San Fernando Rey de España, Casanova y Estorach (1886)
No sabía este grande héroe hacer acción que no fuese máxima. Aun las mínimas se realzaban en su idea, o en su ejecución. Vio a la Infanta que cubría con su humildad su sangre, y vestía de pobreza lo soberano; y era más alto cualquier abatimiento de su humildad, porque como caía de tan encumbrado nacimiento, daba más golpe a la admiración. No le pareció bien que en puntos de virtud cristiana le ganase una niña, ni vivía consolado de haberla dado tan buen ser, y engendrado tan dócil natural, si no imitaba lo mismo que le enternecía. Quiso por sí mismo dar ejemplo al mundo, de que sabía humillar cristianamente la majestad, y conociendo que Dios le había hecho tan grande, ostentó ser menor que los más pequeños, y gastando sus riquezas con los pobres, quiso servirlos como pobre. De este ánimo nació aquella piadosa función que hasta el día de hoy se conserva con edificación común en nuestros catolicísimos monarcas, de dar de comer el Jueves Santo a doce pobres, ostentando su grandeza en su dignación, y su fe en el número que eligió San Fernando en memoria y reverencia de los doce Apóstoles. Logran nuestros reyes la fortuna de heredar el celo y piedad de quien heredaron el reino, y logra San Fernando con su devoción el fruto de ver perpetuado su ejemplo, que ya hoy por anual se mira con ternura y respeto de la majestad, y en el Santo por nunca usado le miraba con espanto la admiración. Memorias para la vida del Santo Rey Don Fernando III; Andrés Marco Burriel (1800)
Un año más, la
A.C.T. Fernando III el Santo ha estado presente en los actos
programados con motivo de la
Festividad de los Mártires de la Tradición.
Placa conmemorativa inaugurada en Mata de los Carlistas
El Sábado doce de Marzo, nos desplazamos hasta la localidad
madrileña de El Pardo para asistir a los actos organizados por el Círculo
Carlista Antonio Molle Lazo, y presididos por el Abanderado de la Tradición S.A.R. Don
Sixto Enrique de Borbón Parma. Tras la tradicional Santa Misa por los Mártires
de la Tradición
oficiada en la Iglesia
del Cristo del Pardo por el Padre García Gallardo, se celebró la tradicional
comida de hermandad junto a numerosos correligionarios desplazados desde los diferentes
rincones de Las Españas. Tras la comida, se sucedieron brillantes discursos en el que se recordó tanto la necesidad de compromiso para con la causa, como la obligada e inmutable lealtad que debemos a los sagrados principios de la Tradición Católica Española. Finalmente, S.A.R. dirigió unas emotivas y como siempre acertadas palabras a los presentes, emplazando a todos en la persistencia y fe de la causa, verdadera salvaguarda de la única España posible, frente a la decadente y asfixiante posmodernidad revolucionaria actual.
S.A.R saludando a algunos de nuestros socios
S.A.R don Sixto de Borbón Parma y el Padre García Gallardo, junto a varios miembros de la representación en El Pardo de la ACT Fernando III el Santo de Palencia
El Domingo trece de Marzo, nos desplazamos hasta la
localidad palentina de Ayuela de Valdavia, donde recientemente nuestra Asociación
ha recuperado la Cruz
de “Mata de los Carlistas”, y lugar elegido para anualmente celebrar un acto en
justo recuerdo a los Mártires de la Tradición. Tras una marcha a pie desde la
localidad de Ayuela de Valdavia hasta la Mata de los Carlistas, se ofició un responso por
las almas de los mártires allí enterrados y la bendición de la recientemente repuesta
Cruz, así como la colocación de una placa conmemorativa. Finalmente, y tras un
breve discurso del presidente de nuestra Asociación, los niños allí presentes
depositaron sobre la Cruz
una corona de laurel. La jornada concluyó con una comida de hermandad en la
cercana localidad de Saldaña.
Cruz de Mata de los Carlistas
El Presidente de la ACT Fernando III el Santo pronunciando unas palabras tras la bendición de la Cruz y el responso por los Mártires de la Tradición
Todos morían al grito de ¡Viva la Religión!, ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!
Con la misma sagrada invocación en los labios, ¡cuantos otros han entregado e l alma a Dios, mártires incruentos, en los hospitales, en la miseria; matados, aún más que por el hombre, por las humillaciones, y todo por no faltar al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante. Nosotros, continuadores de su obra, y herederos de las aspiraciones de todos ellos, tenemos el deber ineludible de honrar su memoria. Con este objeto propóngome que se instituya una fiesta nacional en honor de los mártires que desde el principio del siglo XIX han perecido a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey, en los campos de batalla y en el destierro, en los calabozos y en los hospitales, y designo para celebrarlo el día 10 de marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de mi abuelo Carlos V. S.M.C. Carlos VII, carta a su Jefe Delegado el Marqués de Cerralbo, instituyendo la fiesta de los Mártires de la Tradición. Venecia, 5 de noviembre de 1895.
Carta enviada por el rey Carlos V de España a sus ejércitos en el año 1834. El mensaje trasladado por S.M.C. Don Carlos, ha de servir hoy en día para entender que solo el orden, la fe y la disciplina sirven en la imprescindible tarea pendiente frente a la ya consolidada pos-modernidad y sus innumerables variantes revolucionarias, siempre dirigidas contra España por las mismas logias despóticas.
Soldados: se han cumplido mis deseos: estoy entre vosotros, tiempo ha que ansiaba este momento, conocéis mis constantes esfuerzos para conseguirlo. Mi paternal corazón rebosa en la más dulce satisfacción al contemplar vuestros gloriosos hechos, que serán transmitidos a la más remota posteridad. Voluntarios y soldados, vuestros sufrimientos, vuestras fatigas, vuestra constancia, vuestro amos a vuestros reyes legítimos y a mi real persona son la admiración de todas las naciones que no saben como elogiar vuestra heroica conducta. Marchemos todos y Yo a vuestro frente a la victoria: ella sí, siempre me es dolorosa por ser sangre española la que se derrama: quiero conservarla, y por lo mismo, acojo desde luego, bajo mi regio manto a los seducidos y engañados que dóciles a mi voz, depusieron las armas, más si lo que no es, pero, hubiese alguno que insista en su ceguedad será tratado como rebelde a mi real persona. Tan compasivo con los arrepentidos seré de inexorable con los contumaces. Y vosotros, fieles y valientes guerreros, reuníos en derredor de vuestro caudillo, de vuestro padre. Reine entre vosotros la disciplina más severa; la más ciega obediencia a vuestros jefes: en ella está la fuerza, y en la fuerza la victoria que Dios prepara a la justicia. Generales, jefes y oficiales: voluntarios y soldados: estoy agradecido a vuestros servicios relevantes, y no dudéis que sabrá premiarlo vuestro rey: CARLOS 12 de Julio de 1834
En un lugar
tan significativo para la Historia de España como es el Solar de Las Navas, sito
en la localidad jienense de Santa Elena, se llevó a cabo los día 27 y 28 de
Febrero el primer Encuentro Asociativo a nivel nacional de Asociaciones
Culturales y sociales de índole tradicionalista e identitario, entre las cuales
se encontraba presente una representación de nuestra Asociación.
A pesar de
que el tiempo no acompañó, más de un centenar de militantes, en su mayoría
jóvenes, asistieron a estas jornadas, en las que se unió al trabajo de
formación, actividades de carácter cultural, deportivo y festivo.
La jornada
del sábado 27, comenzó con una conferencia sobre la Batalla de Las Navas de
Tolosa, en la Casa de las Órdenes de Santa Elena; lugar donde se asienta la
Orden de Caballeros de la Santa Vera-Cruz del Rey Fernando III, y que además de atendernos de manera generosa, es siempre casa abierta para todo aquel peregrino que busque luz, consuelo o conocimiento en
tan emblemático lugar.
Tras la conferencia,
se realizó una marcha común por diferentes lugares de la Batalla localizados en
las proximidades de Santa Elena, hasta finalizar con un homenaje al pendón de
Castilla en el paraje conocido como Era del Rey, donde el rey Alfonso VIII
plantó el estandarte castellano tras vencer
la Batalla aquel glorioso dieciséis de Julio de 1212, previo rezo del triunfal Te Deum.
Tras una
buena comida, se comenzó con la acción formativa organizada en cuatro mesas que
trataron entre otros muchos asuntos las razones por las que hoy son necesarias las asociaciones culturales, así como la organización y objetivos de estas; problemas sufridos gracias a la manipulación periodística y el displicente
trato con que se trata la violencia de la extrema izquierda; finalizándose las jornadas
formativas con la explicación de como llevan a cabo su trabajo diferentes
asociaciones que dedican sus principales esfuerzos a actividades de carácter social.
La jornada
dominical, se dedicó a pesar del mal tiempo a realizar una marcha desde Santa
Elena hasta la Mesa de Rey, donde Alfonso VIII estableció su campamento antes
de la Batalla, tras superar por el llamado Paso del Rey el Muradal de Despeñaperros.
Posteriormente, se llevó a cabo un homenaje con lectura de manifiesto junto a la Cruz de Las Navas a los
españoles que en aquel lejano Julio de hace ocho siglo supieron unir sus
fuerzas en defensa de la libertad y la civilización occidental, frente al
inminente peligro que suponía entonces el Imperio Almohade.
La
conclusión que podemos sacar de las jornadas no puede ser mejor, pues además de
conocer a numerosos compatriotas comprometidos con los valores que representa
nuestra Tradición; vimos con esperanza a jóvenes ilusionados y deseosos de
aprender y participar. En esta España actual, en la que todo parece mediocre y
degenerado, este soplo de aire fresco es obligado que sirva para iniciar de una vez por
todas, la tan necesaria regeneración de España.
El Presidente de la ACT Fernando III el Santo leyendo el Manifiesto-Homenaje
MANIFIESTO-HOMENAJE AL REY ALFONSO VIII Y A LOS HÉROES y MÁRTIRES DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA
Pronto
se cumplirán cuatro años del VIII Centenario de La Batalla de Las Navas de
Tolosa, quizá el acontecimiento más importante de nuestra Historia en el último
milenio, en lo que a reafirmación nacional se refiere. Y fue precisamente aquí, en la Era del Rey
Alfonso, donde se celebró la Victoria en La Batalla con el rezo de un solemne
Te Deum.
Aquellos
españoles que combatieron sobre esta misma tierra, bajo este mismo cielo, en el
lejano año de 1212; aunque hijos de distintos reinos, sobrepusieron lo que los
unía como cristianos, como herederos de la España godo-romana, a las frecuentes
rivalidades fronterizas que tantas veces los debilitó frente al invasor
islámico.
Diecisiete
años antes, en Alarcos, cerca de la actual Ciudad Real, el ejército castellano
del rey Alfonso se enfrentó en solitario a las tropas almohades de Yusuf II,
sufriendo una severa derrota que no solo hizo temblar al entonces poderosísimo
Reino de Castilla, sino también al resto de reinos cristianos peninsulares.
Allí mismo nos cuenta la leyenda que el noble rey castellano, junto a su fiel
Diego López de Haro, se juramentó vencer al invasor aunque le fuera la vida en
ello. Así, tras asegurar en un primer momento la frontera toledana, pacificó
conflictos con cristianos, haciendo ver al resto de reinos cristianos la
imperiosa necesidad de unirse.
Llegado
el año 1212, y tras conseguir la bula de Cruzada otorgada por el Papa Inocencio
III, las huestes cristianas se reunieron en Toledo convocadas por el rey
Alfonso. Allí se juntaron castellanos y aragoneses, órdenes militares, y
diferentes caballeros con sus mesnadas procedentes de lugares tan distantes
como Portugal, León, Occitania, Languedoc, Flandes, Lombardía o el Sacro
Imperio. Aunque muchos de los europeos no llegaron a salir de Toledo, por
discrepancias con el modo de proceder hispano, la hueste cruzada, a la que se
unió en el último momento el rey Sancho el Fuerte junto a 200 caballeros
navarros, se plantó ante el imponente Muradal de Despeñaperros a mediados del
mes de julio. Fue providencial la aparición de un pastor mozárabe, llamado
Martín Alhaja, que mostró a los nuestros una ruta para cruzar la cordillera por
el hoy llamado Paso del Rey, que permitió a la hueste cristiana plantarse por
sorpresa ante el ejército del Miramamolín Al-Nasr el 13 de julio.
Tras
varios días tentándose ambos ejércitos, el 16 de julio se produjo La Batalla
que decidió el futuro de España. Tras un comienzo que hacía temer lo peor,
nuestros antepasados se repusieron, alzándose finalmente con la victoria total.
En el bando musulmán, la derrota causó la caída del imperio almohade, mientras
que en el cristiano, aunque la Batalla no unió definitivamente a los reinos
hispanos, sin duda supuso un antes y un después en la forma de encarar el
futuro.
No
hay lugar más simbólico que este para reclamar la unión y grandeza de España.
Quizá por eso el VIII Centenario de la Batalla de Las Navas de Tolosa fue
silenciado por este sistema tan propenso a ocultar y manipular nuestra memoria
histórica. Algunos de los aquí presentes, nos conocimos en aquella fecha tan
significativa en este mismo lugar hace cuatro años, llamados a honrar a
nuestros héroes desde diferentes puntos de España en este lugar común, que es
el Solar de Las Navas.
Sirva
este acto por tanto, como homenaje y recuerdo al noble Rey castellano Alfonso
el de las Navas, quien consiguió unir y liderar a los españoles en esta causa
inolvidable, y sirva también de homenaje y recuerdo a los reyes Pedro el
Católico de Aragón y Sancho el Fuerte de Navarra, así como a todos los
españoles que entonces, antes y después entregaron su vida por la Patria, por
esa promesa inigualable llamada España.