La A.C.T. Fernando III el Santo envió recientemente esta carta a la concejala de cultura del Ayuntamiento de Nájera, aclarando los errores que actualmente se manifiestan en la representación que con motivo de la coronación de Fernando III el Santo como Rey de Castilla ,se celebra anualmente en Nájera.
A la atención de la señora María José Barco Pascual,
concejala de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Nájera
Apreciada señora, me
dirijo a Vd. con el fin de exponerle desde la A.C.T. Fernando III el Santo nuestra absoluta
disconformidad con parte del discurso expresado, tanto en el “pregón del
primero de mayo”, que usted misma leyó, como en la “escenificación medieval de
la proclamación de Fernando III el Santo”, escrita por Don Jaime Albelda, ya
que en buena parte no se ajustan a la realidad histórica, en lo referido a los acontecimientos
y fechas que se sucedieron entorno a la coronación de Fernando III el Santo,
como rey de Castilla en Nájera, en el año 1218.
Antes de pasar a
explicarle como sucedieron los hechos que se relatan, realmente, quisiera
transmitir nuestra enhorabuena, pues es digno de ver, como en Nájera mantienen
el recuerdo de la coronación del Rey
Fernando III el Santo, en un ambiente de orgullo e implicación que se transmite a los visitantes.
Más esto no quita, que los hechos que se narran, no se ajustan a la realidad.
Brevemente, hago un pequeño resumen de cómo se sucedieron
los hechos:
Tras la muerte de rey
Alfonso VIII en el año 1214, la corona de Castilla es heredada por Enrique I el “niño”, que apenas contaba con diez
años de edad. Tras una breve regencia de su hermana mayor Doña Berenguela,
parte de la nobleza, dirigida por los belicosos condes de Lara, conspiró para
hacerse con el control del rey niño. Se sabe que en abril de 1215, los Lara ya
detentaban el control sobre el rey, y que Doña Berenguela, acompañada de su
hermana Leonor y un grupo de fieles se retiró a la localidad palentina de
Autillo de Campos, que pertenecía al “mayoromo real” Don Gonzalo Ruiz Girón.
Así transcurrió el tiempo, con querellas y disputas permanentes
entre los partidarios de Doña Berenguela
y los de los Lara, hasta que en la primavera de 1217, estalló la guerra civil
entre las dos facciones. Las tropas del rey, atacaron las fortalezas de los
partidarios de Doña Berenguela, entre los que se encontraban además del
nombrado Gonzalo Ruiz Girón; Diego López de Haro y los hermanos Alfonso y Suero
Téllez de Meneses. Durante el cerco a la fortaleza de Autillo, ocurrió que jugando
al tejo en el alcázar episcopal de Palencia, en la mañana del veintisiete de
mayo, uno de los servidores reales, de la familia de los Mendoza, derribó una
teja con tan mala fortuna que dio de lleno en la cabeza del rey Enrique I,
siendo de tal gravedad esta lesión que, no obstante la intervención de los
físicos reales, le sobrevino la muerte el seis
de junio de 1217.
Enterada Doña Berenguela de esto, mandó que fuese a Autillo
a su hijo Fernando que se encontraba junto a su padre Alfonso IX de León en la
ciudad de Toro, con el fin de socorrerla del acoso de los Lara, que aún guardaban
el cadáver del Rey sin reconocer su muerte. Enterados los Lara de la llegada
del infante Fernando, levantaron el cerco a mediados de junio, y se retiraron a
sus territorios de Toledo.
Llegados a este punto, y ante el hecho de que Doña
Berenguela era la nueva Reina de Castilla, relato como fue la abdicación y
posterior proclamación que se produjo en
la localidad palentina de Autillo de Campos del infante Fernando, como rey de
Castilla. Y para ello la transcribo tal como nos cuenta la Crónica General:
En la llanura que se hacía fuera del recinto amurallado del castillo,
alzábase solitario un olmo corpulento y frondoso. A la sombra de sus ramas
quiso Doña Berenguela que fuese levantado el sólito cadalso para verificar la
sencilla ceremonia de la publicación real. Morisca alfombra cubría el
entablado, sobre la cual quedaron dispuestos dos ricos sitiales para la Reina y su joven heredero.
Alrededor estaban prelados y magnates. Eran aquellos los obispos Don Tello de
Palencia y Don Mauricio de Burgos; figuraban entre estos Don Gonzalo Ruiz, Don
Lope Díaz, Don Alfonso y Don Suero Téllez de Meneses, Don Fernando Suárez y
algunos otros. Gentes de armas, a caballo o de pie, rodeaban el tabladillo,
circuídas a su vez por grupos de pecheros llegados de Frechilla, Fuentes y
Castromocho. Con toda sencillez, ordenó Doña Berenguela que tremolaran pendones
y fuese dado el grito acostumbrado, cuando se alzaba nuevo Rey, a favor de su
heredero el príncipe Fernando. “Et allí
luego en Otiello” _dice la “Crónica general”_ le alçaron Rey et llamaron con él
¡Real!”.
Tras la proclamación, y tras pasar por Palencia, la comitiva
real se desplazó hasta Valladolid, donde el dos de julio de 1217, Fernando III el Santo fue reconocido como rey
de Castilla por las cortes del Reino. Y la primavera siguiente, el primero de mayo de 1218, como bien
recuerda el monolito que se encuentra en su localidad, Fernando III el Santo
fue coronado como manda la tradición en Nájera, aunque ya era Rey de facto
desde el catorce de junio de 1217.
Con todo esto, creemos demostrar suficientemente, que es
materialmente imposible que Fernando III el Santo fuese coronado en Nájera el uno de mayo de 1217, y por supuesto no
lo fue como dice la escenificación de Don Jaime Albelda, que atribuye a los
hechos de Nájera, los que en realidad ocurrieron en Autillo de Campos.
Por ello, la pedimos a usted, como concejal de cultura de
Nájera, que mantengan por muchos años tan
bella tradición en la que se recuerda la coronación de San Fernando,
pero que indaguen como fueron los hechos que en Nájera se produjeron, y que cuanto
menos, modifiquen la fecha de la coronación, que como ha quedado demostrado fue
uno de mayo de 1218 y no en 1217.
23/05/2013
Luis Carlón Sjovall
Presidente A.C.T. Fernando III el Santo