Un año más, comienza el curso universitario. El campus palentino, donde tienen presencia la Universidad de Valladolid y la UNED, se prepara para recobrar el ritmo impuesto por el trasiego de jóvenes, y no tan jóvenes, cargados de libros o apuntes y pendientes de horarios de clase, aulas, bibliotecas, salas de estudio y de la cafetería de la facultad. En esta ocasión, el curso cuenta con la novedad que supone la implantación de los nuevos planes de estudios que homogeneízan los títulos en toda Europa y que, coloquialmente, son conocidos como planes de Bolonia, en honor a la ciudad italiana donde se dice que se fundó la primera universidad de Europa, a finales del s.XI.
Más de 800 años han transcurrido, también, desde que, a instancias de Alfonso VIII, rey vencedor en las Navas de Tolosa, se fundase en nuestra ciudad, en la década de 1180, la primera universidad española y una de las primeras de Europa. Palencia disponía en aquellos años de una floreciente escuela episcopal donde la formación del alumno era humana, religiosa e intelectual de modo que los maestros eran educadores y profesores. En monasterios, parroquias y sedes episcopales, la Iglesia había sabido preservar y transmitir los saberes clásicos que de otra manera se habrían perdido tras la caída de Roma.
Sin embargo, el rey castellano dio un paso más y convirtió la antigua escuela en un Estudio General buscando la formación de sus funcionarios y leales en las disciplinas de Artes, Teología, Derecho, Lógica y Gramática. Para ello, hizo traer a doctos profesores extranjeros, como el eminente jurista italiano Hugolino de Sesso, que junto a un grupo nutrido de maestros de los reinos cristianos hispanos formaron a un buen número de alumnos entre los que se contaban Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, o Gonzalo de Berceo, primer poeta de la literatura castellana .
Pero, el camino de la universidad palentina no sería fácil. A pesar del apoyo incondicional del obispo Tello Téllez y de los esfuerzos del rey San Fernando, el coste de la Reconquista de las tierras andaluzas dejó temporalmente sin financiación a la institución y, por razones todavía poco claras, Alfonso X decidió potenciar la universidad de Salamanca, fundada algunos años después que la palentina, en detrimento del Studium de la capital del Carrión que terminó desapareciendo en torno a 1265.
A pesar de su corta vida, el hecho de haber contado con la primera universidad española debe ser un orgullo para todos los palentinos y un motivo suficiente para ser celebrado y conmemorado como se merece. Por eso, estimamos que las autoridades competentes deben tomar cartas en el asunto y, eligiendo una fecha convencional de fundación, como se hizo en Bolonia, pues las fechas exactas son imposibles de conocer, han de celebrar un aniversario por todo lo alto, de modo que la pionera universidad palentina sea conocida fuera del ámbito local y atraiga la atención y la afluencia de universitarios, estudiantes de español y visitantes en general. La puesta en valor del patrimonio cultural palentino, acrecentado este año con la restauración de la villa romana de La Olmeda, debe continuar y la primera universidad de España lleva más de ocho siglos esperando su justo reconocimiento.
José Ángel Martín - A.C.T. Fernando III el Santo.
Columna publicada en el periódico "Palencia Siete".
Yo pensaba que la primera universidad fue la de Salamanca. Un dato interesante.
ResponderEliminarPalencia tiene la costumbre de olvidar tanto sus logros históricos, como a sus paisanos ilustres.
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