Es, de todos los palentinos, sabido, que, a su catedral, se le conoce como la Bella Desconocida. Bella porque, sobre todo en su interior, se puede considerar como una de las más hermosas iglesias españolas, abarcando un compendio de estilos: Visigótico, románico, gótico, renacentista, barroco. No menos que bella, la seo palentina, es mucho menos visitada y reconocida que sus hermanas mayores de León, Burgos, Toledo o Sevilla, a pesar de que exposiciones como Las Edades del Hombre se encargaron de traernos varios centenares de miles de visitantes.
Sin embargo, Palencia, una de las cinco capitales más desconocidas de España, según las encuestas, cuenta con un museo al que se le pueden aplicar perfectamente, los mismos adjetivos que a su catedral. Un museo que cuenta con una colección de pintura y escultura de autores tan consagrados como Alonso y Pedro Berruguete, Juan de Flandes, Felipe Bigarny, Alejo de Vahía o Diego de Siloé. Maestros que, además de en Palencia, trabajaron en las más grandes obras de su tiempo como las Catedrales de Burgos o Toledo y la Capilla Real de Granada. Un museo que acoge en su seno muchas obras que, de otra manera, se habrían tragado pantanos o habrían quedado desamparadas, al alcance de la mano de los amigos de lo ajeno. Un museo donde observar el legado de los mudéjares cuyas techumbres y artesonados de madera policromados provocan el asombro del espectador. No menos, que el retablo plateresco de Báscones de Valdivia, dedicado a la Virgen y que recoge un buen número de escenas de la Historia de la Salvación del Hombre.
Calvarios, pilas bautismales, vírgenes trono, cruces y otros objetos de orfebrería nos transportan a otras épocas donde el pueblo llano, mayoritariamente analfabeto, era educado en la fe, mediante los recursos artísticos moralizados, es decir, creados para catequizar. Pero, lejos de quedar anclados en el pasado, las obras pictóricas y escultóricas, muchas convenientemente restauradas, conservan una vitalidad y una fuerza espiritual muy palpable. Cuentan que un visitante oriental, quedó impresionado ante un cuadro de la Virgen. Al ser invitado a continuar la visita, el turista comentó que era un cristiano recién convertido y que, en su cultura, no estaban acostumbrados a ver a la divinidad representada, ni siquiera podía mirarse a los ojos del Emperador, divinizado, para no verle. De este modo, el visitante quedó impactado ante la imagen de la Madre de Dios que le observaba desde la pintura.
A pesar de todas sus virtudes, las maravillas artísticas que contiene el museo son contempladas apenas por unos pocos miles de visitantes cada año, un buen número de ellos extranjeros. Muchos palentinos no han paseado nunca por sus pasillos, a pesar de llevar casi cuarenta años entre nosotros. Otros, no saben dónde ubicarlo e incluso algunos, no han oído nunca hablar de él. Pero, nuestro bello y desconocido Museo Diocesano de Palencia, posiblemente, el mejor de España en su género, sigue esperando en los bajos del Palacio Episcopal de la calle Mayor Antigua y llamando a los palentinos a que acudan a disfrutar de un patrimonio del que son herederos y que constituye el legado de unas generaciones rebosantes de sensibilidad y firmes creencias.
José Ángel Martín - A.C.T. Fernando III el Santo.
Columna publicada en el periódico "Palencia Siete", el viernes 11 de Diciembre de 2009, en la página 10.
4 comentarios:
Ojalá este artículo contribuya a que el Museo Diocesano de Palencia deje de ser desconocido y anime a los palentinos a visitarlo porque merece la pena.
No sé si habrán tenido ocasión de leerlo las hermanas que lo cuidan, pero estoy segura de que les habrá encantado por el contenido y por la difusión que le da.
Se les va a mandar un periódico para que sepan la difusión que estamos intentando darle al Museo.
Tenemos un Presidente que no nos lo merecemos.
Es un museo desconocido quizá por la escasa publicidad que se le da y por el reducidísimo horario de visitas que tiene. Este museo en cualquier otra ciudad sería visitado por miles de turistas y contaría con un amplio horario de visitas. Merece estar entre los destinos obligatorios de la región. Las obras que contiene y las instalaciones son de primer nivel.
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