Tras más de catorce meses de asedio, el veintitres de noviembre de 1248, festividad de San Clemente. Axataf, el último rey moro de Sevilla entregaba las llaves de la ciudad al rey Fernando III de Castilla y de León. De esta manera Fernando III consumaba un reinado fecundo tanto en conquistas territoriales, como en el afianzamiento estructural de la futura nación española en torno a la Cruz y la Tradición.
Tras la conquista de la ciudad, quiso el Rey Santo ser enterrado en ella, y a pesar de que siendo todavía tierra de frontera no parecía lo más seguro, su heredero Alfonso X el Sabio cumplió con la póstuma petición de su Santo Padre, cuando el treinta de mayo de 1252 el Señor reclamó los servicios de su campeón invicto para más altas glorias. Por ello, hoy en día el cuerpo incorrupto de San Fernando descansa en el Panteón Real de la Catedral Sevillana, junto al de su hijo Alfonso y el de su primera esposa Dª Beatriz de Suabia.
Al poco de la muerte del Santo, y en acto de acción de gracias al Señor, así como recuerdo imperecedero a la obra del Santo Rey, el primer obispo de la Sevilla reconquistada, Don Remundo, instauró la que hoy es la más antigua procesión que se celebra en España. Y es que la procesión de San Clemente se celebra ininterrumpidamente desde el año 1253.
Los actos litúrgicos del día de San Clemente comienzan con la apertura de la urna donde se encuentra el cuerpo de San Fernando, en la Capilla Real de la Catedral Sevillana. Tras este acto de una solemnidad y emoción impropia de nuestros tiempos, se coloca junto al cuerpo del Santo el pendón de Castilla que lo acompañó en todas sus conquistas, así como su muy querida espada Lobera.
Tras una misa oficiada por el deán en la Capilla Real, el rey de España (el último que lo hizo fue Alfonso XIII), o en su defecto el alcalde de Sevilla, y tras prestar juramento a los viejos fueros de Castilla, coge prestada del Santo Rey la espada Lobera en alzada posición de cruz. Junto al Rey, el más joven miembro del consistorio sevillano, tiene el honor de enarbolar la vieja enseña castellana con que se rindió la ciudad. Tras ellos marchan los miembros de la cofradía de San Clemente, así como numerosos fieles (entre los que siempre se encuentra una representación palentina de la A.C.T. Fernando III el santo) en procesión.
Esta se celebra con un recorrido por el interior de la inmensa Catedral Hispalense, hasta llegar al Altar Mayor del templo, donde se celebra una segunda eucaristía dedicada a San Clemente, para posteriormente regresar a la Capilla Real recorriendo de nuevo toda la Catedral.
Tras la devolución de los símbolos de poder a su legítimo dueño, los concejales, cofrades y demás visitantes abandonan con cierta prisa la Catedral. Y no es para menos, pues no deja de ser un esperpento que el Rey que liberó Sevilla de la media luna, sea ahora honrado por un consistorio empeñado en construir mezquitas, además de intentar borrar con engaños y manipulaciones la verdadera tradición en la que se asienta nuestra cultura.
Una vez abandonan las estancias catedralicias los participantes de la celebración, la Capilla Real queda de nuevo en su habitual paz, apenas los responsables de su cuidado (la sevillana Asociación Virgen de los Reyes y San Fernando), junto con algún que otro devoto del Santo, contemplan con emoción el cierra de la urna. Y es que esta ya no se volverá a abrir hasta el treinta de mayo, festividad de San Fernando.
La casi escondida procesión de San Clemente, es una experiencia única, que te traslada a un tiempo en que nuestros antepasados vivían y morían bajo la bandera de la Fe y el Honor. Y por ello sigue siendo uno de esos pilares inquebrantables en los que se apoya firme nuestra Patria y nuestra Fe.
Luis Carlón Sjöwall - A.C.T. Fernando III el Santo
Columna publicada en el periódico "Palencia Siete", el viernes 27 de noviembre de 2009
Bueno es recordar ciertas cosas en los tiempos que corren.
ResponderEliminarLarga vida a la A.C.T Fernando III, el Santo.
L.L.
Muy interesante este artículo sobre esta procesión casi desconocida.
ResponderEliminarUn dato interesante el de Alfonso XIII como último rey de España que participó en la procesión.
ResponderEliminarHermanos de Palencia. Desde Andalucía, un Saludo en Cristo Rey y María Santísima. Os hacemos llegar este manifiesto que surge de las fuerzas íntimas del pueblo andaluz que se resiste a ser esclavo. Pedimos que le déis publicidad:
ResponderEliminarhttp://baratariatradicionalista.blogspot.com/2010/02/manifiesto-28-f-con-f-de-fernando.html
Gracias y que Dios nos bendiga.