Feliz Navidad 2015



Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el hombro el distintivo de rey, y proclaman su nombre: “Consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz”  (Iz 9, 5)

Feliz Navidad, porque nace el Salvador, porque con la llegada de ese niño, el hombre abandona la oscuridad; Feliz Navidad porque somos conscientes de la Gracia concedida y la responsabilidad que conlleva, y mil veces cantamos un alto y claro Feliz Navidad, porque la luz que de la alegría del nacimiento del Señor desprenden los corazones, irrita y de nuevo vence a la Bestia.

“Jesús nace para la humanidad que busca libertad y paz; nace para todo hombre oprimido por el pecado, necesitado de salvación y sediento de esperanza”  (San Juan Pablo II)

La Natividad de Dios, hoy ha de ser de nuevo interpretada como el don de la libertad que solo el Señor concede. Así, ha de ser tiempo de alegría y esperanza, pero por encima de todo de meditación. Las semejanzas del hombre de hoy, nacido de los llamados ideales ilustrados, con el hombre anterior a la llegada del Salvador hace ya más de dos milenios son tan evidentes, que por ahí debemos empezar a meditar. ¿Qué vida estamos llevando? ¿Seguimos el Camino que el Señor nos marcó?

“¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes son como sepulcros bien pintados, que se ven maravillosos, pero que por dentro están llenos de huesos y de toda clase de podredumbre. Ustedes también aparentan como que fueran personas muy correctas, pero en su interior están llenos de falsedad y de maldad”  (Mt 23, 27-28)

Mundo podrido, almas perdidas.. Y es que es imposible ser verdadero cristiano y al tiempo no condenar un mundo asentado desde hace décadas en la perversión moral, ética, política y social. Y esto ocurre no solo con el consentimiento de muchos de los llamados católicos, sino que se refuerza en el apoyo –ya sea por cobardía, tibieza o falta de fe- de muchos de ellos. En un humilde y verdadero análisis de conciencia, ¿no podemos llegar a entender que todos aquellos que consideramos -y así se manifiestan- enemigos de Dios, no son acaso en su mayoría pobres diablos ignorantes y por ende gentes desnortadas?, y asimismo, ¿que muchos de los proclamados católicos no son en verdad los más firmes heraldos de la Bestia, al aceptar el llamado, “mal menor” como forma y ejemplo de vida?

“En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba”. Nicodemo le dijo: ¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? Quién volverá al vientre de su madre para nacer otra vez?” Jesús le contestó: “En verdad te digo: El que no renace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu”.  (Jn 3, 4-6)

Ejemplaridad, compromiso, caridad, comprensión, educación, sabiduría, humildad y lealtad. Y por encima de todo, firmeza absoluta en la condena de toda actitud infame. Al final, el mal se apodera siempre de quien no lo combate con la Verdad de Cristo.

"Enséñanos lo que valen nuestros días, para que adquiramos un corazón sensato."  (Sal 90, 12)

FELIZ NAVIDAD 2015

Luis Carlón Sjovall
Presidente ACT Fernando III el Santo


Viaje a Sevilla 2015


Monumento a San Fernando en la Plaza Nueva de Sevilla
Como cada veintitrés de noviembre, una delegación de nuestra Asociación estuvo presente en tierras del viejo Reino de Sevilla conmemorando la Reconquista cristiana de su territorio por el Rey San Fernando de Castilla y de León en el año 1248.

Lectura del manifiesto a cargo del presidente de la ACT Fernando III el santo
Desde la A.C.T. Fernando III el Santo siempre hemos abogado por un mayor compromiso del pueblo español en la defensa de su patrimonio histórico y cultural. Esto en buena parte debe llevarse a cabo por medio de las asociaciones culturales de índole identitario, y como ejemplo de cómo deben hacerse las cosas, está el nos que ofrecen nuestros buenos amigos de la Asociación Cultural Fernando III de Sevilla, que con muy buena organización lleva años organizando actos de categoría en fechas simbólicas. Este año no fue diferente, y se reedito la antorchada con éxito en la Plaza Nueva junto al monumento a Fernando III el Santo el sábado 21 de noviembre. Con la presencia de numerosos público y de representantes de diferentes asociaciones de diferentes lugares de España como la A.C. Aspa de Albacete o A.J. Gran Capitán de Córdoba, se leyó un comunicado recordando la situación actual de España -con especial énfasis en el creciente peligro que representa el islamismo yihadista para una sociedad carente de valores-, además de colocar una corona de laurel junto al monumento al Santo Rey libertador y cerrando el acto con la lectura del tradicional manifiesto a cargo del presidente de nuestra Asociación.

Manifiesto 23 de noviembre
Libertó Dios a Sevilla del mahometano por medio del justo y santo Rey don Fernando III, año de 1248

Finalmente, el lunes 23 de noviembre, festividad de San Clemente, estuvimos presentes en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla participando de los actos litúrgicos que desde tiempos del propio Rey San Fernando se celebran en la Seo sevillana. 





VIVA SAN FERNANDO!!!

La Cruz de la Mata de los Carlistas


Cruz de la Mata de los Carlistas
  Pongámonos en situación: año de Gracia de 1837, transcurría el quinto de la denominada "Primera Guerra Carlista" en España, y la situación sin duda no era la mejor para el valiente ejército legitimista carlista. La muerte del general Zumalacárregui en 1835, añadida a la constante ayuda militar y económica proporcionada por Gran Bretaña y Francia a las huestes del bando “cristino” liberal habían debilitado notablemente las posibilidades de victoria de los leales al rey Don Carlos. Aún así, los ejércitos carlistas, a sabiendas de ser los portadores de la legitimidad, de tener el apoyo del noble pueblo, y de la miseria que le esperaba a la Patria en caso de derrota, mantenía la moral intacta aunque ya más que como un ejército, sus huestes funcionaban en la mayoría de los casos como partidas de guerrilleros subordinadas al mando de mayor graduación que se mantuviese en cada partida.

  Así, ocurrió que una de estas partidas carlistas que se encontraba combatiendo en la zona norte de Palencia, se instaló en un paraje conocido por entonces como “La Manguilla”, sito en la pequeña localidad de Ayuela de Valdavia. Este lugar, a apenas un kilómetro de dicha localidad, y a unos cinco de Buenavista -la cabeza de la comarca-, era idóneo como refugio; pues además de la cercanía a dichos pueblos -la población de la zona ayudaba en lo que podía a los legitimistas-, se trataba de un amplio cerro constituido por una frondosa mata de roble, cercano al río Avión, y con una importante vista sobre la comarca desde el “Cabezo Alto”, que con sus 1047 metros de altura, corona la mata.

  Allí se mantuvo la partida durante un tiempo esperando órdenes, al mando del capitán Portillo, cuando una noche -finalizando ya el verano- fueron localizados y rodeados por un batallón mucho más numeroso de tropas enemigas. Los “jacobinos”, fieles a su estilo, no se detuvieron en su afán criminal hasta matar al último de los carlistas, aunque milagrosamente, dos de los hombres consiguieron sobrevivir a la masacre de la hoy llamada “Mata de los Carlistas”. Uno de los que consiguieron escapar fue el propio capitán Portillo, quien malherido consiguió atravesar el río Avión, y refugiarse en otra mata, donde desgraciadamente fue localizado al día siguiente y fusilado allí mismo, en un paraje que hoy se llama “Mata Portillo”. El otro fue un joven carlista, que consiguió llegar hasta Ayuela, donde un pastor lo llevó hasta su casa, cediéndole sus ropas para que pudiese escapar; se desconoce el nombre y el destino del joven superviviente, aunque se cree que pudo unirse a alguna de la partidas que aún quedaban en pié por tierras leonesas..

  La guerra terminó, con la consabida victoria de los “cristinos”, y aunque España con ello se adentró de lleno en las ideas “ilustradas” extranjerizantes que aún hoy padecemos, lo sucedido en Ayuela no se olvidó. Así, sabemos que al poco tiempo de la masacre se forjó una cruz en el lugar como recuerdo a los valerosos hombres que allí dejaron la vida luchando por Dios, la Patria y el Rey; y que esa cruz se mantuvo firme hasta hace pocas décadas mantenida por gentes anónimas de Ayuela. La pérdida de identidad y sentido del deber que hemos padecido desde hace ya demasiado tiempo en España, lograron que poco a poco la cruz, y con ella el recuerdo de lo allí sucedido se acabase olvidando, no solo físicamente, sino incluso en la memoria del pueblo.

  El recuerdo de lo sucedido, y la lealtad a quienes lucharon por la verdad, no debe ser olvidado, pues es el fértil abono en que se arraiga la tradición y la dignidad de un pueblo. Por ello, y tras pedir los preceptivos permisos, desde la A.C.T. Fernando III el Santo de Palencia entendimos que la cruz de la “Mata de los Carlistas” debía reponerse; y así lo hemos hecho recientemente, intentando ser lo más fieles posibles a la medida, forma, consistencia y lugar que los viejos escritos, así como los ancianos de la zona nos indicaron. No quedará aquí la cosa, pues en breve, coincidiendo con la “Festividad de los Mártires de la Tradición”, pretendemos colocar una placa en el lugar recordando lo allí ocurrido, así como realizar un homenaje anual en el lugar a quienes en el lejano año de 1837, entregaron su vida por Dios, la Patria y el Rey.

10/12/2015
Luis Carlón Sjovall
Presidente ACT Fernando III el Santo

Isabel la Católica, Sierva de Dios, Reina de España, madre de América



Con motivo del 511 aniversario del fallecimiento de la Reina Isabel la católica, recuperamos la genial homilía que a petición de nuestra Asociación, pronunció el padre Alberto Torres en el convento jesuita de San Francisco de Palencia, el veintiséis de noviembre de 2006


De Madrigal de las Altas Torres a Medina del campo hubo una vez 53 años con 7 meses y 19 días de distancia, los que vivió la reina de Castilla y León, de España y de las Américas: Isabel la católica (22/04/1451 – 26/11/1504). Hoy 502 años que murió de cáncer poco antes del mediodía. Hoy fiesta de Cristo Rey del Universo. Hoy es cosa de pensar en aquella Reina, en aquel Dios, en aquella España.
Mala prensa analfabeta tiene Isabel la católica porque trajo la Inquisición, echó de España a judíos y árabes, fundó España sobre el cristianismo. Porque los judíos seducían alevosamente a los cristianos, los sacaban de la iglesia para meterlos en la sinagoga, y ella era a ciencia y conciencia la defensora de la fe, el 1.11.1478 encargó a Roma la Inquisición para defender a los cristianos. ¿Algo en contra?
Como ni por ésas pudo con los judíos, a los que tanto protegía a sabiendas de que 800 años antes habían ayudado a los árabes a invadir España, ni con el clero que encizañaba al pueblo y junto endemoniaron la convivencia pacífica de judíos, moros y cristianos, muchos años después de que por las mismas lo hicieran dos veces Alemania (1283 y 1292), una Inglaterra (1290),  y cinco Francia (1182, 1306, 1321, 1322 y 1324), por razones más políticas que religiosas, etc.., expulsó de España a sus 80.000-100.000 judíos (solo unos 40.000 se exiliaron) y diez años después a los árabes (11/02/1502), que llevaban 791 años en España. ¿Algo en contra?
Por estrabismo de bizcos mentales resulta a algunos estrambótico que fundara España sobre las bases del cristianismo cuando historia en mano consta que todos los reinos de Europa fundaban su concepto de nación en la religión común de sus gentes. Aquí el axioma jurídico de Roma distinge tempora et concordabis iura (distingue los tiempos y te cuadrarán las cosas). Es embrollo mental, sandez bucal y pata de banco aplicar criterios de hoy a casos de ayer. ¿Algo en contra?

Yo creo en Isabel una, santa, católica y apostólica y romana. Mujer eximia en la caridad que, p.ej., acogió como hijos propios a los bastardos de su marido; a su contrincante al trono, La Beltraneja, le buscó de marido a un primo de su esposo Fernando y a su propio hijo Juan, que ella rechazó y se metió monja; incluyó en la lista de la nobleza española a la Reina de Portugal y su amante, etc..
Isabel, mujer eximia en la fe, que para ella no era una opción entre otras sino la Verdad absoluta revelada, la fe que dirigió su vida privada, matrimonial, política, cultural…, empresa de fe o causa de Dios –que dice el Papa Inocencio VIII- fue la conquista de Granada (2/01/1492) –ciudad que la tengo en más que a mi vida-, desde la fe se las tuvo tiesas con judíos, nobles, musulmanes, indios de América y el mismo Papa Alejandro VI, por la fe hizo de América la empresa no de las armas sino de las almas: la evangelización, cristianización y salvación  de los indios, absolutamente por encima del oro y de las tierras.
Isabel, mujer eximia en aquel “derecho de gentes”, hoy derechos humanos, que obliga a Colón a llevarse a América a los cuarenta indios esclavos que le había traído de muestra –y vendido aquí por buen dinero que la reina hubo de rescatar con el de su bolsillo real-, devolverlos a sus tribus natales y jamás hacer, de un indio hijo de Dios, un esclavo de compraventa y explotación de los hombres. Cuando el 20/11/1499 Colón llega a Cádiz encadenado por su despotismo político, injusticia administrativa, explotación de indios, sobornos de hecenderos, rufianes “y otras gentes de mal vivir”, etc.; la reina ordena que le desencadenen, le den 1000 ducados y lleven a verla, ella le recibe cordial, mantiene las Capitulaciones que los dos firmaron en Santa fe (1492) y, eso sí, le prohíbe volver a América.
Isabel, la mujer eximia de piedad: dos meses en oración se tiró para decidir la elección de marido ¡y tenía 17 años!, el día en que se enteró de que los franceses habían atravesado la frontera catalano-aragonesa se lo pasó en ayunas, oración y penitencias, como pasaba los tiempos litúrgicos “fuertes” de Adviento, Cuaresma y Semana Santa. En su testamento fijó la mortaja –hábito del pobre San Francisco- y enterramiento en una sepultura de baxa; que no tenga bulto alguno, salvo una losa baxa en el suelo, llana. La desobedecieron y hoy está en la Catedral de Granada, en el subsuelo, delante del altar, con una mirilla que da al altar, de forma que lo primero que vea resucitar de entre los muertos sea el sagrario.

Aquí, entre uds., están representantes de la Comisión “Isabel la católica” que, por conocerla, quieren subirla de las andas procesionales de la grandeza humana a los altares de la santidad celeste. Y porque creo es sus virtudes heroicas –nada palaciegas- y en la heroicidad de su vida toda, lo que se dice santidad, me extraño con uds. de que no esté donde tiene que estar –en los altares del corazón, del templo y de España. Denuncio a los culpables.
Culpables los franceses de los ss. XVI y XVII, que impidieron su beatificación porque beatificarla hubiera siso beatificar la política de superioridad, supremacía y hegemonía de los Austrias y borbones. Culpable la Ilustración francesa y española del s. XVIII, que impidieron su canonización porque canonizarla hubiera sido canonizar su confesionalidad, contra el laicismo, de Estado. Culpables hoy los zafios de historia, los ignorantes de esta mujer, los relativistas, laicistas, ateos y demás fauna y flora de los tiempos nuestros.
Y, sin embargo, en las coordenadas políticas de estos procesos del santoral, Isabel la católica (título pontificio del Papa Alejandro VI en 1494) lo tiene más fácil que su coetánea, la francesa Juana de Arco, mártir no de la fe sino del patriotismo contra los ingleses.

Hoy festividad de Cristo Rey del Universo: aquí queda la realización, chiquita por humana pero eximia por grandiosa, de ese reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz por obra y gracia de la mujer santa, Isabel de Castilla, de España y sus Américas, cuyo parecido con quienes hoy desgobiernan, corrompen, descristianizan y descuartizan a España, no es ni siquiera mera coincidencia. 


Presentación del libro “La Falange y la Derecha, Revolución contra Reacción”


El pasado 2 de octubre, la A.C.T. Fernando III el Santo comenzó su ciclo de conferencias y presentaciones de índole cultural e histórico “Otoño Castellano 2015” en el Centro Social Blanca de Castilla de Palencia, con la presentación del último libro del historiador y escritor vallisoletano Jorge Olmedo, “La Falange y la Derecha, Revolución contra Reacción”.


Jorge Olmedo explicó las vicisitudes que en la década de los años treinta del pasado siglo llevaron a una serie de jóvenes a revelarse, por medio de la fundación de partidos y sindicatos de corte patriota-revolucionario frente a una república que ya desde el principio se presentó como un fuerte simbolismo masónico e ideología marxista. Estos nuevos ideales patrióticos-revolucionarios, comentó Olmedo, recogían tanto ideales basados en la tradición cultural y religiosa española, como un importante compromiso social estructurado en la defensa de la dignidad y derechos del hombre.

Así, un joven José Antonio Primo de Rivera funda FE (Fascismo Español), que posteriormente pasaría a ser Falange Española; Onésimo Redondo funda las Juntas castellanas de Acción Hispánica y Ramiro de Ledesma las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas. Estos tres movimientos -el autor hace hincapié en la importancia de su esencia castellana- acabaron fusionándose en 1934 en lo que sería Falange Española de las JONS.

Olmedo recordó tanto los conflictos internos que acuciaron a la formación durante la República, como el permanente ataque -con decenas de asesinados- sufrido por parte de pistoleros izquierdistas. También se recordó, que la derecha burguesa de la época (CEDA), fue probablemente quien más impedimentos puso al crecimiento de estos nuevos ideales.

Cuando llegó la “Guerra Civil”, -nos recuerda el autor- los principales líderes de FE JONS fueron cobardemente asesinados, lo cual no fue óbice para que miles de españoles –muchos de ellos procedentes de los viejos partidos de derecha conservadora- se alistaran al partido, ya fuese por verdadera simpatía, miedo a las izquierdas o ánimo de coger posición para el futuro.

Una vez acabada la guerra, tanto los falangistas, como los carlistas –los dos principales movimientos que se levantaron frente a la ignominiosa Segunda República- fueron sometidos y desvirtuados por el régimen militar franquista, llegando a ser obligados a unirse en un partido único. El autor nos comentó que a partir de ese momento, FE JONS se convirtió en un movimiento que nunca más volvió a ser la de los heroicos primeros tiempos.

Sin duda, el libro “La Falange y la Derecha, Revolución contra Reacción”, nos ofrece un amplio resumen de los éxitos y dificultades de FE JONS desde su fundación hasta el final de la Guerra Civil, que ningún español con ánimo crítico debiera perderse. Más si cabe, cuando tantas similitudes hay con las terribles circunstancias que lamentablemente hoy tenemos que sufrir de nuevo.

2 de Septiembre, festividad de San Antolín


Mucho se ha discutido sobre el verdadero origen del mártir San Antolín. Que fuera sirio, lo afirman serios estudios históricos; pero la tradición y la leyenda lo hacen francés, de Pamiers, cuya catedral comparte con la de Palencia el común patronazgo.


LA LEYENDA DE SAN ANTOLÍN

Instalados los visigodos en territorio francés a principios del siglo V, Teodorico I había entregado Apamia (Pamiers) a su hijo Federico. Un hijo de éste es el príncipe Antonin, en español Antonino o Antolín. Convertido al catolicismo, evangelizó el país y fue martirizado en el año 507 por los visigodos que permanecían aún fieles al arrianismo. Sobre su lugar de martirio, se fundó la antigua Abadía de St. Antonin, citada por vez primera en documentos de 961.

A Wamba, sucesor de Recesvinto, se le atribuye el haber traído a Palencia las reliquias del mártir San Antolín. Reliquias que serían escondidas ante la invasión musulmana, en la famosa cueva de la catedral palentina, donde las hallaría milagrosamente el rey Sancho III de Navarra apenas iniciados los años 1000, a decir de las Crónicas. Este rey, posteriormente, repoblaría Palencia, restableciéndose el obispado.

ROMANCE DE LA CUEVA DE SAN ANTOLÍN

Andaba cazando el rey
Sancho, el Mayor de Navarra
con sus bravos montañeses
por las tierras castellanas,
cuando allá, cabe el Carrión,
río de históricas aguas,
vió un jabalí que iba herido
y a punto se desangraba..

Dispuso el arco y la flecha
y, apartando la maraña,
se abrió paso temerario
en la cueva solitaria..

Alzó el arco para herirle
y, al ir a hacer la descarga,
sintió enervado su brazo
por una gran fuerza extraña..

Cinco lustros, no más tarde
surgió de sus ruinas santas
el tiempo que prometiera
Sancho el Mayor de Navarra.
¡Oh catedral, joya rica,
ornato y gloria de Esapaña!
¡Casa madre de Palencia..!
¡Pieza en Castilla cobrada
en la regia cacería
de Don Sancho de Navarra!

Historias y Leyendas Palentinas
Roberto Gordaliza Aparicio

Regeneración en España: Siglo XXI


Artículo del profesor Don Manuel Fernández Espinosa en el que repasa los proyectos "regeneracionistas" llevados a cabo en España desde la implantación del sistema modernista-liberal. Por la importancia de lo tratado con vistas a una recuperación de nuestros verdaderos valores en un futuro próximo, reproducimos el artículo publicado originalmente en la Revista Raigambre con el consiguiente permiso del autor.

http://www.minutodigital.com/noticias/2010/04/05/el-ayuntamiento-de-caceres-retira-un-escudo-de-los-reyes-catolicos-por-franquista/

¿QUÉ ES LA REGENERACIÓN?
El vocablo “regeneración” aparece en el vocabulario político español en el siglo XIX, pero no es un término propio del ámbito político, sino que éste lo incorpora a su léxico extrayéndolo del ámbito de las ciencias naturales, tan en boga en aquellas calendas; en concreto de la medicina. “Regeneración” es, sensu stricto: la capacidad biológica de un organismo vivo para reconstruir por sí mismo sus partes dañadas o perdidas. Para entender la adopción del término médico al campo politológico huelga decir que detrás se halla una imagen anatómica de la nación (en este caso, la española) que a manera de cuerpo social es considerada como un organismo que, debido a unas razones (que hay que descubrir) presenta daños de mayor o menor severidad. El regeneracionismo se propuso estudiar auxiliado con varios métodos tanto de disciplinas tradicionales como de ciencias de nuevo cuño las razones de la decadencia de España, para aplicarle a ésta las soluciones que cada cual consideraba más efectivas. En ese sentido existe una variedad de conclusiones, cada "regeneracionista" tenía las suyas.
La “regeneración” (sería mejor decir el “regeneracionismo”) tiene a sus espaldas en España una dilatada tradición que podríamos incluso retrotraer a la generación de aquellos que propiamente se hicieron denominar “regeneracionistas” o merecieron tal apelativo. Por ejemplo, el proyecto federalista de Francisco Pi y Margall no dejaba de ser un intento de “reconstituir” España y aunque no es “regeneracionismo” en su sentido lato, la doctrina política pimargalliana dejó su impronta en algunos regeneracionistas.
Este federalismo pimargalliano es importación de esquemas racionalistas que, ante la magnitud de los problemas generados por la implantación en España del liberalismo a lo largo del siglo XIX, trataba de “reconstituir” la nación entendiendo que ésta había sido artificialmente unificada desde el centralismo, según abstracciones de todo punto inconvenientes a la pluralidad regional y ajenas a la tradición administrativa y territorial de España. A la luz de la forma que España había adoptado al ser configurada según el sistema centralista liberal, los federalistas sintieron que España había degenerado y propusieron que para su “reconstitución” o “regeneración” era menester descomponerla, para en un posterior momento recomponerla. El problema de nuestros federalistas (de los de antaño y hogaño) es que pretendieron, en el mejor de los casos, curar un cáncer extraño (el centralismo) con otro cáncer no menos extraño (un federalismo abstracto de importación). Pero válganos aquí establecer una equivalencia entre “regeneración” y “reconstitución”, pues “regeneración”, en la primera acepción que trae el diccionario de la RAE, vale por “dar nuevo ser a algo que degeneró, restablecerlo o mejorarlo”. Pi y Margall no habla que recordemos de “regeneración”, pero sí que insiste en la “reconstitución”, por más que lo haga desde parámetros de carácter anarco-individualista. De alguna u otra forma, “reconstituir” un organismo es “volver a constituirlo, rehacerlo”.
Sin embargo, dejando a un lado a Pi y Margall y su proyecto de reconstitución de España, la línea clásica del regeneracionismo español decimonónico apostaba por la europeización de España. Es así como Ortega y Gasset pudo decir: “Regeneración es inseparable de europeización […]Regeneración es el deseo; europeización es el medio de satisfacerlo”.
Eso pudo ser en tiempos de Ortega y Gasset, pero no tiene por qué serlo en nuestros tiempos. La regeneración de España, si es que todavía es posible, no puede consistir para los tiempos en que vivimos en más “europeización”, pues una de las causas de nuestra degeneración actual ha sido justamente la febril e irresponsable “europeización” en todo lo peor que pueda tener la “europeización”. No: el medio de satisfacer el deseo de una regeneración (o “reconstitución”) para nuestros tiempos no puede consistir en dejar de ser nosotros mismos (más todavía de lo que lo hemos hecho ya, en cuarenta años), cediendo nuestra soberanía, hipotecándola hasta laminarla, sino que para el siglo XXI mejor hiciéramos en postular más bien lo contrario: la única posible regeneración del siglo XXI consistirá en reintegrar en la vida social e individual las ideas-fuerza que configuraron a España como esa entidad “diferente” que contrasta con el resto de Europa y que establece una distancia entre lo comúnmente “europeo” y lo genuinamente “español”.
Esas ideas-fuerza y esas realidades que hicieron de España lo que es (sin confundirse con otra nación europea) son la verdadera constitución interna del país. Desde el pasado más remoto esa “constitución interna” (ágrafa y antiquísima, anterior a la impostura constitucionalista de 1812) es la Tradición Hispánica que, cifrada en sus ideas-fuerza, viene a tener por ingredientes: el Catolicismo; la Monarquía tradicional; la democracia municipal (lo contrario de la democracia partitocrática); el patriotismo (sin confundir con nacionalismos románticos, ni siquiera españolistas). Si esas ideas-fuerza nos preservaron de todas las invasiones que amenazaron con destruirnos, que pugnaban por hacernos desaparecer de la faz de la tierra, no vemos la razón (a menos que se apueste por el suicidio nacional) de no reivindicar nuevamente y siempre las mismas ideas-fuerza.
La defensa de la monarquía tradicional (que, todo sea dicho, muy poco tiene que ver con la monarquía constitucional vigente hoy en día y tampoco con la monarquía absolutista) podría exigir muchas aclaraciones y puntualizaciones que no creemos que sean de especial relieve para lo que aquí nos proponemos; no queremos extraviarnos por los sinuosos caminos de una restauración monárquica en la persona de éste o el otro pretendiente, tampoco discutir ni sobre la legitimidad de origen ni la de ejercicio: son temas sin duda interesantes, pero por esta vez se los dejamos con sumo gusto a los especialistas en árboles genealógicos. Pasa, por lo tanto, que a efectos de nuestro discurso, a partir de este momento apenas vamos a referirnos a la cuestión de la monarquía (evitando ese falso debate sobre monarquía-república, así como otros no menos tediosos). No menos problemático se haría justificar el catolicismo consustancial a España ante una sociedad secularizada, cuando hasta la misma jerarquía eclesiástica parece rehusar sus derechos históricos. Por esa razón, aunque podríamos abordar estas cuestiones en otro momento, nos bastará afirmar las ideas-fuerza, sin entrar en más detalles: España es católica (lo cual no quiere decir que a todo el mundo se le imponga la religión católica, eso sería un despropósito en nuestros tiempos: pero sí remarcar que a la religión católica hay que respetarle los derechos históricos). España es monárquica. España es democrática (en un sentido sumergido que hay que reeditar, pues se perdió hace siglos) y es patriota (el regionalismo así lo expresa; el nacionalismo centrífugo, aunque sea una desviación, así lo confirma: el español ama su tierra natal). Y solo una política que haga suyas estas líneas directrices podrá regenerar España; la que no los asuma, podrá hacer cualquier cosa, pero no será España.
LA POLÍTICA SIN PANFILISMOS
Nuestra tesis es muy sencilla: sostenemos que la política está obturada para cualquier iniciativa política (grupo político público, llámele como plazca el lector) que sostenga una propuesta o un discurso lo más aproximado a las ideas-fuerza de nuestra constitución interna, acorde con unos principios basados en la ley natural, defensor de lo que ha sido hasta hace poco lo “normal” y a su vez esté movido por las intenciones más honestas de poner en práctica una política de este tipo. Pero, ¿qué entendemos por “política”?
Para evitar la prolijidad y omitiendo disquisiciones que no vienen al caso, podría valernos la definición que nos da Ortega y Gasset sobre lo que significa “política”: “La política puede significar dos cosas: arte de gobernar o arte de conseguir el Gobierno y conservarlo”. La política ha sido desde siempre un ejercicio que se desarrolla en dos vertientes que vienen a confluir: conquistar el poder y conservarlo con el más adecuado arte de gobernar. Es un ejercicio demagógico el de aquel que traslada a la opinión pública que el poder lo vaya a conquistar toda la comunidad de gobernados y es una ingenuidad irrisoria (“panfilismo” le llamamos) la de quien, como sujeto gobernado, piense que él tiene o ejerce algún poder.
El poder lo ambiciona un grupo (con mejores o peores propósitos; mejor o peor organizado); el poder lo conquista un grupo (con mejor o peor estrategia; con mejor o peor suerte) y el poder, si no quiere perderlo, tiene que conservarlo el grupo que ha obtenido ese poder. El grupo que aspira a la conquista del poder se ha denominado a lo largo de la historia con muchos nombres. En “democracias” como las contemporáneas (si es que lo son; lo cual está por averiguar) los grupos que “públicamente” aspiran al poder se presentan bajo el membrete de “partido político”: estos “partidos políticos” pueden, a su vez, contener (y ocultar) a otros grupos menos públicos que financian e impulsan, por sus particulares intereses, al partido de marras para acaparar siquiera una porción del poder que el partido haya conquistado. De este modo, los grupos políticos públicos se convierten en “caballos de Troya” de camarillas que por sí solas no podrían asaltar el poder y que, una vez ocupado el gobierno por el partido político patrocinado por ellas, pasarán la factura a éste, reclamando del partido gobernante el desarrollo, por ejemplo, de una actividad legislativa a favor de los intereses particulares de esos grupos de presión (lobbys); “grupos de presión” que muestran una naturaleza semi-pública (y “no-política” en su acepción convencional). Hasta aquí, esto es lo que nos interesa saber en lo concerniente al significado que para nosotros tiene el término “política”.
A pesar de las críticas que el actual sistema político español ha recibido desde que se instauró, ningún gesto ha hecho este sistema por cambiar. Al revés de ello, con una asombrosa impavidez ha permanecido impermeable a cuantas críticas (incluso constructivas) y requerimientos se le han podido hacer.
Para un republicano como Antonio García-Trevijano: “la democracia europea designa una corrupta forma de gobierno oligárquico, bajo la denominación de “Estado social y democrático de Derecho”. El actual Estado de partidos”: y, lógicamente, el eminente republicano granadino incluía a la España actual en esa categoría. En fecha tan lejana como 1997, Justino Sinova y Javier Tusell, con menos virulencia que García-Trevijano, enumeraban hasta ocho problemas que presentaba este sistema en lo concerniente al sistema electoral vigente en España, a saber: 1) El sistema no conecta adecuadamente a los electores con sus elegidos. 2) Da un poder desmedido a las cúpulas dirigentes de los partidos. 3) Facilita la aplicación de una disciplina de hierro en el partido y en el grupo parlamentario. 4) Deja sin sentido las pretensiones constitucionales sobre el mandato imperativo. 5) Prima excesivamente a los grandes partidos. 6) Prima también a los partidos y coaliciones que compiten en un ámbito reducido. 7) La división del territorio en circunscripciones electorales provinciales es también una fuente de desigualdad. 8) El sistema hace que demasiados votos sean inútiles.
Si alguien supiera que se haya articulado y realizado, del año 1997 a esta parte, alguna reforma conducente a resolver estos problemas enunciados, que me lo haga saber.
Teniendo en cuenta estos defectos constitutivos del sistema (tanto a escala europea como nacional) y pudiéramos añadir muchos más, hay que decir también que, a día de hoy, en España es prácticamente imposible que una iniciativa política de signo patriótico y defensora de las ideas-fuerza tradicionales (bajo la marca de grupo político que concurre a unas elecciones) pueda aspirar a hacer política y, con ello, que es de lo que se trata en este libro, llevar a cabo un plan político de regeneración de España. A las pruebas nos remitimos.
Es cierto que son muchos los factores que impiden que eso sea así, pero no es menos cierto las deplorables explicaciones que alegan los líderes fracasados de estas iniciativas ante la minoría de sus grupúsculos insignificantes: hemos oído achacar sus fracasos a turbias conspiraciones secretas, sin que al parece a ninguno se le haya pasado por la cabeza -por ejemplo- el honorable retiro de la política (si es que puede llamarse “política” a lo que han venido haciendo): retirarse, para entregar el relevo a generaciones jóvenes que están empujando. La serie de fracasos que las múltiples iniciativas políticas (me refiero a las opciones políticas que más o menos asumen las ideas-fuerza tradicionales) han cosechado tiene explicaciones más plausibles y menos enrevesadas que la teoría conspirativa. El correlato de esos fracasos ha sido la marginalidad con el más espantoso ridículo ante las urnas, reeditando a porfía el fracaso durante décadas, pero no lo suficiente como para desaparecer del mapa sociológico. Y si estas iniciativas no han desaparecido es por ser muy útiles al mismo sistema. Al sistema le es necesario que se mantengan en pie algunos grupúsculos (siempre minoritarios y marginales) que puedan ser tachados de “extrema-derecha” y a los que recurrir para agitar el fantasma del fascismo, que es uno de los mitos más socorridos de las democracias corrompidas para despertar los terrores largamente incubados en el subconsciente de la masa dominada. Las razones por las cuales fracasa toda iniciativa que explicita algunas de nuestras ideas-fuerza debieran ser sobradamente conocidas, pero parece que nadie las quiere decir en voz alta. Y es hora de declararlas.
El régimen surgido tras la muerte de Francisco Franco ha existido y existe a fuerza de negar todo aquello sobre lo que (aunque fuese a título retórico) sostuvo y exaltó el franquismo. Patria, España, Religión, Ejército, Municipio, Sindicato Vertical, Tradición, Familia, etcétera fueron términos empleados pródigamente por el franquismo en su propaganda y constantes en su entramado ideológico. El régimen que siguió al franquismo estaba compuesto de miembros que habían formado un todo con el mismo franquismo y (para poder sobrevivir “políticamente” a un régimen personal) no pararon mientes en renegar de todo cuanto sonara a franquismo: era para ellos necesario distanciarse de la terminología (incluyendo el universo de símbolos) con la que se identificaba el anterior régimen. La estrategia de las elites franquistas para dar el salto a la nueva situación, reciclándose y perpetuando su presencia en los puestos dominantes, convirtiéndose en poderes aceptables y admitidos por el antifranquismo (al que, por cierto, tanto temían) consistió en sepultar hasta el último vestigio del franquismo por ellas mismas profesado con anterioridad y que pudiera delatarlos; por eso mismo la derecha del sistema se distanció todo cuanto pudo del vocabulario y la simbología franquista, amagando una aproximación a la democracia cristiana o al liberalismo hegemónicos en la derecha occidental (la derecha española fue sofrenando su fervor patriótico y lo fue ocultando en lo privado: recordemos que no fue ningún socialista ni comunista el que propuso eliminar el Águila de San Juan del escudo heráldico nacional. Esta maniobra de aggiornamento la realizó Joaquín Satrústegui, un político entonces de UCD: ¿es que había que eliminar pruebas “incriminatorias”?). La izquierda del sistema lo tuvo más fácil, pues en su naturaleza estaba la hostilidad abierta a todo lo que fuesen las ideas-fuerza con las que se había tratado de identificar la dictadura franquista.
Por lo tanto, todo el régimen surgido de la mitificada transición democrática se ha fundado y se funda en la satanización, la execración y la denostación (moduladas según el emisor y su público; según la coyuntura y la etapa) de cuanto se entiende como patrimonio propio del régimen anterior. Es, pues, lógico que desde el poder se haya marginado cualquier iniciativa que durante décadas haya podido reivindicar o simpatizar siquiera con el “ideario fuerte”, no pudiendo cosechar este tipo de iniciativas políticas otra cosa que fracaso tras fracaso, hasta su extenuación y neutralización controlada.
La política ha estado y sigue estando obturada para cualquier iniciativa política de sello “patriótico” que sería la única posibilidad de una auténtica regeneración española. El camino está bloqueado debido al indiscutible consenso político y social al que han llegado todos los beneficiarios de esta “democracia” actual, la que siguió a la muerte de Franco. En una cosa todos están de acuerdo: en marginar y no dejar pasar a nadie que, por la razón que fuere, pudiera evocar ni lo más mínimo ninguna de las ideas-fuerza invocadas retóricamente durante el franquismo. Para ello cuentan con todos los medios a su alcance; estos se aplican a confundir y adoctrinar a una ciudadanía que se conforma con la versión oficial de los hechos pasados y actuales como si fuese verdad incontrovertible. Tampoco olvidemos que las mismas instituciones que otrora fueron sostenes del franquismo (y que gozaron del máximo prestigio social -la Iglesia y el Ejército- durante el régimen franquista) no quedaron indemnes en estos decenios de profunda transformación, sino que padecieron unas mutaciones que no por provenir a veces del exterior (el Concilio Vaticano II, p. ej.) dejaron de estar nunca influidas por los poderes legales y fácticos, los mismos que se apresuraron a jubilar y relevar a aquellos elementos que pudieran conservar algún vestigio de lealtad al “ideario fuerte”: “involucionistas” fueron denominados durante algún tiempo los que no se doblegaron, también se aludía a ese núcleo de irreductibles con el título de "búnker".
El franquismo murió con Franco, por mucho que se empeñen los que han hecho del anti-franquismo una profesión lucrativa. Pero, pese a todo el esfuerzo empleado por los rodillos mediáticos, todavía quedamos españoles que nos resistimos a dar por muerta a España, que nos negamos a que la Tradición hispánica fuese sepultada bajo la misma losa que cubrió a Francisco Franco, pues ese “ideario fuerte” no es monopolio del franquismo.
Y no lo hacemos por obstinación, tampoco por franquismo residual, del que estamos exentos (cosa que  no podrían decir renombrados políticos del PP y del PSOE, todavía activos): entendemos que algunos estadistas y algunos regímenes han podido trasuntar algunas realidades intangibles que fueron invocadas por ellos, pero esas realidades (justo por su intangibilidad) sobrevivirán a quienes las identificaron mejor o peor consigo mismos y con sus regímenes. Por eso, aunque reconocemos lo difícil que se hace reclamar ese “ideario fuerte” debido a los obstáculos que impiden que sean reintegradas al discurso político esas realidades (España, Religión, Tradición Hispánica), las ideas directrices para una reconstitución de España no han sido liquidadas, ni vamos a consentir que lo sean. Y si no podemos hacerlas valer, incorporándolas a la normalidad política por tantas razones explicitadas más arriba (amén de otras: nuestro análisis no agota la realidad, es una aproximación), queda por averiguar de qué modo reintegrarlas a la sociedad que tiene que ser, en suma, la principal beneficiaria de las mismas.
Manuel Fernández Espinosa
A.C.T. Fernando III el Santo de Jaén

Espada Lobera; "Degeneración"



  Hoy me preguntaban si estaba enfadado respecto a la decisión del Ayuntamiento de Madrid de cambiar el nombre de la Plaza Vázquez de Mella (con retirada de monumento incluido), por el de Pedro Zerolo. La respuesta, -No, en absoluto-. Al fin y al cabo, que cambien el nombre de una Plaza en la capital de España dedicada a Don Juan Vázquez de Mella, uno de los hombres más íntegros y eruditos que ha dado nuestra Patria, por el de un tipo como Pedro Zerolo que es… bueno, simplemente todo lo contrario que se pueda ser a Vázquez de Mella en todos los aspectos, no deja de ser un síntoma inequívoco de una sociedad gravemente enferma. Enfadarse por ello, sería tan absurdo como enfadarse porque el agua moje o el fuego queme..

  Lo cierto, es que mi alto nivel de cabreo hace tiempo que pasó, para transmutarse en pena. Pena de lo que se ha hecho con España los últimos cuarenta años, aunque la inquina y miseria estén presentes en nuestra sociedad desde hace al menos doscientos. Pena , que solo puede desembocar en hartazgo y hastío; o por el contrario, y ese es el camino que elegí yo, entender la situación actual como un honorable desafío para quien sabiendo todo podrido, recoge las sagradas banderas del honor y la lealtad y las enarbola como seña de esperanza. Para llegar a esta situación, de sano positivismo, tras atravesar el desierto del cabreo y la desesperación, hay que tener claro que nada se puede anhelar ya de este sistema nocivo (ahora sabemos a ciencia cierta que nunca se pudo), nacido de la traición de muchos y alimentado en la desidia de casi todos.

  Cuatro columnas esenciales son las forjadoras de las libertades y tradiciones de una sociedad a nivel institucional; la monarquía, la iglesia, la nobleza y el pueblo. Haciendo un pequeño análisis a esto cuatro soportes en la sociedad contemporánea, nos encontramos con que en España la monarquía legítima -única columna que se mantiene en pie de las cuatro- lleva en el exilio casi dos siglos, y no volverá hasta que el pueblo la reclame, al ser de nuevo merecedor de ella. La Iglesia Católica, al igual que en el resto del orbe cristiano se ha reconvertido tras el CVII –salvo honrosas y santas excepciones- en una caricatura revolucionaria de su propia naturaleza, olvidando el evangelio de Nuestro Señor, abrazando todo orden de dogmas modernistas sin el menor rubor y dejando a sus hijos más fieles en el camino.. De la nobleza nada sabemos desde hace casi dos siglos, y nada sabremos hasta que una nueva nobleza resurja de lo mejor del pueblo el día de mañana. Pueblo que hoy se nos muestra perdido y cobarde, a la vez que maleado, apesebrado y penosamente idiotizado.

  Ante esta desoladora perspectiva, solo continuar firmes en nuestras lealtades y actitudes, en nuestra fe y tradiciones, -teniendo claro como ya dije antes que nada podemos esperar de quienes nos han arrastrado a esta situación-, pueden hacer que esa parte del pueblo que aún masculla cabreo, hartazgo y hastío, síntomas de vida en el alma, entiendan que mientras no transformen esos legítimos sentimientos derrotistas en noble e ilusionante “ardor guerrero”, nada cambiará.

  Recordemos, que aunque el mal llamado “régimen democrático” está absolutamente tele-dirigido, la llegada de estos grupos de extrema izquierda que hoy manejan el poder en importantes comunidades autónomas y ciudades de España, se produjo porque el pueblo los votó, y que en el fondo no son mucho peores que otros que antes han estado, sino sus criaturas y por tanto sus consecuencias naturales. Finalmente recordar, volviendo al caso de “Vázquez de Mella”, que todos los votos del Ayuntamiento de Madrid que actuaron en el pleno por el cambio de denominación de la Plaza, estuvieron a favor, excepto el PP, que lo desaconsejó por el excesivo gasto económico que supondrá para las arcas municipales dicho cambio de nombre…  

       Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras!!!

22/07/2015
Luis Carlón Sjovall
A.C.T. Fernando III el Santo

La Espada Lobera; "La Verdad os hará libres"



  El viaje del Santo Padre Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay llega a su fin. Se ha dado baños de multitudes y ha tenido momentos controvertidos como recoger una hoz y un martillo supuestamente ideado por un sacerdote jesuita español de nacimiento y boliviano de adopción, Luis Espinal. Esa encerrona de mal gusto es perdonable si entendemos que, como han dicho fuentes del Vaticano, no sabía que le iban a dar ese signo de revanchismo y manipulación. Cada persona debe ser responsable de sus actos, no de los actos ajenos, pese a ser el cuarto encuentro entre Evo Morales y el Papa Francisco y haber utilizado Evo Morales todos los anteriores para mejorar su imagen pública.

  El motivo de este escrito es plantear unas reflexiones sobre uno de los momentos más mediáticos del viaje, la condena de la conquista de América por parte del Santo Padre, igual que hicieron sus predecesores. Ante esta moda papal de atizar ahora al que no se puede defender y alegrar los oídos al cacique demagogo-populista que tienen delante y les recibe cual serpiente con manzana envenenada, creo que es necesario dedicarle una Espada Lobera para ser justos con nuestra Historia y con la Historia de la Iglesia hispanoamericana.

  ¿Porqué ningún Papa ha sido capaz de condenar hechos concretos y sólo condenan de modo genérico un periodo digno de admiración por la Humanidad?
El número de católicos españoles, americanos más los católicos de Filipinas es superior al 50% del número total de católicos en el mundo, y hay claros ejemplos de mestizaje en todas las naciones. ¿Qué tiene el Poder Vaticano contra España y la conquista de América? ¿Alguno de tantos apesebrados como cuenta el Papa Francisco que hay en el Vaticano se ha atrevido a explicar estas cifras al Papa? ¿Qué habría pasado con la Iglesia Católica sin la Reconquista en España? ¿Quién hubiera descubierto América y cuantos indios quedarían sin la reina Ysabel la Católica? ¿Cree el Vaticano que la conquista de América ocurrió sin la bendición de Dios?

  Los que alguna vez nos hemos hecho esas preguntas no entendemos el grado de hipocresía y desagradecimiento de los papas en este tema, y especialmente uno argentino, que debería ser conocedor y transmisor de la verdad del pueblo americano.

  De ser la actual América tierra de Satanás hasta 1492, con la brutalidad de sacrificios humanos masivos y esclavitud de los pueblos indígenas menos desarrollados se pasó pronto y gracias a la conquista española, a florecer por todas partes ciudades con catedrales, universidades, leyes justas y dignidad para los pueblos indígenas que quedaban amparados por las Leyes de Indias que daban, desde el principio, a los nativos el estatus de súbditos libres de los Reyes Católicos. Eso sí es revolucionario en la Historia de la Humanidad y no la hoz y el martillo que representa la esclavitud de siempre. Pretender enjuiciar cualquier hecho histórico desde otro punto de vista distinto a las circunstancias del momento en que se desarrolló es una aberración normalmente al servicio de un fraude.

  Si la conquista de América contó en su momento con todos los parabienes de los Papas de la época y los Santos Padres actuales tienen algo que lamentar, que empiecen haciendo crítica de aquellos Papas, y continuen con la devolución de todas las riquezas que tiene el Vaticano llegadas de América y donadas por España. Pero que las devuelvan a su legitimo dueño, España, que fue quien sufrió la sangría de hombres y medios para entregar tan generosos regalos a tan desagradecidos descendientes.

  Cuando España fue expulsada de América hace dos siglos la mayoría de estos indígenas quedaron indefensos ante las élites masónicas que siguen hoy día dominando el continente. Sus tierras fueron arrebatadas y sus pueblos masacrados. Todos recordamos las películas de indios y vaqueros de Hollywood en las que engañaban y mataban a las distintas tribus de América del Norte, pero la situación fue igual o peor en América del Sur.
Da vergüenza ajena oír a un Papa argentino condenar la conquista de América y no decir ni una línea de los exterminios sistemáticos de indios mapuches (araucanos) o tehuelches, llevados a cabo en el siglo XIX en el país menos mestizo de Hispanoamérica. ¿Estando tan ocupado en coger el autobús en Buenos Aires no tuvo tiempo de saber que pasó en Argentina y en el resto de América en el siglo XIX?

  ¿Ha sido arzobispo de Buenos Aires y lo único que es capaz de condenar es la conquista de hace 500 años que convirtió a la Iglesia de Roma en realmente Católica?

  La postura populista-tercermundista que ha mantenido el Papa Francisco hace difícil conceder la inocencia por desconocimiento pues debe poseer una cultura general del continente en que se crió acorde con los puestos que ha desarrollado allí.
El mensaje de Cristo en los Evangelios no puede ser sustituido únicamente por la lucha por la justicia social de los oprimidos, igual que el signo de la Santa Cruz no puede ser sustituido por la hoz y el martillo porque es una burla a los millones de mártires que este símbolo de odio ha causado entre los cristianos por todo el mundo. ¿Eso también lo desconoce el Santo Padre?

  Y ya en el siglo XX, ¿Desconoce el Santo Padre el apoyo cercano a la complicidad que han dado durante años algunos curas y obispos a organizaciones criminales como ETA, las FARC, o Sendero Luminoso? ¿Para cuándo una condena concreta a esos falsos pastores que dignifique y consuele a sus víctimas y familiares?

  Llegados a este punto nos queda rezar por el Papa, por la Iglesia y por España, pues opinar sobre el mayor o menor acierto de Francisco en sus opiniones no debe estar reñido con la fidelidad que le debemos como Papa. Todo esto con la humildad propia de un bautizado y sin ninguna intención de ofender a nadie.

  Quiero terminar con la expresión de los Cristeros mejicanos, que en lucha desigual defendieron su fe contra el Estado opresor ante la desidia de las autoridades eclesiásticas de su época, para que sea como un abrazo en Cristo a toda la Iglesia Universal,

¡¡VIVA CRISTO REY!!

13/07/2015
Juan Bermejo Herrrero
A.C.T. Fernando III el Santo