El pasado día
14 de marzo se publicaba una Resolución de la Dirección General de Producción Agropecuaria e
Infraestructuras Agrarias dependiente
de la Consejería de Agricultura de Castilla y León, donde se ampliaba el número
de zonas a envenenar para impedir, al parecer, la plaga de topillo (Microtus arvalis) bajo el eufemismo de "como
medida fitosanitaria la aplicación localizada y selectiva con producto
rodenticida formulado con bromadiolona para la prevención y control de la plaga
del topillo [...] en el territorio de Castilla y León."
Por desgracia como desarrolla muy
bien don Rafael Gambra, la opinión pública es equiparada e identificada con la
sacrosanta Voluntad general, de donde emanan todas las gracias.[i]
Hay apremio desesperado, y desesperante, que ejercen los mal llamados
sindicatos agrarios, como grupos de presión, atormentados, ante la acuciante
crisis del campo español. Que ven a la desesperada, como las imposiciones e
intimidaciones de un sistema inicuo como el liberal en un mundo globalizado, es
una solución rápida y factible para sus problemas.
Mientras esa gobernanza estéril, y
su prolongación que es la Junta (de la mal llamada) Castilla y León, se limita
a emitir órdenes sin «aportar
datos que muestren que estamos en situación poblacional de plaga y con afán por
continuar ocultando información»
como han declarado desde las asociaciones conservacionistas, está poniendo parches y haciendo una campaña de
desinformación ante la opinión pública de una medida contraproducente.
El topillo
campesino(Microtus arvalis) es una
especie de roedor cuya forma de crecimiento poblacional es en J o exponencial. Eso quiere decir que la
población está muy poco controlada por factores externos, por lo que tiende a
crecer en progresión geométrica hasta que acaba los recursos o surge alguna
limitación.[ii]
Con esto queremos decir, si esta especie medra es gracias a los excepcionales
factores ambientales surgidos de la industrialización de la agricultura en las
últimas décadas. Añadido al descenso brusco de las especies depredadoras que
por otros tantos casos, hace que la población se dispare de forma cíclica con
una repetición mucho más frecuente de lo normal.
Desde la Comunión Tradicionalista,
se insiste en que las prácticas tradicionales del campo y el respeto por conservar
a los depredadores naturales son el mejor medio para impedir "esta
plaga" que merma la productividad del campo de la submeseta norte. Hay que
comprender que la necesidad por respetar y proteger la naturaleza es el único
medio posible para que el Hombre pueda crecer en virtud y conectado con
aquellos elementos que le unen a la tierra, social y espiritualmente. Volver a
envenenar nuestros paisajes, es envenenar a nuestra Patria. Reincidir en estos
errores muestra como la despreocupación que tiene el Estado liberal por la
salud y bienestar de los habitantes es digna sucesora de los peores
acontecimientos desamortizadores de los siglos XIX y XX. Y que el Sistema sólo
contabiliza como meros números de una ecuación utilitarista a las personas y al
resto de especies. Así, lo único que se está consiguiendo es
que se prolongue y agrave el deterioro y desequilibrio en los sistemas
agrícolas afectados. El veneno (bromadiolona) una vez introducido en los
ecosistemas es muy persistente y difícil de eliminar[iii] por lo que entra en la
cadena trófica. Es decir, se genera una red de envenenamientos en cadena que lo
único que consiguen se sembrar muerte y no atajar de manera definitiva el
aumento de población de topillo que podrá seguir alimentándose y reproduciéndose
de la misma forma. Es paradójico, pero se están eliminando a las propias
especies que se alimentan del topillo (mueren sus predadores). Y no sólo eso, sino
incluso otras especies, parte de la
riqueza de nuestro patrimonio natural, las cuales son tan necesarias como el
topillo o el ratonero para la pervivencia de la vida silvestre. Desastre
ecológico asegurado para los Reinos de León y Castilla La Vieja.
Ramiro Sánchez De Cueto
Para saber más y luchar contra esto, hay alternativas:
http://www.venenono.org/ y el Programa Antídoto
- Teléfono SOS VENENO (900 713 182), línea gratuita de ámbito
nacional, que sirve para la denuncia de casos de veneno.
[i] Gambra,
Rafael. (1985) La Democracia como religión
[iii] World
Health Organization (WHO/OMS) Promotion of Chemical Safety Unit. Food and
Agriculture Organization of U.N. (FAO) (1996)
WHO/FAO
data sheet on pesticides. no.88, Bromadiolone, p. 3
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