Si hubiéramos de
buscar un ejemplo de un militar de brillante trayectoria y absolutamente
desconocido, no cabe duda de que Marcos Tarrero sería el modelo perfecto. A
pesar de ello y al contrario de lo que inicialmente hubiese podido parecer,
componer esta breve reseña no ha sido especialmente difícil, pues en el Archivo
General Militar de Segovia se conserva un extensísimo expediente que nos ha
permitido hacerlo, simplemente transcribiendo su Hoja de Servicios completada
con aquellos datos que de la 1ª Guerra Carlista sabemos que fue protagonista.
Anotaremos en primer
lugar que nació en Valdeolmillos, pueblecito de la comarca de El Cerrato, el
día 25 de abril de 1791, y que fue militar desde siempre, pues con tan solo trece
años sentó plaza de soldado en el regimiento de Guardias Españolas. Con él y
formando parte de la división del mando del teniente general Juan Carrafa entró
en 1807 en Portugal en apoyo del ejército del mariscal Jean Andoche Junot,
cuando todavía éramos aliados de Napoleón, participando en el combate de Coímbra.
No consta en su Hoja de Servicios, pero hemos de suponer que, como toda aquella
división, su regimiento fue desarmado en junio de 1808 por los franceses y que fue
tras regresar a España, cuando se sumó a la lucha contra los invasores. A partir
de aquí el relato de su Hoja de Servicios es, por momentos, bastante confuso,
pero vamos a intentar desenredarlo. No parece que haya duda de que, todavía con
su regimiento, asistió al combate de Medina de Rioseco (14 de julio de 1808), en
el <<que fue herido y prisionero>>
y llevado a Burgos, donde pudo escaparse y unirse en Astorga al ejército del
general Joaquín Blake, pasando a formar parte del regimiento de infantería
Mallorca. Tampoco parece que deba dudarse de que participó en la retirada de
Astorga de las tropas anglo-españolas ante el avance de Napoleón, formando
parte del llamado ejército de la Izquierda mandado por el marqués de La Romana,
sustituto de Blake. Los españoles, azotados por el hambre y el frío eligieron
la ruta que, salvado el puerto de Foncebadón, les permitiría por Ponferrada
pasar a Galicia. El día 2 de enero de 1809, su retaguardia sería alcanzada en
el camino que lleva de Turienzo de los Caballeros a Foncebadón, por la
caballería francesa dirigida por Jean Baptiste Franceschi. El sacrificio de
aquellos hombres permitiría que se salvase el resto, pero nuestro biografiado
cayó nuevamente prisionero y <<conducido a Vitoria donde se volvió a
escapar>>, pudiendo reunirse en Salamanca con su unidad, ahora, a las
órdenes del general Gregorio García de la Cuesta. A continuación anotaba
Tarrero que participó <<en la
acción de Logroño, dirigida por el General Castaños, en que padeció dispersión
su cuerpo y se fue a la Liébana>>. Lo que no puede ser nada más que
un fallo de memoria de nuestro biografiado. La única batalla que perdió
Francisco Javier Castaños a orillas del Ebro fue la de Tudela (23 de noviembre
de 1808). A la que pudo asistir perfectamente Tarrero, pero necesariamente
antes que al combate habido camino del puerto de Foncebadón. Eso significaría que
fue en la batalla de Tudela cuando fue hecho prisionero por segunda vez y
conducido a Vitoria y que fue tras la lucha sostenida en la cuesta de
Foncebadón, cuando se dirigió a La Liébana, algo por otra parte natural, si
tenemos en cuenta que aquel puerto se encuentra en la cercana provincia de
León. En cualquier caso, allí, en La Liébana y siguiendo la narración de su
Hoja de Servicios, se puso a las órdenes del brigadier Juan Díaz Porlier que
<<le destinó al cuerpo de Tiradores
de Castilla>>, en realidad <<2 castilla="" de="" tiradores="" voluntarios="">>. Con dicho cuerpo, habría participado
en la toma de San Vicente de la Barquera, entrada en Santander y defensa de
Puente Arce <<donde fue herido de
bala en un brazo>> y batalla de Gradefes (16 y 17 de octubre de 1809),
tras la que sería incorporado al regimiento de <<Húsares francos de Valladolid>>. Durante esta etapa inicial
de su aventura militar había ascendido a cabo 1º (con antigüedad de 15 de abril
de 1809), sargento 2º (30 de junio de 1809) y sargento 1º (1 de agosto de 1809),
pero tras su paso a caballería, su carrera militar de dispararía. 2>
Y puesto que ahora
sus combates serán los propios de una guerrilla, los transcribiremos tal y como
él los narró: <<Quintanilla del
Duero [hoy Quintanilla de Onésimo], donde
se hicieron prisioneros 180 franceses que iban conduciendo el correo desde
Peñafiel a Valladolid. = En la de Baltanás, donde se cogieron 194 dragones de a
caballo y se remitieron al General Mendizábal [Gabriel] en Potes, habiendo recibido un balazo en el
brazo izquierdo sin separarse por eso de su Regimiento. = A las inmediaciones de
Torquemada hicieron prisionera a la escolta francesa que conducía el correo de
Burgos a Valladolid, compuesta de 110 suizos y condujeron al mismo punto de
Potes. = En el ataque de Santa María de Nieva hicieron también prisionera su
guarnición francesa que ascendía a 100 infantes y 20 húsares de a caballo,
remitidos igualmente a Potes. = Un correo que iba de Madrid a Francia al
transito por Olmedo con 80 infantes, remitidos al mismo punto, y salió herido
de bala en un muslo>>.
Hacemos, no
obstante, un inciso en su narración para resaltar su ascenso, al que
posteriormente pondremos fecha, su nuevo destino e incluso ya al frente de su
escuadrón su participación en batallas de especial relevancia. Refería: <<Mandando ya un escuadrón en el Regimiento
Húsares de Castilla, en Fuensaldaña a las inmediaciones de Valladolid hizo más de
100 franceses prisioneros y setenta muertos, cuando más empeñados estaban
saqueando el pueblo y de su orden fueron conducidos al cuartel general del Sr.
Mendizábal, pero tuvo la desgracia de ver expirar un hermano suyo que era
teniente capitán [graduado] de su
mismo escuadrón. = En el valle de Esgueva al frente de su escuadrón hizo 200
prisioneros franceses con una pieza de a cuatro, dispersos del ataque de los
Arapiles que entregó al General Wellington en Valladolid. = Se halló en el
sitio de Burgos y en su retirada. = En la acción de Becerril de Campos y
Paredes de Nava, donde se atacó una columna francesa de 2.500 hombres haciéndolos
140 prisioneros y rescatando además los ganados que conducían para la
guarnición de Palencia. = En el ataque de Frómista del que resultó 80 húsares
prisioneros remitidos al cuartel general del Sr. Mendizábal en Potes. = En la
acción de Fuentes de Valdepero. = En la de Villarramiel. = En la de Villacarralón de Campos en la que se
hicieron 219 prisioneros de caballería pertenecientes a la división del General
Carrier, saliendo herido de bala en una pierna. = En el ataque de Calabazanos hizo con su escuadrón 44 prisioneros
artilleros de a caballo, que presentó al Sr. Gobernador de Palencia D. Teobaldo
Rodríguez Gallego. = Se halló en el ataque de Melgar de Fernamental. = En el de
Quintana del Puente, donde con su escuadrón hizo prisionero el correo de
Francia con su carro y la escolta de 84 caballos que condujo al cuartel general
de Potes. = Se halló en la memorable batalla de Vitoria. = En el sitio y toma
de Pamplona>>[1].
Cortando así, de
forma tan brusca pero normal en las lacónicas reseñas de las Hoja de Servicio, su
destacadísima participación en la Guerra de la Independencia, pero
permitiéndonos reseñar ahora sus ascensos: alférez (con antigüedad de 4 de
enero de 1810), teniente (2 de abril de 1810), capitán (8 de abril de 1811),
sargento mayor (12 de julio de 1811) y comandante de escuadrón (15 de marzo de
1812), ya al frente de un escuadrón de <>
y correspondiente a las últimas acciones reseñadas. Después, como la mayoría de
aquellos hombres, pasaría a ocupar diferentes destinos, normalmente en situación
de reemplazo y a la espera de retiro. Pasaría en dicha situación destinado al
regimiento de Dragones de Villaviciosa y posteriormente al depósito de
oficiales de caballería de Alcañiz, hasta que con fecha 19 de abril de 1816, se
le diese el retiro.
Día
12 de enero de 1833: <<Los Jefes de
Voluntarios Realistas de la ciudad de León invitan al General Comandante de las
Armas de la misma, a que se digne concurrir con su Estado mayor, al acto y
ceremonia de la Jura del Estandarte de la Caballería de aquel instituto, que
debía celebrarse el siguiente, en San Miguel del Camino. S.E. ofrece asistir a
dicho acto, y permite la salida del Escuadrón de aquella Capital para el
indicado punto, lo que se verifica en la tarde del mismo día>>[6].
Día
13 de enero de 1833: <<El
Comandante General de las Armas de León, Mariscal de Campo D. Federico Castañón[7],
sale en la mañana de este día con su Ayudante de Campo y cuatro ordenanzas de
Caballería, para asistir al juramento del estandarte de la Caballería de los
Voluntarios Realistas de aquella Provincia, reunidos al efecto en San Miguel
del Camino, cuya enseña ha sido costeada por el Reverendo Obispo de aquella
Diócesis, el Excmo. Sr. D. Joaquín Abarca [Blanqué]. Se principia el acto, asistiendo todo el concurso a la misa del
Espíritu Santo, que celebró el Canónigo D. Pedro Pascual García, Capellán del
Escuadrón, Gobernador que había sido de aquella Mitra por más de dos años,
después de caída la Constitución del año 1823. Enseguida se procede a la jura del
referido estandarte, y el citado Canónigo pronuncia una plática análoga al
objeto de aquel acto. El Comandante General, a cuya noticia habían llegado ya
los movimientos intentados en la provincia de Toledo, que en unión con
Asturias, Burgos y la Provincia de su mando, se disponían para proclamar Rey de
España al Infante D. Carlos, trata de retirarse a la ciudad, pretextando ser
día de correo. Los Voluntarios redoblan sus instancias para que los acompañe en
la comida, a lo que tiene que acceder S.E., so pena de pronunciar un desaire, o
de manifestar a las claras su desconfianza. Durante la comida se notan síntomas
de sedición, por ciertas palabras que incauta o meditadamente sueltan algunos
Voluntarios, a las que contesta con carácter el Oficial D. José Álvarez Reyero,
Ayudante de S.E.; pero habiéndose impuesto los Jefes, queda concluido el
altercado, que si bien no produce consecuencias, es bastante para acrecentar
los recelos y la vigilancia de S.E. Al llegar a la ciudad tiene noticia el
General de que se prepara un refresco y banquete para la noche del día
siguiente, a cuyo regocijo, como apéndice de la celebración de la jura, deberán
concurrir los Voluntarios forasteros, con el ánimo de pronunciarse juntos en
rebelión>>[8].
Día
14 de enero de 1833: <>>[9].
Nos permitimos aquí
hacer una breve interrupción en la transcripción para subrayar que, por mucho
que se empeñe el autor en hablar de la rebelión prevista por los Realistas, la
circunstancia que precipitaría aquellos acontecimientos sería la detención de
Mariano Rodríguez[10],
involucrado también en la conspiración descubierta tras el prematuro
pronunciamiento del coronel Juan Campos y España el día 31 de diciembre de 1832,
al frente de algunos Realistas de la provincia de Madrid. Pero debemos señalar
que, siendo ciertos e indiscutibles todos aquellos proyectos de pronunciamiento,
no debían ponerse en marcha hasta la muerte de Fernando VII. Sigamos ahora con
el relato de lo sucedido en León.
Interrumpimos
nuevamente el relato, para insistir en
nuestra anterior apreciación sobre que el detonante de lo sucedido fue la
detención de Mariano Rodríguez de Abajo, como el texto seguramente sin
pretenderlo, demuestra. Continuamos la transcripción.
Día
14 de enero de 1833 (continuación): <<Llegadas
a tal punto las cosas, dispone Reyero avisar al General de lo ocurrido, quien
se restituye inmediatamente a su casa, a hora que serían como las seis de la
tarde, trayendo consigo los papeles que acababa de ocupar a Rodríguez, y solo
consistían en escritos viejos e inconexos, junto con dos cartas; y enterado de
todo lo que pasaba, tanto por su Ayudante y Secretario Reyero, como por uno de
los Comandantes del Batallón de Infantería, se decide a presentarse en el
Cuartel, acompañado de su sobrino y Ayudante D. Federico Castañón, y del
Ayudante de Plaza D. Manuel de Juan, disponiendo que Reyero quede en custodia
del preso, y de los caudales y papeles de las Oficinas de Policía Y Comandancia
General. = Trascurre entre tanto un período como de hora y media de absoluta
calma, hasta que el Comandante Valdés, el Ayudante de la Inspección D. Joaquín
Gata, y D. Marcos Terrero, Comandante del Escuadrón puestos a la cabeza,
aquellos de cincuenta infantes, y éste de treinta caballos, se presentan en el
Cuartel del Provincial, atropellan la guardia de muy poca fuerza, y reconocen
el edificio, persuadidos que hallaran allí al preso Rodríguez; pero cerciorados
de que no estaba, y con noticia de que permanecía aún en casa de S.E., se
dirigen a ella desde luego, fuerzan la guardia, compuesta solo de cuatro
hombres y un Cabo del 3º de Línea (única fuerza del Ejército que se hallaba en
la Plaza, y que con un Subalterno del mismo Cuerpo habían ido para llevarse
unos quintos), y se introducen en el zaguán, a tiempo que el Ayudante de S.E.
bajaba a contenerlos. El Comandante Valdés y el Ayudante Gata se echan sobre él
y le aseguran, en tanto que el preso Rodríguez baja precipitadamente la
escalera, se reúne a los amotinados, y sus primeras palabras se dirigen a
excitar a sus compañeros a que den muerte a Reyero, gritando en alta voz que no
estaban seguros mientras viviese; uno de los Realistas aserta entonces una
pistola, y le dispara a quemarropa, por entre las cabezas de Valdés y Gata;
tiro del que indefectiblemente hubiera perecido Reyero, a no haberlo podido
desviar con prontitud, echándose sobre el brazo del agresor; de la cual resulta
quedar herido, o por lo menos quemada la oreja izquierda de Valdés. En esta
coyuntura se presentan en la escalera D Isidoro y D. Mariano Acevedo, hermanos
políticos del General, con sus escopetas de caza; Reyero tiene lugar de
desprenderse de sus enemigos y de ir por sus pistolas; y en vista de esto
abandonan inmediatamente la casa los Realistas; cierran sus puertas los tres
indicados, apostándose en las rejas de aquella, y el grupo amotinado se dirige
nuevamente para su cuartel en medio de la mayor algazara>>[13].
Hacemos ahora un
nuevo paréntesis propiciado esta vez por el propio relato que, tras reseñar lo
sucedido en la residencia de Castañón, detalla lo ocurrido en el cuartel de los
Realistas. Anotaba:
Parece que la
conspiración no estaba tan preparada como querían dar a entender, de hecho,
parece que las autoridades militares fieles a la deriva doctrinal que experimentaba
España tenían muy claro, posiblemente desde hacía ya bastante tiempo, con quienes
podían contar en el cuerpo de Voluntarios Realistas, seguramente quienes también
les tenían al tanto de todas las confabulaciones más o menos quiméricas que
allí se fraguaban. En cualquier caso, el autor retomaba su relato para narrar
las medidas que de inmediato tomaron aquellas autoridades. Contaba:
Nosotros no estamos
de acuerdo y por eso vamos a omitir el cruce de argumentos irrelevantes para
nuestra historia y que ni tan siquiera sabemos se ajustan a la realidad, ya que
el obispo de León nunca pudo dar su versión. Volvemos por ello a los hechos,
tal que los narraba el autor de esta crónica:
Día
15 de enero de 1833: <<A las seis y
media de la mañana de este día, el Comandante General de las Armas de León, que
no había salido del Cuartel de Voluntarios Realistas desde la noche anterior,
con motivo del movimiento sedicioso de los expresados; en vista de la docilidad
que habían manifestado en ausencia de los Cabecillas, manda que se retiren a
sus casas, y que los del Escuadrón se dirijan a sus respectivos lugares de
residencia. Los Realistas de Infantería cumplen con su orden; pero los de
Caballería salen formados por la puerta falsa del Cuartel con su Comandante
Terrero, que se les había reunido, y bajo el pretexto de obsequiar a la
Compañía de Astorga, se dirigen reunidos a la Virgen del Camino, distante una
legua de la capital, en cuyo transito se les agregan los demás Cabecillas.
Rodríguez, Gata, etc., etc.[20],
y con ellos otro individuo procedente de Toledo, titulado Oficial de los ex - guardias
de Corps. En aquella reunión, verificada en lo alto de la Cruz del Trobajo,
según unos, o en Nuestra Señora del Camino, según otros, se declara General el
D. Mariano Rodríguez, como designado ya de antemano para ponerse al frente de
la sublevación, y patentiza con los demás Cabecillas sus planes
revolucionarios; pero desde luego se niegan a tomar parte en ellos todos los
Realistas de Astorga, como los de la Bañeza, Villamañán, Benavides, San Juan y
Palacios de Valduerna, antes bien se separan para restituirse a sus hogares.
Los Cabecillas dejan el estandarte en la Ermita de la Virgen del Camino (otros
dicen que se le llevaron), y se trasladan a Espinosa y Ordás, para disponer la
reunión de los catorce Batallones de la Provincia, con cuyo objeto habían
expedido las correspondientes circulares de convocatoria durante la noche
anterior. A consecuencia de las referidas se van presentando sus individuos en
León en el mismo día de la fecha, lo cual mueve al Comandante General a comisionar
a sus Ayudantes para que salgan montados extramuros de la ciudad, con el objeto
de comunicar a los convocados, que la orden que se les había expedido no
emanaba de la legitima Autoridad, y de que circulen al momento las
contraordenes necesarias; y con esto queda aquella capital en la más completa
tranquilidad. A las diez de la misma mañana S.E. da parte de las pasadas
escisiones al Excmo. Sr. Capitán General de Castilla la Vieja, y manda publicar
la ley marcial, con la observancia de los Decretos vigentes de 17 de Agosto de
1825, y 1º de Octubre de 1830. = Ya antes, y a las nueve de la misma, habían
entrado en León, por una parte los Carabineros que se hallaban en Valencia de
D. Juan, y por otra los Voluntarios Realistas de Mansilla, y a poco rato un
Oficial de Caballería con 14 caballos, con cuya fuerza, y la que tenía de
antes, dispone S.E. formar una columna, al mando del Teniente coronel D. Santos
Sopeña, para perseguir a los pronunciados>>[21].
En esa misma obra,
aparte de recoger la llegada del capitán general de castilla la Vieja a León el
día 20[22], en la reseña sobre los
acontecimientos que tuvieron lugar aquel día, recoge un despacho recibido en la
capital leonesa y que también trascribimos. Informaba:
<<Los rebeldes, a consecuencia de sus convocatorias,
consiguieron reunir en el Concejo de Ordás hasta 800 hombres, que se les huían
la mayor parte por las noches, habiéndose quedado con 200 poco más o menos, de
los mejor armados y más comprometidos en su partido; esta fuerza ha
desaparecido también; pero aunque se dice dispersada, se ha retirado con su
acuerdo, para estar prontos a la primera orden, y se han dirigido los Jefes a
hacer otra reunión en el Concejo de Omaña y lugar de Vega de Atienza; y se cree
que vayan así recorriendo otros distritos, para reunir después la fuerza con
que puedan contar, que estamos seguros les abandonarán, al primer amago de
persecución, quedando siempre mientras permanezca armada, dispuesta a concurrir
a cualquier llamamiento>>[23].
Continuaba su Hoja
de servicios reseñando que <<a las
órdenes del Marqués de Bóveda se halló en los ataques de Orduña, de Zornoza y
Villanueva de Mena por el general Espartero>>[51]. Redacción, que representa
un problema para su correcta identificación, fundamentalmente por su imposible
correlación temporal en período coherente. En cualquier caso, entendemos que se
refiere al combate, ya reseñado, sostenido por los defensores de Orduña atacados
por Espartero el día 5 de marzo de 1836; al choque sostenido por Espartero en
Zornoza, durante los días 20 y 21 de marzo de 1837, tras la derrota del
ejército liberal anglo-español en la batalla de Oriamendi (16 de marzo de 1837),
que obligó al general cristino a retirarse hacia Bilbao, hostigado por los
carlistas y obligado a defenderse en la citada población vizcaína, y al ataque
a la línea carlista sobre el valle de Mena, en el intento de Espartero por
llegar hasta Balmaseda; línea defendida por el marqués de Bóveda de Limia, quien
había sido ascendido a mariscal de campo por su destacada intervención en la
batalla de Villar de los Navarros el 24
de agosto de 1837 y designado comandante general de Castilla, tras el regreso
de la expedición Real (26 de octubre de 1837), ataque que se concretó en la
batalla llamada de Medianas y Bortedo, que se desarrollaría durante los días 30
y 31 de enero de 1838, falleciendo en ella, el primer día de los citados, el
marqués víctima de una bala de cañón. Luego, anotaría Tarrero, en otro claro
error cronológico que, <<en 1838
salió con la expedición Zaratiegui>>[52].
<[61]
,
oficial del país, que iba en la misma expedición, a cuyo amparo dejó también
los dos cuadros castellanos, que tenían sobre cuatrocientos hombres, al cargo
del coronel don José Barradas[62]. También quedó unido a
estos jefes el ingeniero arquitecto don Pedro Ansoleaga, para que, elegido un
sitio oportuno en lo interior de la sierra, se fortificase. El jefe don
Victoriano Vinuesa[63]
recibió a la vez la comisión de levantar gente, y todos estos oficiales
obtuvieron instrucciones sobre el modo como habían de arreglar su conducta>>[64].
El resto de su
participación en aquella guerra ya sería testimonial y el mismo la resumiría en
dos líneas: <<En Marzo de 1839
volvió a las Provincias con 9 caballos solos. = Fue destinado de cuartel al
pueblo de Guernica, de don le trasladaron a Tolosa y después a Elizondo,
pasando de aquí a Francia>>[77]. Desde el país vecino se
adheriría al Convenio de Vergara, regresando a España e iniciando los tramites
para que se le reconociese su empleo de brigadier de Caballería, lo que conseguiría
el 30 de junio de 1843, con antigüedad de la fecha del Convenio, 31 de agosto
de 1839, designándosele cuartel en Valladolid. Allí residió, aunque fueron
constantes sus peticiones de licencias para tomar baños, alegando su estado de
salud, viajando con frecuencia al Norte y en alguna conspiración debió andar
metido, puesto que sabemos que en mayo de 1860 estuvo preso, aunque por breve
tiempo, en Madrid. Anotando, para concluir, que falleció en Valladolid el día
27 de enero de 1866, encontrándose en posesión de la Cruz y Placa de San
Hermenegildo[78].
[1] Archivo General Militar de Segovia.
Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero Fernández.
[2] Ibid.
[3] Carlos O’Donnell y Anethan
[4] Luis Antonio de Borbón y Borbón.
[5] Archivo General Militar de Segovia.
Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero Fernández.
[6] Juan Antonio SUÁREZ: Fastos Españoles o Efemérides de la Guerra
Civil desde octubre de 1832 a día de 1833 (2 tomos). Madrid. Imprenta de Don
Ignacio Boix, 1839 a 840 (tomo I, p. 110).
[7] Federico Castañón y Lorenzana.
[9] Ibid., tomo I, pp. 115 a 117.
[10] Mariano Rodríguez de Abajo. Natural
de Astorga (León). Indicaremos, siempre que lo sepamos, el lugar de nacimiento
de los carlistas castellanos.
[11] Antonio García Valdés, comandante
del batallón de infantería de Realistas de Nuestra Señora del Camino o Virgen
del Camino a poco más de 6 km de León.
[12] Juan Antonio SUÁREZ: óp. cit., tomo
I, p. 117.
[13] Ibid., pp. 117 a 118.
[14] Ibid., pp. 118 a 120.
[15] Prudencio de Guadalfajara y
Aguilera.
[17] Se puede comprobar que la precisión
del autor, en cuanto a nombres se refiere, es bastante discutible.
[18] Joaquín Gata Gómez.
[19] Juan Antonio SUÁREZ: óp. cit., tomo
I, pp. 122 a 123.
[20] Sabemos que también estuvieron
entre los sublevados Andrés Gregorio García y Cástor Apaolaza, ambos
posteriormente destacados jefes carlista. También se fugaría de la ciudad para
reunirse en Portugal con D. Carlos el obispo de León que sería ministro
universal de D. Carlos.
[21] Juan Antonio SUÁREZ: óp. cit., tomo
I, pp. 124 a 125.
[22] Ibid., tomo I, p. 131.
[23] Ibid., tomo I, pp. 132 a 133.
[24] Ibid., tomo I, p. 134.
[25] D. Carlos, su esposa Dª. María
Francisca de Braganza, sus hijos D. Carlos Luis, D. Juan Carlos y Fernando
María, su cuñada María Teresa, princesa de Beira (título ostentado por los
primogénitos de los reyes de Portugal) y el hijo de ésta, D. Sebastián Gabriel
y su esposa María Amalia de Nápoles, salieron de Madrid el día 16 de marzo,
llegando a Elvas el 22 y a Lisboa el 29. Regresaron a Madrid D. Sebastián y su
esposa, el resto de la familia real se vería envuelto en la guerra civil que
asolaba al país vecino.
[26] Este pueblo está efectivamente en
la frontera, pero ya en España, en la provincia de Orense.
[27] Archivo General Militar de Segovia.
Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero Fernández.
[28] Ibid.
[29] Ibid.
[30] Jerónimo Merino Cob. Natural de
Villoviado (Burgos).
[31] Ignacio Alonso-Cuevillas y Remón.
Natural de Cervera del Río Alhama (La Rioja).
[32] Santiago Villalobos Rozas. Natural
de Villamoñico de Valderredible (Cantabria).
[33] José María Arroyo García. Natural
de Huérmeces (Burgos).
[34] Basilio Antonio García y Velasco.
Natural de Ventosa (La Rioja).
[35] Gaceta
de Madrid núm. 59 (sábado, 28 de febrero de 1835).
[36] Fermín de SOJO Y LOMBA: <El Mariscal
Mazarrasa. Edición Homenaje a D. Fermín de Sojo y Lomba
[37] Nazario Eguía y Sáenz de Buruaga.
[38] Luis Fernández de Córdova y Rodríguez
de Valcárcel.
[39] Bruno Villarreal y Ruiz de Alegría.
[40] Baldomero Fernández-Espartero y
Álvarez de Toro.
[41] Gaceta
de Madrid núm. 445 (miércoles, 9 de marzo de 1836).
[42] Solamente se publicó una breve
noticia en el periódico El Nacional núm.
124 (sábado, 28 de mayo de 1836).
[43] Suplemento
a la Gaceta Oficial núm. 61 (martes, 24 de mayo de 1836).
[44] Eugenio Barbadillo de Miguel.
Natural de Puentedura (Burgos).
[45] Victoriano González de Prado
Vinuesa. Natural de Neila (Burgos).
[46] No queremos tampoco olvidarnos del
coronel Antonio Moya, inspector del Arma ni de que, en León, en los primeros
días de agosto, con los voluntarios presentados se pudo organizar un nuevo
escuadrón que se denominó 4º Provisional de Castilla, dándose su mando al
comandante Vinuesa; que en Córdoba, en los primeros días de octubre, se
formaría el 5º Provisional de Castilla poniéndose a su frente el comandante
Carlos Tassier Orta; que también en Córdoba, el brigadier Manuel Armijo
Aguilera sustituiría a Santiago Villalobos muerto el día 30 de septiembre a la
entrada en la ciudad. Debiendo mencionar también al comandante Manuel Añón Mir
que mandaría a caballería aragonesa que se unió a la expedición y la
participación en la expedición de algunos de los más destacados jinetes castellanos,
aparte de los mencionados, como la de los entonces capitanes Epifanio Carrión
Gómez, Modesto de Celis Mier, Agustín Rey Santos, Pedro Nozal del Barco o
Higinio Rodríguez-Navamuel y Rodríguez-Navamuel.
[47] Archivo
General Militar de Segovia. Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero
Fernández.
[48] José Pimentel y Lemos de
Montenegro.
[49] Archivo General Militar de Segovia.
Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero Fernández.
[50] Manuel de la Puente Aranguren.
[51] Archivo General Militar de Segovia.
Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero Fernández.
[52] Ibid.
[53] El cuartel real se puso en marcha
el día 15 de mayo de 1837 desde Estella.
[54] Huesca (24 de mayo de 1837) y
Barbastro (2 de junio de 1837).
[55] José Ignacio Uranga y Azcune.
[56] Juan Antonio Zaratiegui y
Celigüeta.
[57] Juan Antonio Goiri y Olavarrieta.
[58] Francisco Ortigosa Chávarri.
[59] Bernardo Alonso Gago Cavias.
Natural de San Román de Hornija (Valladolid).
[60] Francisco Gutiérrez-Quijano y Hoyos-Quevedo.
Natural de Somaoz (Cantabria).
[61] Silvestre Navazo de Teresa. Natural
de Hontoria del Pinar (Burgos).
[62] José Barradas Carrillo.
[63] Victoriano González de Prado
Vinuesa. Natural de Neila (Burgos).
[64] Antonio PIRALA CRIADO: Historia de la Guerra Civil. Y de los
partidos liberal y carlista (6 vols.). Madrid. TURNER /Historia 16, 1984 (vol.
IV, p. 189).
[65] Gaceta
de Madrid núm. 978 (sábado, 5 de agosto de 1837).
[66] Feliciano Blanco González. Natural
de Quintanilla del Agua (Burgos).
[671] Miguel Manuel Marrón y Santa Cruz.
Natural de Nájera (La Rioja).
[68] Archivo
General Militar de Segovia. Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero
Fernández.
[69] Luis Ángel de Carondelet y
Castaños.
[70] Manuel Lorenzo Oterino.
[71] Archivo General Militar de Segovia.
Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero Fernández.
[72] Ignacio de Negri y Mendizábal.
[73] José Antonio GALLEGO GARCÍA: El Cura Merino. El vendaval de Castilla.
Biografía de Jerónimo Merino y Cob: textos y documentos (2 vols.). Legardeta.
Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2018.
[74] José María Arróspide y Chascó.
[75] Epifanio Carrión Gómez. Natural de
Frómista (Palencia).
[76] Archivo General Militar de Segovia.
Expediente personal del brigadier Marcos Tarrero Fernández.
[77] Ibid.
[78] Ibid.
José Antonio Gallego
Funcionario de Carrera, Historiador carlista y colaborador de la A.C.T. Fernando III el Santo
Buenos días, buscando alguna información sobre el apellido Tarrero di con su magnífico blog que desconocía. Me apellido Tarrero mi nombre completo es Juan Tarrero Sarabia natural de Alicante. Tengo dos blogs, uno sobre jardinería basado en mi propio jardín del cual cuido desde hace más de 40 años y otro de poemas. Se llaman unjardinsostenible.com y retazosmios.com
ResponderEliminarVoy a hacer una publicación en el blog mío de poemas a primeros de septiembre con un poema relativo a mi tierra valenciana con ciertas críticas sobre los separatistas-independentistas y estaba buscando alguna información.
Por si le es de su interés le dejo un enlace de Venezuela en el que consta y dice lo siguiente:
Breve historia de Venezuela: https://www.infodestinations.com/historia.php
Las embarcaciones de Colón en su tercer viaje al Nuevo Mundo llegan a las costas de Paria (hoy Venezuela), el 03 de agosto de 1498. Ese mismo día los expedicionarios implantaron la bandera española, durante un acto presidido por el capitán Pedro Tarrero donde tomaron posesión en nombre del rey y la reina. Durante el año 1500 Venezuela entra en la cartografía mundial en el primer mapamundi en que aparece dibujado el continente americano.
Sin embargo, en España este dato no se menciona, ya no sé si como muchas veces suele ocurrir "otros se ponen las medallas"
Cordiales saludos y buen fin de semana.