Espada Lobera, "De humos y tiranos"

 

  Cuando el otro día un buen amigo al ofrecerme un cigarrillo, me comentó que la ley antitabaco era otra “cortina de humo” del Gobierno para tapar la crisis, le convencí de que, tratándose de los progres y de su vil ideología, el asunto era más grave de lo que pensaba, y al final le satisfizo mi argumento y me espetó que efectivamente la única cortina de humo era la que habíamos preparado con nuestros cigarros.

Para llegar a convencerle, le recordé que con esta ley sucede lo mismo que con el resto de leyes inicuas que Zp y sus secuaces nos han venido imponiendo en los últimos años, siempre llevan un trasfondo perverso: destruir la familia, la vida de los inocentes, la religión católica, nuestra Historia, al fin y al cabo dar la vuelta a todos los valores y principios de la Civilización Occidental, en términos cursi-progres: “deconstruir”, algo así como destruir y construir otra cosa sobre las ruinas.

Como vi que le gustaba mi explicación, continué diciéndole que, desde luego, con esta ley antitabaco el Gobierno no busca el bien de nuestra salud, ni mucho menos la de nuestros hijos a los que podemos comernos si tienen menos de tres meses, sino que el propósito no ha sido más que usarla como prueba definitiva del terminante estado de aborregamiento de la sociedad española, algo que han podido comprobar con la aplicación con “total normalidad” de la ley y, lo que es más grave, han podido confirmar nuestra cobarde sumisión a la tiranía progre con la disposición de los expañoles a delatar al prójimo que cometa el pecado laico de llevarse un cigarro a la boca.

Lo más curioso es que Doña Leire me dio la razón enseguida al anunciar la próxima ley perversa: la de “No Discriminación” o algo así, con la que directamente se abre la veda del espíritu libre que no comulgue con sus vilezas, al que van a perseguir Código Penal en mano por atentar contra aquéllos “colectivos históricamente discriminados”, con lo que supongo que denunciarán a San Pablo por haberse atrevido a llamar inicuos a los “afeminados y sodomitas” y haberles “discriminado” del Reino de Dios junto a los “fornicarios, idólatras, adúlteros, ladrones, avaros, borrachos, maledicentes y los que viven de rapiña”. Para más información le dije a mi amigo que leyera la Primera Carta a los Corintios, capítulo 6.

Con lo cual ahora con la persecución social al fumador ya tienen claro los tiranos que la sociedad va a colaborar dócilmente en la busca y captura del “discriminador”, así que, ante el susto que tenía mi amigo cuando se dio cuenta de que ha llegado la hora de que nos declaren oficialmente forajidos, le consolé diciéndole que por lo menos en la cárcel o en el manicomio podremos echarnos un pitillo… y me contestó mientras me ofrecía otro cigarro: ¡y leer como San Pablo les manda a todos al infierno!

11/01/2011
Juan Herrero De la Fuente
A.C.T. Fernando III el Santo

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