El diablo está desatado. ¿No lo has notado? La Virgen en
Fátima nos lo volvió a advertir, después de que ya lo hiciera en La Salette
unos años antes. Es una batalla, una guerra más bien, que se debía dar pues así
Dios lo quiere. Todo está en su voluntad.
Ella, María, lo deja también muy claro: “la batalla final
será contra el matrimonio y la familia” … “Pero tranquilos, al final mi
inmaculado corazón triunfará”
Sabiendo esto, se entienden mejor dos noticias cercanas en
estos días, cuando estamos a punto de cerrar el mes de junio del año 2 de la
pandemia, antes 2021.
La tiranía avanza, tal y como lo pensaron los autores
distópicos del s. XX, como si de un nuevo paraíso se tratara. El diablo es muy
muy viejo, y aunque es muy tonto, ha aprendido mucho de los seres humanos a lo
largo de los siglos. Ahora sabe que se atrapan más moscas con miel, que con
hiel.
La tiranía de género, que no es otra cosa que un paraíso en
la tierra en el que los marxistas han entendido y aplicado a la perfección la
máxima liberal de la autonomía personal, avanza imparable, al menos
aparentemente.
Toda Europa sucumbe a este desvarío antropológico que vuelve líquida, cuando no
gaseosa, la naturaleza humana. Con el pretexto del respeto a los derechos
humanos, vemos cómo se enseña en los colegios que no importa aquello que te ha
sido dado, sino que tú, en tu autodeterminación libermarxista, puedes elegir
ser lo contrario a lo que la naturaleza dice que eres y aun más allá, ser cada
día una cosa, o ninguna, o todas a la vez, o incluso otra cosa distinta al ser
humano.
Y ahí es donde entran estas dos noticias: Hungría aprueba
una ley para evitar que la propaganda del lobby del abecedario entre en las
mentes de los niños. Ni en escuelas, ni en televisiones dentro del horario
general, ni en las calles en forma de carteles o vallas publicitarias.
La otra noticia, el intento de Italia de aprobar una ley que
condene con multas y cárcel a aquellos que se atrevan a expresar opiniones
tales como no creer que las parejas de homosexuales se puedan casar o mucho
menos adoptar niños y que impone el adoctrinamiento alfabético en las escuelas.
Toda Europa se ha volcado en atacar a uno de los dos países.
Por si no te habías enterado, no ha sido a Italia y su ataque directo a la
libertad de expresión y opinión, sino a Hungría y a su intento de proteger los
derechos de los niños y de los padres a elegir la educación que quieren para
sus hijos, tal y como pone en la propia constitución húngara y en el tratado de
la Unión.
Pero ¿Qué podemos esperar de un continente que ha arrojado
sus raíces por el retrete y vive en un éter filosófico contaminado de gases
sulfurosos? Pues esto: Quieren proclamar al aborto como un derecho humano y
prohibir la objeción de conciencia de los médicos. Por si no había quedado
clara la afiliación satánica de las instituciones supranacionales europeas.
Estamos ante una clara situación de “poner tronos a las
premisas, y cadalsos a las consecuencias”. Mientras Europa muere por mano
propia, el porcentaje de musulmanes crece imparable. Houellebecq también
escribió una distopía hace unos años, se llama “Sumisión”. Cuando la escribió
parecía una resultado imposible, hoy pasa por ser, quizá, una solución para
Europa y su nueva tiranía totalitaria materialista.
José María Reguera
A.C.T. Fernando III el Santo