas, fue una grata sorpresa descubrir el tesoro mudéjar que guarda en su interior el Convento de San Antonio el Real, fundado en 1455 por el rey Enrique IV, como monasterio franciscano, y que pasó a las hermanas “Clarisas” en 1485 bajo el reinado de Isabel la Católica.
No menos emocionante, por más que sea sobradamente conocido, fue la visita al Alcázar segoviano. Pues es una de esas joyas que salpican la geografía española, como símbolo poderoso de nuestro pasado.
Varios miembros de la Asociación delante del Alcázar
Trono de los Reyes Católicos en el Alcázar
Esculturas de Doña Berenguela y de San Fernando en el llamado salón de los Reyes de Castilla en el Alcázar
4 comentarios:
Magnífica visita. Y un gran hallazgo el convento de San Antonio el Real. Menudos artesonados mudejares.
A Segovia hay que volver que han quedado varias cosas pendientes.
Chispo,¿dónde está exactamente ese convento, en Segovia capital? No lo conocía.
Al final del acueducto, buen paseo además,junto a un hotel grande, que ha aprovechado uno de los tres claustros con los que contaba el convento.
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