Mil Trescientos años de La Batalla de Covadonga



Este año se cumplen trece siglos de la Batalla de Covadonga, que sin duda representa el momento histórico más importante de nuestra Historia. Y de nuevo, como ya ha ocurrido los últimos lustros en otras efemérides importantes, la España oficial, entregada a la degeneración revolucionaria y la falsedad histórica, ignorará en todo lo posible el recuerdo y celebración de lo que fue el inicio de la reconquista y restitución de nuestra identidad y libertad frente al bárbaro invasor. Como contrapunto, algunos españoles si celebraremos y peregrinaremos durante el presente año hasta el Real Santuario de Covadonga, para con orgullo recordar el porque somos españoles, y con ello reforzarnos en la justa exaltación de nuestra gloriosa historia.

El 28 de mayo es la fecha que marcó el historiador Claudio Sánchez-Albornoz como más posible para la Batalla, pues las fuentes árabes citan que ese día del año 722 murió Munuza, quién por su estatus como gobernador en aquel momento de la Astúrica, sin duda debió de estar presente aquella jornada en Covadonga. Teniendo en cuenta la imposibilidad de dar como absolutamente cierta esta fecha, no podemos dudar -como también apuntó Sánchez-Albornoz- que sí fue en 722 la Batalla, pues a partir de ese momento la presencia islámica en el norte de España desapareció por completo.

Don Pelayo había sido elegido por aclamación Príncipe de la España cristiana en 718, probablemente en las laderas del Monte Corona (actual provincia de León). Ese primer grupo de héroes debió de estar formado por clanes astures, así como por visigodos e hispanos-romanos refugiados en las montañas del norte. Este foco de resistencia cristiana fustigó a buen seguro desde ese primer momento a las tropas y funcionarios invasores, siendo lógico que no fueran pocos los daños que causaron, pues consiguieron que los árabes enviasen un importante ejército desde el sur para acabar con ellos (a su manera, así lo recogen sus propias crónicas). Ese primer desafío cara a cara desde la invasión entre españoles y extranjeros fue lo que conocemos como Batalla de Covadonga; y como digo, hasta allí llevaron los sarracenos un importante ejército al que acompañaba el mismísimo Don Oppas, a la sazón Arzobispo de Toledo, con la intención de que convenciera a los reaccionarios de lo absurdo de combatir a un poder tan grande, como sin duda era en ese momento el Califato de Damasco. 

Don Pelayo, bendecido en la propia Cueva por la Santísima Virgen, alzando la Santa Cruz de madera, renegó a viva voz del traidor Don Oppas y del Califato de Damasco, y posteriormente lanzó una piedra a la cabeza del infame obispo, causándole la inmediata muerte. Ángeles y Arcángeles se unieron a las huestes de Pelayo, reforzadas también por las tropas del conde Don Pedro de Cantabria, y comenzaron a lanzar piedras, lanzas y flechas desde las alturas de Covadonga causando el terror y la muerte entre los agarenos. En el desorden creado, las tropas cristianas descendieron por los valles colindantes persiguiendo durante días a los invasores, hasta lograr su total expulsión. La victoria cristiana fue total, y allí mismo, bajo la Santa Cueva, y con la Santa Cruz de la Victoria en la mano derecha, Don Pelayo fue proclamado Rey de España en Asturias, iniciándose de este glorioso modo y en ese preciso momento, la Reconquista de la España Cristiana y la "Restitutio" de la Monarquía Católica, nacida en Toledo durante el reinado de Recaredo en el año 589.





Luis Carlón Sjovall
28 de mayo de 2022

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