Carta abierta a Don Antoni Bas Olcina

Estimado Sr. Bas Olcina:

 Le escribo en nombre de la Asociación Cultural Tradicionalista Fernando III el Santo. Mi nombre es Antonio, y hace varias semanas leí un articulo en el que se narraba que un profesor ultracatólico y carlista había arrancado de las manos de una inocente niña una bandera con el arcoíris. Artículo, por otra parte, que adolecía de una pobre redacción y absolutamente tendencioso.

 Sin ánimo de entrar en el fondo de la cuestión, le diré que la noticia me llamó la atención por varios motivos. Uno de ellos, tal vez el menos importante, fue que su lectura me hizo rememorar mi infancia y juventud en el Colegio San José (S.J.). Y le diré que no recuerdo haber llevado nunca ninguna bandera para lucirla durante el recreo. Nunca. Ni recuerdo que nadie lo hiciera. Jamás. De hecho, no alcanzo a comprender qué clase de estudiante puede tener semejante idea.

El otro motivo fue que no pude evitar contraponer esa noticia a otra que acababa de leer, en la que se informaba de la condena de un juzgado a la Diputación de Valladolid por haber colgado esa misma bandera de su fachada. “Las instituciones deben conservar el deber de objetividad y neutralidad”, dice la sentencia.

 Pero como ya le he dicho, no pretendo entrar en el fondo de esa cuestión, dado que el objetivo de esta carta es otro bien distinto.

 No pude evitar leer más cosas sobre usted, sobre su pensamiento y su forma de educar. Y entonces lo he entendido todo:

 Frente a la cultura de la muerte impuesta por los gobiernos liberales de todos los signos, que podría resumirse en “más aborto y más eutanasia”, usted ha decidido defender la vida del inocente e intentado explicar que no hay dignidad en matar al enfermo, que lo digno es, tal y como nos enseñaron nuestros abuelos, cuidar de él.

 Frente al adoctrinamiento al que se está intentando someter a nuestros niños y jóvenes a través de la ideología de género y el aberrosexualismo, usted se ha erigido en defensor de la familia católica como base de la estructura social y natural, hoy gravemente amenazada.

 Frente a una sociedad cada vez más anticlerical, que no duda en mostrar su cristianofobia, mientras respeta escrupulosamente los derechos de cualquier religión, por exótica y antioccidental que sea, usted ha decidido empuñar la espada de la Fe, defendiendo el orden político cristiano contra viento y marea.

 Querido profesor, hablo en nombre de todos cuando digo que nos hubiese encantado tenerle como docente en nuestra juventud; hablo en nombre de todos cuando digo que es usted un ejemplo de valentía y coraje; y hablo en nombre de todos cuando le digo que en Castilla, en la vieja Castilla, tiene usted un pequeño e irreductible grupo de acólitos en los que siempre encontrará no sólo el apoyo moral que pretendemos transmitirle con esta carta, sino el afectuoso y caluroso abrazo propio de castellanos y españoles viejos.

 Me gusta incluir alguna cita en todos los artículos que escribo, y éste no va a ser la excepción. Concretamente, una del Cura Santa Cruz: “El carlista es paciente, no centra sus anhelos en contemplar la victoria que sabe asegurada a Nuestro Señor. Le basta la victoria sobre sí mismo y saber que ha hecho cuanto ha podido”.

 

Gracias por su valor y su ejemplo, Antoni, propio de otra época,

 

Antonio G. (A.C.T. Fernando III el Santo).

Castilla, 6 de Enero de 2021, día de la Monarquía Tradicional.

1 comentario:

miguel angel navarro dijo...

estoy totalmente de acuerdo con este profesor, es mejor inculcar valores como la familia tradicional, que no decir haste Gay que esta de moda y lo pasaras bien. muchas cosas estan equivocadas en este siglo, yo creo que cada dia vamos mas al fin de la destrucin del ser humano.