Artículo publicado por la A.C.T. Fernando III el Santo en El Norte de Castilla (6/06/2017) |
No hace aún mucho tiempo, la fecha del treinta de Mayo era una de las señaladas en el calendario litúrgico como de obligado precepto, siendo así que se sentía en cada rincón de España la figura del rey San Fernando, como símbolo indudable de justicia, generosidad y valentía. El lema del Rey en vida, “De la Lealtad y la Nobleza” no fueron palabras huecas en su boca, sino el obligado deber de toda una vida, que ya desde bien joven prendió en su alma, en buena parte gracias al ejemplo que le inspiró desde muy niño su querida madre, la Reina Doña Berenguela. Ese fulgor guerrero y nobleza de espíritu que irradiaba el príncipe, fraguó ya desde joven en el amor con que le respondió su pueblo cuando aun vivía. Tanto nobles como plebeyos, que a su muerte, entendiéndose los principales benefactores de las virtudes humanas y divinas del Rey Santo, las asumieron decididamente como propias.
San Fernando fue sin lugar a dudas un Rey guerrero; y ya desde su Proclamación como Rey de Castilla en Palencia, el catorce de Junio de 1217, hasta su muerte en Sevilla el treinta de Mayo de 1252, debió hacer frente en muchas ocasiones por la vía armada a innumerables enemigos, siempre en pos de un mundo mejor. Su reinado –iniciado siendo casi un niño- comenzó con un conflicto que duró más de dos años frente a la levantisca familia Lara -en su tiempo la más poderosa de Castilla-, los cuales pretendían en unión del rey Alfonso IX de León usurpar el poder que legítimamente le pertenecía al joven príncipe. Tras pacificar el Reino, se embarcó con afán en el inigualable proyecto de la Reconquista de España; dejando a su muerte unificados ya para siempre los reinos de León y Castilla, además de consagrar para la Cristiandad las conquistas de los reinos de Córdoba, Murcia, Jaén y Sevilla, así como la alianza en condición de vasallaje del reino de Granada. Aun con este inmenso bagaje guerrero, no fue Fernando III simplemente un Rey cruzado. Debemos recordar como ejemplos de su labor política y cultural que las catedrales de Burgos, León, Toledo, Valladolid o Sevilla se inician en su tiempo; que se sustituye el latín por el castellano como idioma oficial del Reino, y que se traduce y actualiza el Fuero Juzgo. Además favoreció de manera importante el auge de las artes y las ciencias, siendo su hijo primogénito, Alfonso X el Sabio, un claro exponente de tan brillante bagaje cultural.
San Fernando fue canonizado en Roma por el Papa Clemente X el siete de Febrero de 1671, tras un larguísimo proceso. Realmente, sabemos que ya en vida, Fernando III de Castilla fue reconocido como Santo por sus coetáneos, siendo incluso proclamado por el Papa Inocencio III como “Campeón invicto de Jesucristo”; y que tras su fallecimiento, comenzó una incesante peregrinación hacia su tumba sevillana, -allí se encuentra aún hoy su cuerpo incorrupto- que no ha cesado hasta nuestros días. En el año 1590 el Papa Sixto V le concedió tratamiento de Santo, más la prematura muerte del Santo Padre aplazó en casi un siglo el final del proceso de santidad. La indudable abnegación hacia la vida virtuosa del Santo Rey, respaldada en actos tan significativos como no combatir jamás frente a ningún Reino Cristiano, impedir sin reservas la herejía y el abuso de los poderosos del Reino, o el trato justo con que siempre distinguió a los musulmanes vencidos, son hechos que prueban sobradamente su santa virtud. Como colofón a su vida, destacar que el rey San Fernando no conoció la derrota en treinta y cinco años de gobierno-, convirtiéndose así, en el más significado ejemplo de santo caballero cristiano; reconociéndolo incluso el Papa Inocencio IV al poco de morir el Rey, con las siguientes palabras; “tan rectamente anduvo Fernando por las veredas de los mandamientos, según común opinión, que debemos pensar que fue absuelto de sus humanas flaquezas”.
Palencia fue en su juventud, un lugar importante para el Rey, pues aquí pasó buena parte de su primera infancia estudiando bajo el amparo de quien siempre fue un fiel aliado, el obispo Tello Téllez de Meneses, en el entonces incipiente Studium Generale palentino. No debemos olvidar tampoco, que fue en nuestra tierra donde fue Proclamado Rey de Castilla con apenas dieciséis años, en la Primavera de 1217; concretamente en la localidad de Autillo de Campos, donde este año –sábado 10 de junio- se conmemorará por todo lo alto el Octavo Centenario. Y también fue en Palencia, concretamente en el Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes, donde contrajo San Fernando matrimonio con Doña Beatriz de Suabia, el primero de Mayo de 1219. Por otro lado, hoy aun permanece en Palencia un importante legado arquitectónico de su época, con construcciones tan simbólicas como la iglesia de San Miguel o el pórtico del Convento de San Francisco. Y en cuanto a su figura en el ámbito religioso, recordar que España entera llenó sus templos de imágenes fernandinas tras su canonización en el Siglo XVII, no siendo Palencia ajena a ese espíritu. Así, en la provincia encontramos hoy en día diferentes imágenes del Santo; destacando unas preciosas vidrieras en el Monasterio de San Andrés de Arroyo y la Catedral de San Antolín, así como una preciosa imagen escultórica en la Iglesia de San Pedro Apóstol de Támara de Campos. Pero sin duda, es la Capilla de San Fernando, también en la Catedral palentina, donde se encuentra el más simbólico de los espacios de culto dedicados al Rey Santo en nuestra tierra. En este lugar, antaño dedicado a Santa Catalina de Alejandría, destaca una imagen escultórica del siglo XVII, de aspecto renacentista, en la que el Santo Rey se muestra con sus tradicionales atributos -Espada Lobera y Orbis Terrarum-, presidiendo un retablo también del Siglo XVII, que decorado con cuadros de la escuela madrileña, marcan diferentes momentos de la vida del Santo. En este lugar tan especial, simbólico de la fe, cultura y tradiciones castellanas, la A.C.T. Fernando III el Santo continúa organizando cada treinta de Mayo la misa por la Festividad del Rey San Fernando.
Luis Carlón Sjovall
Presidente A.C.T. Fernando III el santo
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