No es fácil hablar de VOX, y no lo es
sobre todo porque diga uno lo que diga, no va a gustar a todos. Sólo una
crítica negativa a la totalidad del proyecto de Abascal, o una entrega sin
concesiones harán que la opinión sea aceptada por parte del “mundo patriota”, donde
los unos y los otros ya han definido su posición a estas alturas. Es
lógico que entendamos que esos votos que ha conseguido VOX han de tener trampa,
ya que estamos tan acostumbrados a no contar con el pueblo español, el cual en
su gran mayoría se ha mostrado extremadamente pusilánime frente a todos los
agravios que ha sufrido la Patria los últimos cuarenta años, así como demasiado
acomodado en una sociedad anestesiada por el nihilismo y el consumismo progre-capitalista.
No seré yo quien diga que han cambiado
las tornas, pero tampoco voy a ser tan necio como para entender que quien
defiende ciertos principios básicos –denostados
por todos los partidos políticos del régimen hasta ahora- haya de ser mi
enemigo. Al menos mientras no demuestren lo contrario, creo en lo que dicen desde
VOX que pretenden hacer; aunque esto no sea ni de lejos todo lo que yo creo que
en verdad necesita España de cara a su necesaria y total restauración. Pero coño, con perdón, digo yo que por
algo, y en algún momento, tendremos que empezar a frenar la caída libre que
sufren todos los estamentos de nuestra nación.
Los 395.978 votos conseguidos por VOX
en las elecciones andaluzas, en contraposición a los 47.182 alcanzados en la
Elecciones Generales de 2016, o los 58.114 conseguidos en las de 2015, no se
han conseguido por ciencia infusa, sino por una serie de acciones que ha
realizado VOX especialmente en el último año, y que por el contrario no han
realizado otros que bien podrían haberlo hecho. Desechar
esa fuerza renovada de españoles que ha puesto su esperanza en el partido de
Abascal, simplemente porque algunos decidan desde sus despachos que no son
puros a tal o cual doctrina, y más cuando venimos de la nada absoluta, me
parece tirar piedras contra nuestro propio tejado.
Tras cuatro años de tumbos, derivas y
hasta de cierto “frikismo”, VOX ha sabido tocar la tecla en el momento
apropiado, y redirigir un proyecto que parecía acabado incluso antes de
despegar. Y para ello ha sido crucial su actuación
frente al separatismo catalanista; sus propuestas en cuestiones tan graves para
la estabilidad de España como la permanente amenaza del
nacionalismo-separatismo, o un
mensaje claro frente a la inmigración descontrolada, especialmente la de origen
islámico; la defensa de la verdad
histórica, especialmente en lo relativo a la aberrante Ley de Memoria Histórica
de ZP, que el PP de Rajoy no se atrevió ni a tocar; la defensa de la dignidad y
las libertades individuales en temas tan graves como le defensa de la vida, los
abusivos impuestos o las nuevas Leyes de Género; su apuesta por levantar la bandera de las glorias de la España
histórica y tradicional frente al insulto y olvido permanente, así como su
frontal oposición al marxismo y el socialismo, son suficientes razones como
para que al menos nos alegremos de que alguien defienda sin complejos estos
principios básicos. Especialmente en
una nación como España que lleva cuarenta años soportando todo tipo de
ignominias, traiciones, atracos y aberraciones por parte de todos y cada uno de
los partidos políticos que han ostentado poder desde la instauración del régimen
del setenta y ocho.
Desde luego, hay cosas de VOX que no
es que no me convenzan, sino que directamente me parecen execrables. Me
explico: su evidente carácter liberal y consiguiente defensa del actual régimen,
la sobredosis de filo-sionismo que se aprecia en varios de sus miembros más relevantes,
así como un seguidismo demasiado evidente de corrientes políticas centroeuropeas;
crean algo más que dudas razonables sobre sus verdaderos propósitos. Tampoco
les ayuda la oscuridad que se detecta en sus cuentas –algo por otra parte propio
de todos los partidos del sistema- y que supongo tiene que ver con algunas de esas
filias que espantan. Y finalmente, tampoco me convence -por lo visto y oído hasta el momento- la poco clara estructura que
tiene el partido a la hora de decidir quiénes han de ostentar los diferentes
cargos.
Evidentemente, VOX no es la España a
la que algunos aspiramos, pero sí creo que puede servir para frenar al menos de
momento la ofensiva mundialista, especialmente en todos aquellos aspectos que
atentan frontalmente la dignidad y derechos básicos de las personas. No
olvidemos que los objetivos del NOM, entre los que destaco la imposición de la aberración
sexualista, ecologista y animalista, la inmigración descontrolada, y la
sustitución del catolicismo por una nueva era de oscuridad -que ya casi está aquí-, se extiende como
la espuma. Y por lo tanto toda nación que no ponga YA un dique de contención a
esta barbarie, estará de facto abocada a la miseria y esclavitud absoluta en
muy poco tiempo.
En definitiva, VOX está aquí para
quedarse, y de ello debemos sacar una conclusión política práctica para el
futuro. La puerta que durante cuarenta años estuvo cerrada, se ha entreabierto.
No dejemos que se cierre, pues por esa misma puerta, con el tiempo podremos
entrar otros con mensajes más profundos que los de VOX. Pero de verdad, seamos claros:
no se puede pasar de la nada al todo si ni siquiera el pueblo es ya consciente
de que viene de la nada, y de que el todo existe.
Luis Carlón Sjovall
(*) La Espada Lobera es una columna de opinión que la A.C.T. Fernando III el Santo pone a disposición de socios y colaboradores. Las opiniones en ella expresadas son sólo atribuibles a quien las firma.
Vaya, menos mal que alguien acierta en plasmar los claroscuros. Es una esperanza de " reconciliación" con la realidad. Ayuda a discernir para no caer en esa parcialidad que tanto daño hace a la hora de reconstruir la España moribunda.
ResponderEliminarInteresante. Hoy un amigo me decía cosas parecidas al expresarle yo mis pocas simpatías a los verdes.
ResponderEliminarTodo eso está muy bien pero eso de que defienden la vida es muy discutible. Su propuesta es volver a la ley del aborto del '85. Muy provida no parece. En cuanto a la familia (más allá de que, por supuesto, en el divorcio ni entran) son favorables a la unión civil entre homosexuales (Su propuesta es solo semántica, no llamarle matrimonio). Su liberalismo no es sólo político o económico, es fundamentalmente moral y desde luego desde esa visión aconfesional no vendrá la salvación de España. Ni mucho menos.
ResponderEliminarBueno ahora ya ni a la ley del aborto de 1985,ni a corto plazo aborto cero, el último programa que Vox lanza despues de vistalegre es que el aborto no sera en la Sanidad pública. Del resto no dice absolutamente nada campo abierto para que la sociedad les diga que sólo las ricas podrán abortar al poder acceder a una clínica de pago
ResponderEliminarSí, naturalmente que no vendrá de VOX la salvación de España, eso es lo que he entendido en el artículo de Luis Carlón, creo que bien claro dice que lo que deja es la puerta entreabierta. Y ahí es donde entramos los que creemos en unos principios sin ambigüedades, en definiciones y conceptos claros respecto a cuestiones trascendentales. Lo que veo es que nos engañamos pensando que de la nada al todo (dice también Carlón) se pueda pasar sin haber labrado un campito antes. Hago extensiva la idea a cualquier otro grupo que surja y sea aprovechable. Hay por ahí un ADÑ que también hace buenas o mejores proposiciones que VOX, pero los medios de que disponen deduzco que son escasísimos.
ResponderEliminarTalmente de acuerdo. Lo importante es que parece que ESPAÑA despierta y reacciona.
EliminarMe parece muy lúcida reflexión, D. Luis. Acertadísima.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu análisis.
ResponderEliminarEn mi opinión, la afirmación de que Vox ha venido para quedarse podría no ser correcta. La UCD, Fuerza Nueva o el GIL (con porcentajes de votos extraordinarios en la Costa del Sol), en teoría, venían también para quedarse
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