«Primeramiente dijeron estos sabios, que fuese de sangre real: por cuanto non sería cosa complidera nin razonable que el menor rigiesse al mayor, nin el siervo al sennor. Et más razón es quel grado dependa de la persona, que la persona del grado. Et cualquier que ha de regir reino, requiere a su sennoría que sea de mayor linaje e de mayor estado que los que han de ser por él regidos: porque a cada uno non sea grave de rescebir pena o galardón por el bien o mal que feciere, e non aya a menguar los súbditos a su regidor de seer regidos, e castigados por él, nin de ir so su voluntat cuando cumpliere.»
De la Nobleza y la Lealtad (Capítulo III)
Que el rey, o regidor del reino debe seer de la sangre real
De la Nobleza y la Lealtad (Capítulo II)
De lo que los sabios dicen de la Cobdicia
«Desque ovieron fablado de Lealtanza, dijeron de Cobdicia. Et dijo el primero sabio: Cobdicia es cosa infernal, morada de avaricia, cimiento de soberbia, árbol de lujuria, movimiento de invidia. El segundo sabio dijo: Cobdicia es sepultura de vertudes, pensamiento de vanidad. El tercero sabio dijo: Cobdicia es camino de dolor, e sementera de arenal. El cuarto sabio dijo: Cobdicia es apartamiento de placer, e vasca de corazón. El quinto sabio dijo: Cobdicia es camino de dolor, es árbol sin fruto, e casa sin cimiento. El sexto sabio dijo: Cobdicia es dolencia sin melecina. El seteno sabio dijo: Cobdicia es voluntat non saciable, pozo de abismo. El octavo sabio dijo: Cobdicia es fallescimiento de seso, juicio corrompido, e rama seca. El noveno sabio dijo: Cobdicia es fuente sin agua, e no sin vado. El décimo sabio dijo: Cobdicia es compannia del diablo, e raíz de todas maldades. El onceno sabio dijo: Cobdicia es camino de desesperación, e cercanía de la muerte. El doceno sabio dijo: Cobdicia es sennoría flaca, placer con pesar, vida con muerte, amor sin esperanza, espejo sin lumbre, fuego de pajas, cama de tristeza, rebatamiento de voluntat, deseo prolongado, aborrecimiento de los sabios.»
«Desque ovieron fablado de Lealtanza, dijeron de Cobdicia. Et dijo el primero sabio: Cobdicia es cosa infernal, morada de avaricia, cimiento de soberbia, árbol de lujuria, movimiento de invidia. El segundo sabio dijo: Cobdicia es sepultura de vertudes, pensamiento de vanidad. El tercero sabio dijo: Cobdicia es camino de dolor, e sementera de arenal. El cuarto sabio dijo: Cobdicia es apartamiento de placer, e vasca de corazón. El quinto sabio dijo: Cobdicia es camino de dolor, es árbol sin fruto, e casa sin cimiento. El sexto sabio dijo: Cobdicia es dolencia sin melecina. El seteno sabio dijo: Cobdicia es voluntat non saciable, pozo de abismo. El octavo sabio dijo: Cobdicia es fallescimiento de seso, juicio corrompido, e rama seca. El noveno sabio dijo: Cobdicia es fuente sin agua, e no sin vado. El décimo sabio dijo: Cobdicia es compannia del diablo, e raíz de todas maldades. El onceno sabio dijo: Cobdicia es camino de desesperación, e cercanía de la muerte. El doceno sabio dijo: Cobdicia es sennoría flaca, placer con pesar, vida con muerte, amor sin esperanza, espejo sin lumbre, fuego de pajas, cama de tristeza, rebatamiento de voluntat, deseo prolongado, aborrecimiento de los sabios.»
De la Nobleza y la Lealtad (Capítulo I)
De las cosas que los sabios dicen, e declaran de la Lealtanza
Comenzaron sus dichos estos sabios, de los cuales eran algunos dellos grandes filósofos, e otros dellos de santa vida. Et dijo el primero sabio dellos: Lealtanza es muro firme, e ensalzamiento de ganancia. El segundo sabio dijo: Lealtanza es morada para siempre, e fermosa nombradía. El tercero sabio dijo: Lealtanza es árbol fuerte, e que las ramas dan en el cielo, e las raíces en los abismos. El cuarto sabio dijo: Lealtanza es prado fermoso, e verdura sin sequedad. El quinto sabio dijo: Lealtanza es espacio de corazón, e nobleza de voluntat. El sexto sabio dijo: Lealtanza es vida segura, e muerte honrada. El seteno sabio dijo: Lealtanza es vergel de los sabios, e sepultura de los malos. El octavo sabio dijo: Lealtanza es madre de las vertudes, e fortaleza non corrompida. El noveno sabio dijo: Lealtanza es fermosa armadura, e alegría de corazón, e consolación de pobreza. El décimo sabio dijo: Lealtanza es sennora de las conquistas, e madre de los secretos, e conformación de buenos juicios. El onceno sabio dijo: Lealtanza es camino de paraíso, e vía de los nobles, e espejo de la fidalguía. El doceno sabio dijo: Lealtanza es movimiento espiritual, loor mundanal, arca de durable tesoro, apuramiento de nobleza, raíz de bondad, destruimiento de maldad, perfición de seso, juicio fermoso, secredo limpio, vergel de muchas flores libro de todas sciencias, cámara de cavallería.»
Comenzaron sus dichos estos sabios, de los cuales eran algunos dellos grandes filósofos, e otros dellos de santa vida. Et dijo el primero sabio dellos: Lealtanza es muro firme, e ensalzamiento de ganancia. El segundo sabio dijo: Lealtanza es morada para siempre, e fermosa nombradía. El tercero sabio dijo: Lealtanza es árbol fuerte, e que las ramas dan en el cielo, e las raíces en los abismos. El cuarto sabio dijo: Lealtanza es prado fermoso, e verdura sin sequedad. El quinto sabio dijo: Lealtanza es espacio de corazón, e nobleza de voluntat. El sexto sabio dijo: Lealtanza es vida segura, e muerte honrada. El seteno sabio dijo: Lealtanza es vergel de los sabios, e sepultura de los malos. El octavo sabio dijo: Lealtanza es madre de las vertudes, e fortaleza non corrompida. El noveno sabio dijo: Lealtanza es fermosa armadura, e alegría de corazón, e consolación de pobreza. El décimo sabio dijo: Lealtanza es sennora de las conquistas, e madre de los secretos, e conformación de buenos juicios. El onceno sabio dijo: Lealtanza es camino de paraíso, e vía de los nobles, e espejo de la fidalguía. El doceno sabio dijo: Lealtanza es movimiento espiritual, loor mundanal, arca de durable tesoro, apuramiento de nobleza, raíz de bondad, destruimiento de maldad, perfición de seso, juicio fermoso, secredo limpio, vergel de muchas flores libro de todas sciencias, cámara de cavallería.»
La Espada Lobera: "La Guerra de la Oreja de Jenkins"
LA GUERRA DE LA OREJA DE JENKINS
“Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”, le espetó el capitán español Julio León Fandiño al pirata inglés Robert Jenkins, tras apresar su nave, atarle a un mástil y cortarle una oreja en 1731. Y es que aquel suceso, más humillante que físicamente doloroso para el inglés, provocó una guerra que la historiografía inglesa denominó la “Guerra de la oreja de Jenkins”.
Conviene que nos situemos mentalmente en el principio del siglo XVIII, y nos pongamos en el lugar de un puñado de hombres que se embarcaban desde niños y que no conocían más familia que la tripulación que convivía con ellos las veinticuatro horas del día. Estos soldados curtidos en mil batallas, de valor ronco forjado a pólvora y sangre, eran enviados a la otra punta del mundo para defender la integridad del decadente Imperio Español. Un Imperio hostigado a diario por corsarios y contrabandistas ingleses, holandeses, y franceses.
Entre 1713 y 1731 se ha contabilizado que estos marinos españoles que ejercían de guardacostas en las Indias, llegaron a capturar a 180 mercantes ingleses dedicados al contrabando. Es fácil presumir la indignación que sufrirían en Londres los jerarcas del comercio marítimo inglés. Y dado que el ladrón cree que todos son de su condición, algún empleado de la “Compañía de los Mares del Sur” llegó a definir a dichos guardacostas españoles como “los más abominables ladrones de la humanidad”.
La situación, complicada de por sí, se enquistó aún más al producirse el encontronazo entre Jenkins y Fandiño. Cuentan las crónicas parlamentarias que el pirata se presentó en la Cámara de los Comunes oreja en mano para contar lo acaecido. Tras la comparecencia del corsario, se escondía una maniobra de la oposición dirigida a derribar al gobierno del Primer Ministro Walpole, que fue sometido a demoledoras presiones. Pese a que el Premier manifestó que la contienda era “injusta y deshonrosa”, al final no dudó en esconder la cabeza declarando la guerra a España.
Y es aquí donde cobra protagonismo uno de los más legendarios guerreros españoles: Blas de Lezo. Apodado “Patapalo” o “Mediohombre”, por sus numerosas heridas de guerra, tuvo su primera actuación heróica en la batalla naval de Velez-Málaga, donde perdió una pierna. Al recuperarse, continuó navegando por el Mediterráneo donde apresó numerosas naves inglesas.
Al ser elevado al empleo de teniente de guardacostas, es enviado al puerto de Rochefort, donde consigue con su valentía e ingenio hacer entrar en pánico a los ingleses que le superaban notablemente en fuerzas y potencia de fuego. Su destreza en los abordajes y en la lucha cuerpo a cuerpo hicieron que sus ascensos fuesen sucediéndose con presteza. A los 25 años estaba tuerto, manco y cojo, pero con más ganas que nunca de continuar con sus difíciles misiones.
En 1734, el Rey lo nombró teniente general de la Armada y fue destinado a Cartagena de Indias como comandante general de la plaza. Fue entonces cuando se produjo el encontronazo entre Jenkins y el capitán Fandiño. Como respuesta, el gobierno inglés envió al almirante Vernon que saqueó sin ninguna dificultad la plaza de Portobelo, en Panamá. El éxito envalentonó al inglés que desafió públicamente a Blas de Lezo, a lo que este contestó con la seca impavidez de un guerrero español: “si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía”.
Pocas jornadas después, la flota inglesa –la agrupación de barcos de guerra más grande de la historia, después de la que atacó Normandía en la Segunda Guerra Mundial- puso rumbo a Cartagena de Indias con intención de sitiarla. Allí le esperaba el valiente vasco al mando de una reducida guarnición de 3.000 soldados. La plaza parecía perdida de antemano si tenemos en consideración la inferioridad frente a los ingleses que pensaban atacar con un contingente de 23.600 hombres y 2.000 cañones armados en 186 buques de guerra. No obstante Blas de Lezo contaba con su gran capacidad estratégica y su experiencia de 22 batallas. Además, su indoblegable valentía hizo que se consiguiese el milagro aplastando sin compasión a la escuadra invasora. El almirante Vernon, humillado, no tuvo más remedio que retirarse con su maltrecha armada maldiciendo a Lezo en la lejanía. Se le habían quitado las ganas de volver a retar a un español que defendía los intereses de su patria.
Ricardo Botín - A.C.T. Fernando III el Santo
Columna publicada en el "Palencia Siete" el día 29 de enero de 2010 en la página 8.
“Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”, le espetó el capitán español Julio León Fandiño al pirata inglés Robert Jenkins, tras apresar su nave, atarle a un mástil y cortarle una oreja en 1731. Y es que aquel suceso, más humillante que físicamente doloroso para el inglés, provocó una guerra que la historiografía inglesa denominó la “Guerra de la oreja de Jenkins”.
Conviene que nos situemos mentalmente en el principio del siglo XVIII, y nos pongamos en el lugar de un puñado de hombres que se embarcaban desde niños y que no conocían más familia que la tripulación que convivía con ellos las veinticuatro horas del día. Estos soldados curtidos en mil batallas, de valor ronco forjado a pólvora y sangre, eran enviados a la otra punta del mundo para defender la integridad del decadente Imperio Español. Un Imperio hostigado a diario por corsarios y contrabandistas ingleses, holandeses, y franceses.
Entre 1713 y 1731 se ha contabilizado que estos marinos españoles que ejercían de guardacostas en las Indias, llegaron a capturar a 180 mercantes ingleses dedicados al contrabando. Es fácil presumir la indignación que sufrirían en Londres los jerarcas del comercio marítimo inglés. Y dado que el ladrón cree que todos son de su condición, algún empleado de la “Compañía de los Mares del Sur” llegó a definir a dichos guardacostas españoles como “los más abominables ladrones de la humanidad”.
La situación, complicada de por sí, se enquistó aún más al producirse el encontronazo entre Jenkins y Fandiño. Cuentan las crónicas parlamentarias que el pirata se presentó en la Cámara de los Comunes oreja en mano para contar lo acaecido. Tras la comparecencia del corsario, se escondía una maniobra de la oposición dirigida a derribar al gobierno del Primer Ministro Walpole, que fue sometido a demoledoras presiones. Pese a que el Premier manifestó que la contienda era “injusta y deshonrosa”, al final no dudó en esconder la cabeza declarando la guerra a España.
Y es aquí donde cobra protagonismo uno de los más legendarios guerreros españoles: Blas de Lezo. Apodado “Patapalo” o “Mediohombre”, por sus numerosas heridas de guerra, tuvo su primera actuación heróica en la batalla naval de Velez-Málaga, donde perdió una pierna. Al recuperarse, continuó navegando por el Mediterráneo donde apresó numerosas naves inglesas.
Al ser elevado al empleo de teniente de guardacostas, es enviado al puerto de Rochefort, donde consigue con su valentía e ingenio hacer entrar en pánico a los ingleses que le superaban notablemente en fuerzas y potencia de fuego. Su destreza en los abordajes y en la lucha cuerpo a cuerpo hicieron que sus ascensos fuesen sucediéndose con presteza. A los 25 años estaba tuerto, manco y cojo, pero con más ganas que nunca de continuar con sus difíciles misiones.
En 1734, el Rey lo nombró teniente general de la Armada y fue destinado a Cartagena de Indias como comandante general de la plaza. Fue entonces cuando se produjo el encontronazo entre Jenkins y el capitán Fandiño. Como respuesta, el gobierno inglés envió al almirante Vernon que saqueó sin ninguna dificultad la plaza de Portobelo, en Panamá. El éxito envalentonó al inglés que desafió públicamente a Blas de Lezo, a lo que este contestó con la seca impavidez de un guerrero español: “si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía”.
Pocas jornadas después, la flota inglesa –la agrupación de barcos de guerra más grande de la historia, después de la que atacó Normandía en la Segunda Guerra Mundial- puso rumbo a Cartagena de Indias con intención de sitiarla. Allí le esperaba el valiente vasco al mando de una reducida guarnición de 3.000 soldados. La plaza parecía perdida de antemano si tenemos en consideración la inferioridad frente a los ingleses que pensaban atacar con un contingente de 23.600 hombres y 2.000 cañones armados en 186 buques de guerra. No obstante Blas de Lezo contaba con su gran capacidad estratégica y su experiencia de 22 batallas. Además, su indoblegable valentía hizo que se consiguiese el milagro aplastando sin compasión a la escuadra invasora. El almirante Vernon, humillado, no tuvo más remedio que retirarse con su maltrecha armada maldiciendo a Lezo en la lejanía. Se le habían quitado las ganas de volver a retar a un español que defendía los intereses de su patria.
Ricardo Botín - A.C.T. Fernando III el Santo
Columna publicada en el "Palencia Siete" el día 29 de enero de 2010 en la página 8.
Viaje a Segovia
Aprovechando la festividad de “Nuestra Señora de la Calle”, la A.C.T Fernando III el Santo pasó el día dos de febrero una jornada de hermandad en Segovia.
Durante la jornada se pudo disfrutar de algunas de las maravillas que la capital castellana enseña con gusto al viajero. De todas ellas, fue una grata sorpresa descubrir el tesoro mudéjar que guarda en su interior el Convento de San Antonio el Real, fundado en 1455 por el rey Enrique IV, como monasterio franciscano, y que pasó a las hermanas “Clarisas” en 1485 bajo el reinado de Isabel la Católica.
No menos emocionante, por más que sea sobradamente conocido, fue la visita al Alcázar segoviano. Pues es una de esas joyas que salpican la geografía española, como símbolo poderoso de nuestro pasado.
Durante la jornada se pudo disfrutar de algunas de las maravillas que la capital castellana enseña con gusto al viajero. De todas ellas, fue una grata sorpresa descubrir el tesoro mudéjar que guarda en su interior el Convento de San Antonio el Real, fundado en 1455 por el rey Enrique IV, como monasterio franciscano, y que pasó a las hermanas “Clarisas” en 1485 bajo el reinado de Isabel la Católica.
No menos emocionante, por más que sea sobradamente conocido, fue la visita al Alcázar segoviano. Pues es una de esas joyas que salpican la geografía española, como símbolo poderoso de nuestro pasado.
Varios miembros de la Asociación delante del Alcázar
Trono de los Reyes Católicos en el Alcázar
Esculturas de Doña Berenguela y de San Fernando en el llamado salón de los Reyes de Castilla en el Alcázar
La Espada Lobera: "Monseñor Munilla. En tí confiamos"
Monseñor Munilla. En tí confiamos.
“En Ti confío” es el lema que ha acompañado a Monseñor Munilla para ejercer su ministerio pastoral en nuestra diócesis de Palencia desde que fuera nombrado hace poco más de tres años. El que fue en el momento de su nombramiento el obispo más joven de Europa ha dispuesto de un corto período para ejercer su labor. Sin embargo, este tiempo ha sido denso en actos y decisiones.
Se ha creado el Centro de Orientación Familiar con escuelas de adolescentes, novios, pareja, familias cristianas y padres de familia que aportan formación para la vida matrimonial, orientación en la educación de los hijos, ayuda en la resolución de conflictos, acompañamiento a la pareja, superación personal después de una ruptura matrimonial, entre otros. Otro de los hitos destacados de este centro es el proyecto “RAQUEL” que atiende a mujeres que sufren por haberse sometido a un aborto, y les permite reconciliarse con esta situación y superar el dolor de saber que causaron la muerte de un hijo.
No menos importantes, han sido las labores pastorales en todos los ámbitos. La pastoral juvenil y universitaria se ha revitalizado con las vigilias semanales nocturnas, conferencias, convivencias, peregrinaciones universitarias, así como la creación de un coro que ha grabado algún disco. Además, nuestro obispo ha peregrinado a Lourdes, Roma y Tierra Santa, ha impulsado
El mantenimiento del vasto patrimonio religioso palentino también se ha visto impulsado con la firma de convenios con instituciones como
Pero, ante todo, Monseñor Munilla es también un obispo mediático. Desde hace años, evangeliza todas las mañanas a través de Radio María, comentando pasajes del Catecismo y respondiendo a las dudas de cristianos de toda España. Conocedor de las nuevas tecnologías, mantiene abierto un blog donde va colgando todas las cartas pastorales, reflexiones y otro material de interés. Allí, se permite tocar todos los temas, por muy comprometidos que sean: aborto, eutanasia, familia cristiana, laicismo, secularización, etc., usando una pluma elegante, pero incisiva, transmitiendo una claridad de pensamiento poco común. Muchas de estos documentos, han sido recopilados en un libro: “Las Cartas sobre la Mesa”.
Aunque nuestro obispo sea poco dado a las loas y alabanzas sus obras hablan por sí mismas. Y es por esto, que nuestra asociación le concedió hace unos meses el premio “Nuestra Señora en el Arzón” en reconocimiento a su decidida y valiente defensa de los valores cristianos. Por todo este balance, confiamos, y mucho, en que Monseñor realizará una brillantísima labor en su nuevo destino, que es su lugar de origen, donde las ovejas descarriadas no se encuentran sólo entre los seglares, y al igual que en su época de párroco en Guipúzcoa, seguirá atendiendo permanentemente a los más necesitados. Monseñor Munilla: en ti confiamos.
Asociación Cultural Tradicionalista Fernando III el Santo
Columna publicada en el periódico Palencia Siete el día 8 de enero de 2010, en la página 10.
La Espada Lobera: "¡Feliz Navidad!"
¡FELIZ NAVIDAD!
Aunque parezca una obviedad, es evidente que se trata de una fiesta eminentemente religiosa. Y digo esto porque parece ser que la tendencia actual es borrar, en algunos casos incluso arrancar, todo vestigio cristiano, no sólo de las festividades, sino también de la sociedad: “Halloween” por Todos los Santos, las comuniones “por lo civil”, las clases sin crucifijos…
Todos estos intentos de laicizar las festividades religiosas son siempre especialmente polémicos, debido al gran rechazo o resistencia que encuentran en la sociedad, que guste o no a nuestros gobernantes, es mayoritariamente católica.
Volviendo a la Navidad, etimológicamente, procede de “natividad”, que es lo que celebramos, la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. La palabra inglesa para Navidad es “Christmas”, que viene a significar “Misa de Cristo” (Christ Mass).
Respecto a la fecha elegida para celebrar semejante acontecimiento (éste sí que fue un “acontecimiento planetario”), no es casualidad que se tomase el 24 de Diciembre. Durante siglos, los cristianos hemos celebrado el nacimiento de Cristo, sin preguntarnos por la verdad histórica de la fecha. Lo cierto es que, probablemente, Jesús nació en primavera, y probablemente, unos años antes de lo que popularmente se cree, entre cuatro y siete años antes.
Pero al margen de estas curiosidades históricas, que al fin y al cabo no son más que eso, curiosidades, lo importante es que se tomó el día 24 de Diciembre para hacer coincidir Su nacimiento con el solsticio de invierno. ¿Por qué? Pues porque a partir de esta fecha, los días comienzan, muy poco a poco, a ser cada vez más largos, es decir, la luz comienza a vencer, tímidamente, a las tinieblas. Es un símbolo que redunda en lo que celebramos: la Luz que Cristo trae al mundo para vencer al mal, a las tinieblas, a la oscuridad. La vida vence a la muerte.
Todo esto que cuento, lo hago porque creo que es importante conocer la historia para poder defender nuestras creencias y nuestra tradición.
El presente año, al que ya le queda poco, ha estado marcado por la crisis. La situación económica de muchas familias ha pasado y está pasando por momentos dramáticos. La avaricia (propia y ajena) nos ha arrastrado a esta situación. A esta complicada situación hay que unir el acoso constante que está sufriendo tanto la Iglesia como la Familia. Por eso, creo que esta es una gran oportunidad para intentar recuperar el verdadero sentido de la Navidad. Es el momento de luchar para evitar que se convierta en una fiesta más del calendario, el momento de reafirmar nuestras creencias, es el momento para celebrar el nacimiento de Dios, y celebrarlo en familia.
¿Quieren una sugerencia para estos días? Pásenlos con su familia y, por qué no, acérquense con ella hasta el Museo Diocesano y disfruten de las maravillas que encierra, muchas de ellas conmemorativas de los hechos que celebramos en estos días.
Lo dicho, Feliz Navidad.
Hace más de 2.000 años, tuvo lugar un hecho que cambiaría la historia para siempre: el nacimiento de Cristo en un pequeño pueblo llamado Belén, muy cerca de Jerusalén, en la actual Palestina. Este acontecimiento tuvo tal importancia que, después de dos milenios, seguimos celebrándolo.
Aunque parezca una obviedad, es evidente que se trata de una fiesta eminentemente religiosa. Y digo esto porque parece ser que la tendencia actual es borrar, en algunos casos incluso arrancar, todo vestigio cristiano, no sólo de las festividades, sino también de la sociedad: “Halloween” por Todos los Santos, las comuniones “por lo civil”, las clases sin crucifijos…
Todos estos intentos de laicizar las festividades religiosas son siempre especialmente polémicos, debido al gran rechazo o resistencia que encuentran en la sociedad, que guste o no a nuestros gobernantes, es mayoritariamente católica.
Volviendo a la Navidad, etimológicamente, procede de “natividad”, que es lo que celebramos, la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. La palabra inglesa para Navidad es “Christmas”, que viene a significar “Misa de Cristo” (Christ Mass).
Respecto a la fecha elegida para celebrar semejante acontecimiento (éste sí que fue un “acontecimiento planetario”), no es casualidad que se tomase el 24 de Diciembre. Durante siglos, los cristianos hemos celebrado el nacimiento de Cristo, sin preguntarnos por la verdad histórica de la fecha. Lo cierto es que, probablemente, Jesús nació en primavera, y probablemente, unos años antes de lo que popularmente se cree, entre cuatro y siete años antes.
Pero al margen de estas curiosidades históricas, que al fin y al cabo no son más que eso, curiosidades, lo importante es que se tomó el día 24 de Diciembre para hacer coincidir Su nacimiento con el solsticio de invierno. ¿Por qué? Pues porque a partir de esta fecha, los días comienzan, muy poco a poco, a ser cada vez más largos, es decir, la luz comienza a vencer, tímidamente, a las tinieblas. Es un símbolo que redunda en lo que celebramos: la Luz que Cristo trae al mundo para vencer al mal, a las tinieblas, a la oscuridad. La vida vence a la muerte.
Todo esto que cuento, lo hago porque creo que es importante conocer la historia para poder defender nuestras creencias y nuestra tradición.
El presente año, al que ya le queda poco, ha estado marcado por la crisis. La situación económica de muchas familias ha pasado y está pasando por momentos dramáticos. La avaricia (propia y ajena) nos ha arrastrado a esta situación. A esta complicada situación hay que unir el acoso constante que está sufriendo tanto la Iglesia como la Familia. Por eso, creo que esta es una gran oportunidad para intentar recuperar el verdadero sentido de la Navidad. Es el momento de luchar para evitar que se convierta en una fiesta más del calendario, el momento de reafirmar nuestras creencias, es el momento para celebrar el nacimiento de Dios, y celebrarlo en familia.
¿Quieren una sugerencia para estos días? Pásenlos con su familia y, por qué no, acérquense con ella hasta el Museo Diocesano y disfruten de las maravillas que encierra, muchas de ellas conmemorativas de los hechos que celebramos en estos días.
Lo dicho, Feliz Navidad.
Loyola - A.C.T. Fernando III el Santo.
Columna publicada en el periódico "Palencia Siete" el viernes 18 de diciembre de 2009, en la página 12.
El Norte de Castilla entrevista al Presidente de la Asociación
EN TRES MINUTOS
"Pocas ciudades de España tienen tanta historia como Palencia".
Ricardo Botín Asociación Fernando III el Santo
El que conquistó toda España, el más leal, verdadero, franco, apuesto y humilde. Estos son algunos de los cumplidos que refleja el epitafio del rey Fernando III el Santo en la catedral de Sevilla. Y aún así se quedan cortos para la Asociación Cultural Tradicionalista que lleva su nombre y cuyo objetivo es reivindicar la memoria de aquellas figuras históricas vinculadas a la provincia de Palencia. Casi un año después de su fundación, el presidente, Ricardo Botín, hace un balance muy positivo de la marcha de la entidad, que ya cuenta con unos 40 miembros amantes de la historia. Además, apunta como proyectos para el nuevo año la organización de conferencias o la difusión de la figura de Blanca de Castilla.
-¿Qué tenía Fernando III para ser el perfecto caballero?
-Se puede decir que es el fundador de la monarquía española. Era un gran caballero, una persona culta, piadosa, gran militar, escribía poesía y hablaba distintos idiomas. Era un caballero completo.
-¿Los palentinos conocen la historia de su ciudad?
-Tenemos una historia increíble, y muchas veces no la conocemos y nos da la impresión de que vivimos en un pueblecito, pero no es así. Pocas ciudades tienen tanta historia como Palencia.
-Su premio Nuestra Señora en el Arzón, el obispo, José Ignacio Munilla, se va de Palencia...
-La noticia del nombramiento de José Ignacio Munilla salió unos 20 días después de concederle el premio. Si estábamos totalmente convencidos de habérselo dado, a partir de ahora lo estamos aún más. Le hemos expresado nuestro apoyo y vamos a ir a la toma de posesión a San Sebastián. Le critican sin conocerle. Es una persona joven, muy cercana y muy concienciada con los problemas actuales. Es una pena que no haya podido estar más tiempo con nosotros.
-¿Les traerán los Reyes Magos la placa al monumento Juan Ponce de León en la plaza de Pío XII?
-Desde el Ayuntamiento nos han dicho que sí, aunque es una cuestión presupuestaria. Además, por la forma que tiene de proa de barco es complicado poner una placa sin tapar el monumento. Confío en que pueda estar para el año que viene.
-La historia ha llegado a las redes sociales...
-La asociación tiene facebook y un blog. Es la mejor forma de que las personas que están fuera contacten con nosotros y sepan lo que hacemos. De otra forma no podríamos llegar a casi nadie.
Vino Español con motivo de la Navidad
La A.C.T. Fernando III el Santo organizó el pasado 23 de diciembre un Vino Español para celebrar junto con los socios y amigos las fiestas navideñas. El evento, que contó también con la presencia de varios representantes de los medios de comunicación de Palencia, se celebró en un ambiente de sana camaradería y hermandad en el Bar Capitán Flint.
La Espada Lobera: "El Bello Desconocido"
EL BELLO DESCONOCIDO
José Ángel Martín - A.C.T. Fernando III el Santo.
Columna publicada en el periódico "Palencia Siete", el viernes 11 de Diciembre de 2009, en la página 10.
Es, de todos los palentinos, sabido, que, a su catedral, se le conoce como la Bella Desconocida. Bella porque, sobre todo en su interior, se puede considerar como una de las más hermosas iglesias españolas, abarcando un compendio de estilos: Visigótico, románico, gótico, renacentista, barroco. No menos que bella, la seo palentina, es mucho menos visitada y reconocida que sus hermanas mayores de León, Burgos, Toledo o Sevilla, a pesar de que exposiciones como Las Edades del Hombre se encargaron de traernos varios centenares de miles de visitantes.
Sin embargo, Palencia, una de las cinco capitales más desconocidas de España, según las encuestas, cuenta con un museo al que se le pueden aplicar perfectamente, los mismos adjetivos que a su catedral. Un museo que cuenta con una colección de pintura y escultura de autores tan consagrados como Alonso y Pedro Berruguete, Juan de Flandes, Felipe Bigarny, Alejo de Vahía o Diego de Siloé. Maestros que, además de en Palencia, trabajaron en las más grandes obras de su tiempo como las Catedrales de Burgos o Toledo y la Capilla Real de Granada. Un museo que acoge en su seno muchas obras que, de otra manera, se habrían tragado pantanos o habrían quedado desamparadas, al alcance de la mano de los amigos de lo ajeno. Un museo donde observar el legado de los mudéjares cuyas techumbres y artesonados de madera policromados provocan el asombro del espectador. No menos, que el retablo plateresco de Báscones de Valdivia, dedicado a la Virgen y que recoge un buen número de escenas de la Historia de la Salvación del Hombre.
Calvarios, pilas bautismales, vírgenes trono, cruces y otros objetos de orfebrería nos transportan a otras épocas donde el pueblo llano, mayoritariamente analfabeto, era educado en la fe, mediante los recursos artísticos moralizados, es decir, creados para catequizar. Pero, lejos de quedar anclados en el pasado, las obras pictóricas y escultóricas, muchas convenientemente restauradas, conservan una vitalidad y una fuerza espiritual muy palpable. Cuentan que un visitante oriental, quedó impresionado ante un cuadro de la Virgen. Al ser invitado a continuar la visita, el turista comentó que era un cristiano recién convertido y que, en su cultura, no estaban acostumbrados a ver a la divinidad representada, ni siquiera podía mirarse a los ojos del Emperador, divinizado, para no verle. De este modo, el visitante quedó impactado ante la imagen de la Madre de Dios que le observaba desde la pintura.
A pesar de todas sus virtudes, las maravillas artísticas que contiene el museo son contempladas apenas por unos pocos miles de visitantes cada año, un buen número de ellos extranjeros. Muchos palentinos no han paseado nunca por sus pasillos, a pesar de llevar casi cuarenta años entre nosotros. Otros, no saben dónde ubicarlo e incluso algunos, no han oído nunca hablar de él. Pero, nuestro bello y desconocido Museo Diocesano de Palencia, posiblemente, el mejor de España en su género, sigue esperando en los bajos del Palacio Episcopal de la calle Mayor Antigua y llamando a los palentinos a que acudan a disfrutar de un patrimonio del que son herederos y que constituye el legado de unas generaciones rebosantes de sensibilidad y firmes creencias.
José Ángel Martín - A.C.T. Fernando III el Santo.
Columna publicada en el periódico "Palencia Siete", el viernes 11 de Diciembre de 2009, en la página 10.
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