La Espada Lobera, "Los Señores de Girón"
A mediados del Siglo XI, la amenaza almorávide comandada por el emir Yusuf ibn Tasufin se extendía sobre los reinos cristianos de España con una fuerza desconocida desde los tiempos de la dolorosa derrota de Guadalete.
El rey de León y Castilla Don Alfonso VI, como principal baluarte peninsular del cristianismo, apoyado por el rey de Aragón, Don Pedro I, se lanzó a la batalla contra los sarracenos en Sagrajas (a cuatro leguas de Badajoz, el día de San Servando y San Germán, 23 de octubre de 1086). La derrota del bando cristiano fue total.
Es ahí donde aparece la figura de Don Rodrigo González de Cisneros, primer Señor de Girón y palentino por los cuatro costados, que como si de un héroe clásico se tratara cubrió el solo la retirada del rey Don Alfonso en su maltrecha marcha hacia el seguro León. Así lo refiere Don Gonzalo García Gudiel en la Historia de la casa de los Girones; “vencido el rey Don Alonso el VI y desbaratado el ejército, viéndose en el desamparo de los suyos, su caballo mortalmente herido de muchas lanzadas, y su persona á ventura de muerte ó prision, el conde Don Rodrigo González de Cisneros, que siempre traia mas cuidado del rey que de sí mismo, hallándose cerca y viéndole en tan gran peligro, teniendo en poco el suyo, sirvióle con su caballo, quedando á pié enmedio de sus enemigos, y haciéndoles tanta resistencia, que el rey pudo escapar vivo y sin prision de la batalla. El conde, despues de haber cortado un pedazo ó girón hecho pliegues de las sobrevestas que el rey llevaba cuando subió en su caballo, y metiéndole en su seno para memoria y señal de su leal servicio. Se defendió tan animosamente de los moros, que, aunque con algun derramamiento de sangre de ambas partes, fué de estos recibido a prision, quedando con la vida, por cuya heróica accion se le permitió mas tarde cambiar su apellido Cisneros en el de Girón.”
Desde ese imborrable día, son muchos los momentos de gloria y lealtad que dieron los Girón a Castilla y España, más de entre todos ellos, por su simbolismo en el devenir para la Historia de nuestra patria, es preciso recordar a Don Gonzalo Ruiz Girón, Señor de Autillo y Frechilla, mayordomo mayor de los reyes de Castilla Alfonso VIII, Doña Berenguela I y Don Fernando III el Santo; fue además maestre de la Orden de Santiago hasta su muerte en la batalla de Moclín (Granada , 23 de junio de 1280).
De entre todas las azañas que llevó a cabo en su vida Don Gonzalo, es su participación en defensa de la Reina Doña Berenguela, y de su hijo Don Fernando III el Santo en la guerra de sucesión que les enfrentó a los Lara en 1217, la que le coloca en el altar de los mitos castellanos.
Así lo cuenta Don Severino Rodríguez Salcedo ; “Sitió el conde de Lara a Doña Berenguela en Autillo. Antes de formalizar el asedio, intimó Don Alvaro de Lara al alcalde de la fortaleza, Don Gonzalo Ruiz Girón, en nombre de Enrique I, la incondicional rendición de la fortaleza. Respondió Don Gonzalo que era su propósito defender el castillo hasta la muerte, si bien protestaba que ni él ni sus amigos hacían armas contra el Rey, sino contra el perjuro y tirano tutor real. En tanto que procedía el Conde al cerco de la fortaleza, envió Doña Berenguela un emisario a la corte leonesa para rogar a Don Alfonso que permitiese fuera socorrida por el infante Don Fernando. Atendió este en el acto la súplica de la Reina de enviarle su hijo Fernando y autorizó que le acompañasen cuantos caballeros quisieran. Enterado el funesto Lara de la llegada del infante, se precipitó a dejar libre el campo. Siguiendo las márgenes del Valdeginate, pasó a la cercana Frechilla, del señorío de los Girones, cuyo lugar saqueó, devastó y entregó a las llamas, incendiando especialmente el palacio de Don Gonzalo, principal defensor de la Reina...”
Actualmente, la casa Girón, entroncada con otra familia de rancio abolengo palentina, los Téllez, ostentan el Ducado de Osuna con Grandeza de España, título concedido por el Rey Felipe II en 1562.
20/10/2010
Luis Carlón Sjovall
A.C.T. Fernando III el Santo
Hispanidad 2010
EN EL RECIBIMIENTO DEL PRIMER VIAJE DE COLÓN EN BARCELONA (ABRIL 1493), COMENTA LAS CASAS:
“…quién podrá referir las lágrimas que de los reales ojos salieron… y singularmente la santa reina doña Isabel que… daban a conocer a todos que su principal gozo y regocijo procedía de que … se hubiesen descubierto tantas infieles naciones que.. pudiesen conocer a su Creador y ser reducidos a … su santa y universal Iglesia y dilatarse tan inmensamente su católica fe y cristiana religión”. (Historia de las Indias, I cap. 78 pág. 241)