La ACT Fernando III el Santo en Meneses y Villlagarcía de Campos


  La ACT Fernando III el Santo continúa redescubriendo los lugares que marcaron la gloria y el destino de nuestro país a lo largo de su Historia. En esta ocasión visitamos dentro de la comarca de Tierra de Campos, la localidad palentina de Meneses de Campos y el monasterio jesuita de San Luís, enclavado en la localidad vallisoletana de Villagarcía de Campos.


Meneses de Campos
  Situado en el límite sur-oeste de la actual provincia de Palencia, Meneses cuenta con una larga Historia; ya que fue uno de los primeros núcleos repoblados en la zona de Tierra de Campos, probablemente a principios del S.X, gentes provenientes del Valle de Mena se instalaron en su solar. Ya desde principios de S. XI, se sabe que fue señorío de la familia Téllez, situación que duró hasta la caída del antiguo régimen en el S.IXX. Allí pudimos contemplar la iglesia de Nuestra Señora del Tovar, construida sobre la antigua fortaleza de los Téllez dl S.XII, donde aún se puede apreciar, especialmente en la parte exterior su torreón medieval. El interior de la iglesia, consta de tres naves y fue construido en el S.XVI orientada hacia el oeste, como mandan los cánones mirando hacia Jerusalén. Preside el interior de la iglesia un retablo barroco del S.XVII, que guarda la imagen románica de la Virgen del Tovar, patrona de la localidad, y que portaba el obispo Don Tello Téllez de Meneses en el arzón de su caballo en la Batalla de Las Navas de Tolosa. También adornan la iglesia los blasones de los Téllez, con su famosa tortilla y anillo y dos esculturas de los hermanos Alfonso y Suero Téllez con el lema familiar “Si queréis saber quién son los de los dorados arneses, hijos de la hija son de Ordoño, rey de León, y del Tello de Meneses”.


Villagarcía de Campos
Villagarcía fue desde antiguo, señorío de los Quijada. Pero es en el siglo XVI, con Don Luís de Quijada, mayordomo del emperador Carlos V, cuando la localidad adquiere lugar destacado en la Historia. Don Luís, a petición del emperador se hizo cargo de Jeromín, futuro Don Juan de Austria, y allí en su palacio (hoy convertido en unas penosas ruinas) junto con su esposa Doña Inés de Osorio fue educado el futuro “Salvador de la Cristiandad” en la Batalla de Lepanto.
Don Luís murió durante la rebelión morisca de las alpujarras, y es a partir de ahí, cuando Doña Inés manda construir el actual monasterio jesuita de San Luís para honrar a su marido. Es este monasterio joya imprescindible de nuestra Historia, pues durante casi tres siglos fue el lugar del que salieron todos los soldados de la orden jesuita que evangelizaron el mundo, y muchos son los recuerdos de esa gloriosa época que aún perviven en él. La iglesia se conserva prácticamente como en el S.XVI, y guarda preciosos retablos, cuadros e imágenes que rememoran su Historia. Además, en su museo pudimos contemplar la bandera que llevaba Don Juan de Austria en su bergantín durante la Batalla de Lepanto, y el crucifijo que salvó de la quema (unos moriscos pretendían quemarlo) Don Luís de Quijada, y que Don Juan de Austria llevó siempre consigo a partir de ese momento, tanto en Lepanto, como en su época como gobernador de Flandes. Desgraciadamente, el resto del monasterio se perdió en el S. XVIII tras la expulsión de los jesuitas de España que ordenó el nefasto rey Carlos III, y sólo a partir de los años cincuenta del siglo pasado se reedifico para convertirse en lugar de descanso de ancianos miembros de la orden.

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