Adjuntamos un resumen de las conclusiones aportadas en la mesa redonda que se desarrolló el pasado mes de marzo en el Centro Social y Cultural Blanca de Castilla, con la participación de destacados miembros de la Asociación Cultural Beatriz Galindo y la Asociación Cultural Tradicionalista Fernando III el Santo.
España, origen de la nación más antigua de Occidente.
Ponencia: Luis Carlón
La España prerromana era una sucesión de pueblos de orígenes diferentes,
aunque con algunas costumbres comunes; pero sin duda alguna, aquellos proto
españoles que combatieron en mayor o menor medida a veces contra y otras con
romanos y cartagineses, no conformaban una unidad ni política. Así, tras la
conquista de todas las tierras de España por el Imperio Romano, vacceos,
arévacos, turdetanos y demás pueblos fueron fundiéndose con las nuevas
costumbres romanas, y personajes como Argantonio, Indibil, Mandonio o Viriato
pasaron a formar parte más de lo mítico que de lo real.
La Era Hispana que comienza el año 38 A.C. es de alguna manera el origen
de la unidad política y cultural de España, pero no como nación, si no como
provincia de Roma. Y así, durante más de cinco siglos, los españoles se
convirtieron en romanos, y como bien es sabido, aquí nacieron soldados, poetas,
comerciantes y hasta emperadores. Todo empezó a cambiar a principios del siglo
V, cuando la crisis que sufría el Imperio dio paso a la invasión de diferentes
pueblos bárbaros, de los cuales vándalos, alanos y suevos (estos últimos
acabarían formando el primer reino católico de España) acabaron adueñándose de
la otrora provincia roma. La propia Roma itálica había sido tomada a su vez por
los visigodos de Alárico llegados desde oriente huyendo de los hunos. Así las
cosas, y una vez muerto Alarico, el emperador Honorio llegó a un acuerdo con su
sustituto Ataúlfo, por el cual Roma entregaba al pueblo visigodo los
territorios de sus de la actual Francia, a cambio de que la mantuviesen a salvo
de bárbaros, y de que mantuviesen el orden en España.
Lo godos ya estaban en España, y con el tiempo, tras expulsar a los
bárbaros invasores serían fundamentales para entender el nacimiento de la
nación española. Tras ser expulsados durante el reinado de Amalarico (último
del linaje visigodo valtingo) de la mayor parte de sus territorios en Francia,
el nuevo rey Teudis llevó la corte hasta Toledo, haciendo de España su reino,
siempre gracias a los acuerdos alcanzados con Roma.
Un grave problema existía en aquel tiempo, y es que mientras la mayoría
de la población hispana era católica, los visigodos se mantenían leales a la
herejía arriana. El gran rey Leovigildo se dio cuenta de que para soportar las
amenazas externas, era fundamental crear una nación, pero aunque sus esfuerzos
por igualar leyes y derechos fueron muchos, España no logró consagrarse en
nación hasta que el rey Recaredo (hijo de Leovigildo) no se convirtió al
catolicismo. Así, durante el Tercer Concilio de Toledo celebrado en el año 589,
y presidido por San Leandro, España unificó para siempre la unidad política (un
rey, un pueblo), legal (el Código de Recesvinto, sustituto del Código de
Alarico, sería la base del Fuero Juzgo) y religiosa (unidad católica);
convirtiéndose en la primera gran nación de Occidente.
Bueno será recordar la descripción de este tiempo realizada por el gran
San Isidoro: “Eres, pues, Oh, España,
rica de hombres y de piedras preciosas y púrpura, abundante en gobernantes y
hombres de Estado; tan opulenta en la educación de los príncipes, como
bienhadada en producirlos. Con razón puso en ti los ojos Roma, la cabeza del
orbe; y aunque el valor romano vencedor, se desposó contigo, al fin el
floreciente pueblo de los godos, después de haberte alcanzado, te arrebató y te
armó, y goza de ti lleno de felicidad entre las regias ínfulas y en medio de
abundantes riquezas”.
Iglesia, Monarquía y Derecho;
estructuras tradicionales sobre las que se sustentó la Nación Española.
Ponencia: Miguel Merchán
Como bien indica el título, la nación española se sustentó durante siglos
sobre estos tres pilares: Iglesia, Monarquía y Derecho. Los cuales han ido
cayendo y siendo sustituido por el ateísmo, la república y la tiranía.
¿Cuál era la base del correcto funcionamiento de la nación cuando se
mantenía firmes estos tres pilares? La base, el principio , el fin como ha sido
y será siempre, es Dios, por medio tras la revelaciones de la Iglesia , la
Verdadera Iglesia Católica en sí mismo es un modelos de sociedad, que es un
conjunto de hombres unidos entre sí bajo la misma autoridad para alcanzar un
fin común, con medios comunes. La sociedad estaba unida, tenía un objetivo,
tenía autoridad, tenía directrices. Todo esto se reflejaba y conformaba
familias cristianas.
Me gustaría citar al Padre Hillaire, como nos advierte de un aspecto en
su libro “La religión demostrada” acerca de la familia: “Suprimid en el hogar
doméstico la oración en común, las buenas lecturas, las imágenes sagradas,
etc.. y bien pronto los miembros de la familia dejarán de pensar en Dios.
Entonces el hijo pierde el respeto al padre, la hija a la madre, la unión, los
afectos y atenciones mutuos dejan de existir.. “Qué triste y desgraciada una
familia sin religión”. Eso nos advertía el Padre Hillaire.
Jesucristo dio a sus apóstoles un triple poder: enseñar, santificar y
gobernar o dictar leyes; fundó la Iglesia. En España la Iglesia enseñaba,
santificaba y ordenaba, uniendo a las familias, evitando la degeneración y la
desestructuración de la nación empleando como piedra angular la verdadera
doctrina cristiana católica, apostólica y romana; a la cual, tanto las leyes
como las autoridades, la monarquía, el derecho se atenían y eran guiados por
esta doctrina. La Monarquía reinaba y gobernaba, pues no puede haber monarcas
que reinen no gobiernen. El poder de gobernar otorgado por Dios a la Iglesia
docente era transmitido a los monarcas. La Monarquía y las autoridades
eclesiales aplicaban en unos casos en mayor medida que en otros el poder de
gobernar otorgado por Jesucristo en sus palabras: “Enseñad a las naciones a
guardar todo aquello que os he enseñado”. Por otra parte impuso a todos los
hombres la obligación estricta de someterse a la potestad legítima, en efecto
estos eran los objetivos a seguir, y esta directrices, la doctrina cristiana
era el modelo y era aplicada por Iglesia Monarquía a los españoles.
La Hispania goda y la Reconquista
frente al Islam, claves incómodas hoy en día, pero fundamentales para entender
el sentido de la Nación Española.
Ponencia: Guillermo Pérez Galicia
Un historiador señalaba que hubo
un siglo en que el ser humano estuvo en pie y es la España de los Reyes
Católicos. Afirmación que no tendría mayor relevancia en boca de un español,
pero si tenemos en cuenta que el historiador es francés, cambian sustancialmente.
Esa España reconstruida de los
Reyes Católicos es la conclusión de un proyecto como fue la Reconquista, que es
la recuperación y reunificación del reino de don Rodrigo.
Historiadores marxistas y otros
que dicen no serlo pero en el fondo lo son, pretenden ahora reescribir la
historia diciendo que nunca hubo reconquista. Craso error que se desmonta con
facilidad: Primero, por motivo religioso y social, pues se trata de recuperar
territorios que anteriormente habían pertenecido a la Cristiandad.
Segundo, por motivo político y
militar, pues la nación española elogiada por San Isidoro en el a veces se
escribía como Spania y a veces
Hispania en tiempos visigodos y en tiempos de los Reyes Católicos nos
encontramos a la Santa Reina escribiendo Spania
y Spaña en sus cartas. Y que el
concepto es el mismo queda claro porque en el año 589, bajo el III Concilio de
Toledo, se había producido la político-social con la unidad católica bajo el
rey Recaredo, cuya conversión sella la constitución histórica de España de
abajo a arriba, no de arriba abajo como en los Estados modernos y cuya
legitimidad de continuación romana quedó sellada para siempre por el Senado de
Roma.
Esa misma aspiración había movido
a grandes reyes de las Españas durante siglos, con las cortes más cultas de
Europa, de un Alfonso X, un San Fernando o un Juan II, a medida que van
recuperando y continuando todo el legado romano durante la reconquista,
mientras que los árabes no tienen absolutamente nada que no sea apropiado de
los romanos o tomado de culturas como la griega, por ejemplo en el caso de la
medicina.
Es una lucha entre dos mundos
distintos: la Cristiandad, adoradora del Dios uno y trino que se sacrificó por
nosotros en una cruz, con la filosofía griega y el derecho romano, frente a una
secta de bárbaros que adoran a un genio cruel del desierto que encubre su
debilidad y falta de solidez interna, con exageración externa y derramamiento
de sangre, que va contra España y la Cristiandad, pero en el fondo contra todo
el género humano.
La Reconquista se sella por fin
con la toma de Granada en 1492 y este hecho, lejos de avergonzarnos debe
enorgullecernos. Y no sólo enorgullecernos, sino que debemos aspirar a
repetirlo, pues todavía corre por vuestras venas la sangre de aquellos que ejecutaron
aquel apoteósico proyecto que luego continuó por América y por el mundo entero.
El Imperio Español; claves para
entender por qué su expansión territorial, cultural y religiosa convirtieron a
España en el enemigo a batir
Ponencia: Ricardo Botín
Tras la unificación política y religiosa concluida bajo el Reinado de los
Reyes Católicos, se acrecentó la expansión de la Monarquía Española al
descubrirse el continente americano, que se unía a los territorios conquistados
por la Corona de Aragón en el Mediterráneo. Con la llegada al trono de Carlos
I, se unen además numerosos territorios centroeuropeos; lo cual va generando
envidias en otras naciones europeas, ya que España dominaba en ese momento gran
parte del mundo política, militar, cultural y espiritualmente. Con el auge del
protestantismo, utilizado de manera política frente a la monarquía española por
muchos estados europeos, se va creando una campaña de desprestigio hacia lo
todo lo español -al igual que ocurría en Italia desde el siglo XIV- que desemboca
en una permanente manipulación histórica a la que podemos definir como “leyenda
negra”. Algunos de los calificativos más habituales que se exportaban al mundo desde
los talleres de imprenta centroeuropeos nos acusaban de ser codiciosos,
crueles, soberbios, lujuriosos, fanáticos y atrasados. La Leyenda negra, que en
buena parte continúa hasta nuestros días, además se encargó de propagar
con desde Gran Bretaña y los Países
Bajos el falso genocidio de indios en América.
Como conclusión de los factores que dieron pie a la leyenda negra anti
española, podemos diferenciar los de carácter externo, que achacando a España
todos los males del mundo, pudieron permitirse por su parte la brutal
colonización llevada a cabo a partir del siglo XVII; y los de carácter interno,
en el que algunos frailes e intelectuales exageraron los ocurrido en los
territorios hispanos de ultramar, configurándose en adelantados de esos otros
españoles que a partir del siglo XVIII y hasta nuestros días, se han erigido en
los principales defensores de la leyenda negra.
Cómo y por qué se infiltraron las
ideologías revolucionarias en España?
Ponencia: Guillermo Pérez Galicia
El lema de la casa de Medina
Sidonia, que es anteponer el bien de la patria incluso al de tus propios hijos,
es el mismo que marcó la política de las dinastías Astur, Borgoña y Trastámara,
entregando a sus hijos por el bien común de toda la patria y de la Cristiandad.
Sin embargo, y aunque es cierto que los Austrias y sobre todo los Borbones son
legítimos gobernantes y han recibido a veces inmerecidos e incluso muy injustos
ataques y han sido víctimas de leyendas por parte de ciertas ideologías, no es
menos cierto que Austrias y Borbones tienden a anteponer sus propios intereses
familiares a los del bien común. Pese a que comparativamente, tanto Austrias
como Borbones son muchísimo mejores que otros gobernantes de su tiempo y que
cualquier gobierno de los que han venido después.
En ellos, pues, debemos de buscar
una de las causas de la destrucción de España que vino posteriormente, pero
también en el dinero y propaganda de los herederos de quienes financiaron la
invasión mahometana del 711, los mismos que fueron en su mayoría expulsados por
los Reyes Católicos en 1492.
Algunos de ellos, como Mendizábal
o Madoz, se quedaron aquí y trabajaron para destruir la unidad del pueblo
español bajo su rey y su fe. Promovieron la lucha de clases y son los causantes
de que algo más de un siglo después la izquierda pudiera utilizar su demagogia
para justificar el estadillo de un conflicto que desemboca en la Cruzada de
1936. Pues la desamortización no es sólo contra bienes de la Iglesia, sino
contra bienes que son públicos, municipales, comunales o tienden a acrecentar
el bienestar y las propiedades de todo el pueblo español y quedan en manos de
una serie de financieros sin escrúpulos en manos de poderes extranjeros. Los
ilustrados españoles, pues la Ilustración española es lo contrario a la
europea, denuncian muchos de estos hechos y promueven que la Santa Inquisición,
que se había vuelto negligente, sea reformada o substituida por un tribunal más
eficaz en la lucha y extirpación de las sectas que conspiraron contra España y
la Cristiandad. No lograron su objetivo y España acabó sufriendo una invasión
napoleónica, sucedida de un proceso revolucionario de afrancesamiento que
comienza con la inicua constitución de 1812 y va llevando poco a poco a la
destrucción de la sociedad española.
El hecho de que estemos aquí nos
indica de forma infalible que, aunque los Reyes Católicos y todos los grandes
contrarrevolucionarios ya no estén entre nosotros, sí continúa viviendo en
nosotros lo que ellos representan y por lo tanto vamos a luchar hasta el final
para recuperar la España que nos han robado y la victoria será nuestra porque
Dios está con nosotros.
La idea de las dos Españas; la Contrarrevolución como antídoto frente al internacionalismo revolucionario liberal y socialista a partir de los albores del siglo XIX
Lo sucedido en España no es un hecho aislado, sino que forma parte de la crisis del Orden Político Cristiano. Crisis que tiene su origen precisamente en dos pensadores tardo-medievales cristianos: Duns Escoto y Guillermo de Ockham. Ese Orden Político Cristiano se caracterizaba porque en él, el Gobierno -no el Estado- detenta la "potesta" reconociendo a la Iglesias la "auctoritas", es decir, la guía moral de sus decisiones. La irrupción del Estado, una forma política independiente que entra en conflicto con la Iglesia, da lugar a la Modernidad que, junto a la Reforma protestante, iniciarán el proceso de secularización.
En España, la ruptura social que ese proceso significaba se manifestará en la Constitución de Cádiz. Copia burda de la Constitución francesa, a pesar de algún maquillaje como el de su preámbulo para engaño de incautos, y que al reconocer en su artículo tercero que la soberanía reside en la Nación, a quien pertenece exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales, arrebataba a la Iglesia cualquier influencia en el Ordenamiento Jurídico Español. Así, las dos Españas nacen del enfrentamiento entre el Orden Político Cristiano y el Estado Moderno con una deriva especifica española, que es el enfrentamiento entre el Orden Político Cristiano y los nacionalismos periféricos. Estos enfrentamientos se dieron en toda Europa, pero en España se prolongarían más que en ninguna otra nación (histórica) por su profunda Fe, perdurando hasta el siglo XX.
Por supuesto, viviendo en una sociedad que ha trastocado todo lo que significaba el Orden político Cristiano, sustituyendo la religión Cristiana por la religión de Estado que se presenta ahora como única alternativa válida a la necesidad que todo hombre tiene en creer en algo; solo cabe educar, educar y educar.
El siglo XX y la imposición de las
nuevas revoluciones; desde el marxismo y el nacionalismo, hasta los actuales
adoctrinamientos sexualista, animalista y ecologista
Ponencia: José María Reguera
En el punto VII, dedicado a la imposición de las
revoluciones del s XX, Jose María Reguera hizo un repaso de aquellas más
importantes, empezando por la revolución Bolchevique de 1917, impuesta por una
minoría armada y financiada por la banca, que al contrario de lo pensado por
Marx, se fue a producir en una país escasamente industrializado como Rusia.
El periodo de entreguerras fue protagonizado por las revoluciones de corte fascista, como la italiana y la alemana, fruto del descontento de una sociedad que se preguntaba por qué había que elegir entre patria y avances sociales y laborales y no poder aunar ambos. Contrariamente a lo que se piensa, estas no fueron revoluciones de derecha sino de izquierda.
El fin de la II guerra mundial fue el inicio de una serie de pequeñas revoluciones de carácter conservador, entre las que se encuentra el Gaullismo francés, las repúblicas democristianas alemana e italiana o el régimen de Odría en Perú, aunque esto no evitó también la extensión de nuevas revoluciones bolcheviques que, con distintas versiones, se impusieron en países de escasa industrialización como China, Camboya, Corea del Norte o Cuba.
Animados por los pensamientos de Gramsci y Marcuse, las izquierdas europeas lanzaron a los estudiantes a una revolución en mayo del 68 que, aunque no tuvo un éxito inmediato, sí que sirvió como inicio de una nueva manera de concebir la existencia, introduciéndose de manera sibilina en la sociedad la idea de que familia y tradición eran algo perjudicial para las personas. De esta manera, las actuales vertientes en favor del aborto libre, la eutanasia, la igualdad animal o la defensa de la homosexualidad como objeto político nacen en esta revolución parisina.
Una vez caído el muro de Berlín y deshecha la URSS tras la perestroika, los dos bandos materialistas, descubrieron que su entente es la situación perfecta para el control de los pueblos y los individuos. Los liberales se encargarían de la economía y los progresistas de la cultura. De una manera parecida, la China que abraza el capitalismo nos muestra una de las caras del nuevo orden mundial: Un nuevo orden en el que el individuo es desarraigado y puesto al servicio de intereses bastardos, como lo son el capital, el estado, las esclavitudes pasionales o las entidades supranacionales.
No quiso terminar su exposición sin antes dar su opinión sobre las esperanzas que tenemos para el futuro, resaltando a África como posible actor principal en los próximos 100 o 150 años, a la Europa del este de raigambre ortodoxa o a las versiones más moderadas del Islam oriental, de corte baasista, como posibles aliados en la reconquista cultural en la que nos toca combatir.
El periodo de entreguerras fue protagonizado por las revoluciones de corte fascista, como la italiana y la alemana, fruto del descontento de una sociedad que se preguntaba por qué había que elegir entre patria y avances sociales y laborales y no poder aunar ambos. Contrariamente a lo que se piensa, estas no fueron revoluciones de derecha sino de izquierda.
El fin de la II guerra mundial fue el inicio de una serie de pequeñas revoluciones de carácter conservador, entre las que se encuentra el Gaullismo francés, las repúblicas democristianas alemana e italiana o el régimen de Odría en Perú, aunque esto no evitó también la extensión de nuevas revoluciones bolcheviques que, con distintas versiones, se impusieron en países de escasa industrialización como China, Camboya, Corea del Norte o Cuba.
Animados por los pensamientos de Gramsci y Marcuse, las izquierdas europeas lanzaron a los estudiantes a una revolución en mayo del 68 que, aunque no tuvo un éxito inmediato, sí que sirvió como inicio de una nueva manera de concebir la existencia, introduciéndose de manera sibilina en la sociedad la idea de que familia y tradición eran algo perjudicial para las personas. De esta manera, las actuales vertientes en favor del aborto libre, la eutanasia, la igualdad animal o la defensa de la homosexualidad como objeto político nacen en esta revolución parisina.
Una vez caído el muro de Berlín y deshecha la URSS tras la perestroika, los dos bandos materialistas, descubrieron que su entente es la situación perfecta para el control de los pueblos y los individuos. Los liberales se encargarían de la economía y los progresistas de la cultura. De una manera parecida, la China que abraza el capitalismo nos muestra una de las caras del nuevo orden mundial: Un nuevo orden en el que el individuo es desarraigado y puesto al servicio de intereses bastardos, como lo son el capital, el estado, las esclavitudes pasionales o las entidades supranacionales.
No quiso terminar su exposición sin antes dar su opinión sobre las esperanzas que tenemos para el futuro, resaltando a África como posible actor principal en los próximos 100 o 150 años, a la Europa del este de raigambre ortodoxa o a las versiones más moderadas del Islam oriental, de corte baasista, como posibles aliados en la reconquista cultural en la que nos toca combatir.
¿Quiénes son los que fomentan entre
los españoles el odio a todo lo que de noble, grandioso y ejemplar constituye
la Historia y tradiciones de nuestra nación?
Ponencia: Ricardo Botín
Quizá por nuestra pequeñez actual, buena parte de los españoles de hoy en
día son proclives a auto fustigarse y auto flagelarse con pasajes de nuestra
Historia que no siempre son reales. Así,
somos la única nación que se cree las mentiras que otros cuentan sobre ella. Un
análisis de las razones concretas de esta penosa costumbre contemporánea de
odiar a España y todo lo español, lo podemos concretar en cinco puntos:
Falta de personalidad; todo lo que viene de fuera es directamente mejor
que lo propio.
La izquierda y su internacionalismo; la izquierda ha fomentado el odio a
España.
Nacionalismo periférico disgregador; se ha hecho creer que Cataluña y
Vascongas solo tienen sentido desde el odio a España.
La incultura; casi nadie lee, y por eso la gente está muy influida por el
cine y la televisión.
La afición por los estereotipos; es más cómodo pensar en los estereotipos
históricos como ciertos. Así no hay que esforzarse en pensar.
¿Está España, la nación más antigua
de Europa, sufriendo el ataque final de sus seculares enemigos?
Ponencia: Luis Carlón
Sin ninguna duda podemos afirmar que España -como nación simbólica en la
defensa y expansión del catolicismo- está sufriendo actualmente un ataque sin
precedentes. Tras dos siglos de descarada infiltración extranjera en los
ámbitos político, cultural y moral, añadidos a la financiación externa en la
creación y propagación de los nacionalismos; ahora parece claro que ha llegado
el momento de dar el golpe definitivo a la nación española. Como bien ha quedado patente en las exposiciones
anteriores, el principal enemigo de nuestra supervivencia nunca fue el
extranjero, pues a lo largo de la Historia el pueblo español siempre fue capaz
de vencer -apoyado en sus convicciones- a cualquier potencia extranjera por
fuerte que esta fuera. Así que el verdadero problema actual son los propios
españoles contemporáneos, que ya sea por odio inyectado, soberbia liberal o
simple dejación modernista, se han entregado a los proyectos auto-destructores
de los partidos políticos apoyados por el sistema. Así, podemos asegurar que
mientras no consigamos que el pueblo español, por medio de la fe, la humildad y
el sentido del honor, sea capaz de darse cuenta de la gravedad de la situación, y así
desapegarse de esas nocivas ideologías; este mismo pueblo continuará siendo el principal
problema para la propia supervivencia de la nación.
Si bien es cierto que aunque hoy en día la mayoría de las naciones que nos rodean han perdido su soberanía -entregada a las grandes multinacionales económicas y
entes políticos internacionalistas-, a cambio de créditos económicos y
amortización de deuda acumulada; no es menos cierto, que España por su
simbolismo histórico y religioso está en el punto de mira de estos mismos entes malignos, que pretenden parar hasta hacerla desaparecer.
Ante esta realidad, queda reafirmarse en la esperanza y mantenerse leales a todo aquello
que nos enseñaron en el pasado nuestros héroes, mártires y gloriosos
gobernantes; y sobre todo al catolicismo tradicional e intrínseco de nuestra
gloriosa nación. Y con ejemplo, enseñanza y valor, hacer ver al pueblo español
la responsabilidad que para con su conciencia y honor, la patria y la fe de
Jesucristo se han de exigir como españoles que son. La verdadera España es y será Conquista y
Reconquista permanente, baluarte de la fe católica; todo lo demás es traición o cobardía,
y por tanto forma parte de la anti-España.
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