El día veintitrés de abril, Festividad de San Jorge, la
Comunidad Autónoma de Castilla y León celebra su jornada festiva desde que en el año 1986 así lo decretara Demetrio Madrid, en aquel momento presidente socialista de
la Junta de Castilla y León. Desde entonces, y a pesar de la costosa propaganda
invertida en favor de la celebración de la llamada “Festividad de Villalar”,
esta se mantiene ajena a la mayoría de la población castellano y leonesa, que por
diversos motivos, no termina de sentirse parte de tal conmemoración
histórica y festiva.
La principal razón de ello hay que buscarla en la
manipulación histórica de lo ocurrido en la Corona de Castilla a principios del
siglo XVI -durante los primeros años del reinado de Carlos I-, y que vino a
llamarse “La Guerra de las Comunidades de Castilla”. Este conflicto bélico que
tuvo como origen el incumplimiento por parte del Rey de las leyes y costumbres tradicionales
de Castilla, y que finalmente tras un cruento conflicto bélico sirvió para que
ese mismo Rey modificase buena parte de las injustas medidas políticas –que impulsadas
por sus cortesanos flamencos- había tomado contra Castilla; ha sido manipulado
desde el siglo XIX –al igual que ocurre por ejemplo en Cataluña, Vascongadas o
Andalucía con su propia mitología nacionalista- por masones, liberales y
marxistas; hasta convertir el notable hecho histórico en una mitificada falacia
de desagradable tufo revolucionario. No olvidemos, que fueron algunas
sociedades secretas masónicas, tales como “Los hijos de Padilla” y “Los
Comuneros”, quienes en el siglo XIX crearon en Castilla la mitología adecuada
para bien de sus oscuros fines, utilizando así la derrota comunera de Villalar
frente a las tropas realistas; llegando incluso a imponer al pueblo el pendón
morado, en detrimento de la gloriosa enseña carmesí castellana. Posteriormente,
y ya en la primera mitad del siglo XX, los liberales mantuvieron el mito
masónico, llegando incluso a utilizar el falso color morado como parte de la
enseña nacional durante la Segunda República. Y finalmente, a partir de los
años setenta del pasado siglo fueron comunistas, socialistas y nacionalistas
castellanos quienes volvieron a recuperar la masónica mitología comunera,
haciendo de la localidad de Villalar de
los Comuneros un lugar emblemático desde el que lanzar sus peligrosas proclamas
marxistas y separatistas; manteniéndose así la ignominia hasta nuestros días.
Lo verdaderamente preocupante, es que esta enorme
manipulación histórica haya sido asumida por todos los partidos políticos con
representación en las actuales Cortes de Castilla y León, llegando incluso a crear con
nuestros impuestos un relato oficial basado en las anteriormente comentadas
falsedades históricas, para así contentar a todos aquellos que asientan sus
peligrosas ideologías en falsos mitos y burdas manipulaciones, totalmente
alejados de la verdadera y gloriosa historia de la Corona de Castilla, así como
de los reinos de León y de Castilla.
Es sin duda preciso recordar lo que de justo y noble
tuvieron en su momento los actos de los Comuneros comandados por Padilla, Bravo
y Maldonado; pero aún más importante debiera ser recordar que la Corona de
Castilla nació con Fernando III el Santo, y que esta llegó hasta los confines
del mundo, convirtiéndose en el mayor Imperio Católico que haya existido jamás.
Y puestos a recordar, nos es obligado hacer saber que los patrones históricos
de Castilla son San Millán de la Cogolla y Nuestra Señora de Guadalupe, siendo
sus festividades las verdaderas y tradicionales que se han celebrado en nuestra
tierra a lo largo de los siglos por nuestros antepasados.
En definitiva, y como venimos diciendo desde hace años, el
23 de abril debiera de ser para los castellanos y leoneses un día en que poder reflexionar
sobre las razones por la cuales hemos ido perdiendo nuestros territorios, derechos,
cultura y tradiciones a lo largo de los últimos siglos, y especialmente desde
la descomposición territorial de hace cuarenta años -¿acaso hay alguien en el
mundo que pueda afirmar sin llegar al ridículo que Santander y La Rioja no son
Castilla?-; y comenzar a reclamar la restauración en España de su organización
territorial histórica basada en las coronas, reinos, principados y señoríos naturales
(y verdaderamente históricos) de nuestra Patria; en sustitución de estas modernas
taifas creadas por enemigos de España con mitología nociva, que se han dado en
llamar comunidades autónomas, y que son ahora mismo el principal problema no
solo para el mantenimiento de nuestras libertades y tradiciones; si no incluso
para la propia existencia de la Nación Española.
Luis Carlón Sjovall
A.C.T. Fernando III el santo
(*) La Espada Lobera es una columna de opinión que la A.C.T. Fernando III el Santo pone a disposición de socios y colaboradores. Las opiniones en ella expresadas son sólo atribuibles a quien las firma.
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